Vistas de página en total

martes, 27 de septiembre de 2011

Las manos de Berenice


Eduardo Toro


                                   El día que una humilde mujer tocó a la puerta de la casa de Berenice  pidiendo el favor de un poco de agua fresca para calmar la sed y la fatiga de su hijo de tres años, cambió su vida para siempre.

Vengo desde la vereda de Las Ánimas, mi hijo arde en fiebre y no quiero que  muera. Lo traigo al boticario. Entonces Berenice levantó el paño que le cubría el rostro y tocó su frente con el dorso de la mano para comprobar su calentura. Al instante  el niño abrió los ojos, pronunció el nombre de su madre y se colgó de su cuello.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mirando al sur


Eduardo Toro



               Erase un alejado pueblo de construcciones pequeñas, coloridas y armoniosas,tenía la magia de todos los pueblos  del nordeste antioqueño y una temperatura fresca. Todos los pobladores eran mineros que dedicaban el tiempo al barequeo mientras las mujeres se ocupaban de tejer con agujas.