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viernes, 16 de marzo de 2012

Murmullos en la caravana

J. Iván Pérez R

"No habrá nunca una segunda oportunidad par dar una buena primera impresión".










Lo que   a primera vista me impactó acerca de mis compañeros de viaje,  y sin el mayor esfuerzo de mi parte, fue que el recinto estaba poblado por más hombres mayores que mujeres. Se contradecía así la lógica pregonada por muchos que suelen afirmar como, en  la vida ordinaria, ellas nos superan siete veces en numero a cada uno... ‘Cuestión de apreciación, maestro’, diría el héroe de la milicia.

lunes, 12 de marzo de 2012

Heredarás el viento

José David Tenorio
Por allá en los años 30 los habitantes de un pequeño y tranquilo pueblo del profundo sur de los EE.UU, atados a sus creencias y tradiciones y con absoluto y total apego a los textos bíblicos, son confrontados por un profesor de biología que explica a sus alumnos la teoría de la evolución de Charles Darwin, en contravía del Génesis, violando la expresa norma de educación estatal en Tennessee. Tal circunstancia despierta el rechazo de los notables del pueblo que dirigidos e incitados por el pastor del lugar, hacen encarcelar y enjuiciar al maestro por agnóstico y porque rechazan ser “descendientes de los monos”. 

martes, 6 de marzo de 2012

Reminiscencias



 P.Fresco


¿Qué de dónde vengo…?
Desde de la cañada,
cerca del arroyo, donde cría la guagua,
donde un día mi padre levantó la casa
y junto a mi vieja engendró su raza,
y fueron su orgullo tres hijos del alma.

lunes, 5 de marzo de 2012

¿Quién soy yo?

Hugo León Zapata




“A mis 85 años moriré un martes cualquiera, de una semana cualquiera, de un verano cualquiera”.

Bogotá 31 de diciembre de 2010.
Casa de un cuñado. Causa de la visita: duelo. Estoy soñando, y en el sueño soy presa de la angustia, hay algo que tengo que hacer, pero no puedo. Qué desespero, el pecho me sube y me baja, no me siento, me falta el aire, empiezo a respirar profundo, una y otra vez, pero el aire aun no me llega, como si estuviera entre el agua en un profundo pozo. Pero estoy vivo, puedo respirar.

Mi manera de escribir

                                                                                                                                            Eliseo Cuadrado

Estoy convencido que uno debe escribir como le dé la gana, es decir, como le llega al oído el sonido de las palabras, o de cualquier cosa. Garabatear en el papel después de pasar por el desconocido proceso de dar forma a la nota musical monocorde y síncopa. Puede que del proceso salga una partitura o una frase, que no suenen, a menos que, se utilicen las cuerdas vocales a manera de instrumento. No es letra muerta porque conserva el tono, caracterizado por la frecuencia de vibraciones sonoras, personales y hereditarias.

Por si acaso



Eliseo Cuadrado



No te aparezcas por favor

para evitar que salte por los aires

el tapón de nieve de mi volcán apagado.

No te presentes a cumplir la cita,

con tus corneas chorreando brillo

y tu sonrisa ingenua

como pidiéndome perdón

por enredarme

en tu locura sin esperanzas

pero, por si acaso te atreves,

allí estaré yó como siempre,

con suficiente anticipación,

para decirte,

que a medida que pasa el tiempo

me siento menos capaz de calcular

la duración de la eternidad sin ti.






El perdón

Eliseo Cuadrado

A pesar de la promoción nacional y mundial, casi nadie es capaz de perdonar de forma sincera, total y definitiva. Tendencia que nos ha llegado inalterada desde los tiempos totémicos. Mucho antes que Abraham saliera de Ur de Caldea con unos, y que Moisés regresara desde Egipto con otros. Quien sea capaz de poner la otra mejilla, debe estar actuando en un set de cine con un guión y un director, quien le puede hacer repetir la escena hasta quedar satisfecho. El segundo bofetón es evidente para toda clase de público.

Trilsa


Eliseo Cuadrado




Deje que termine de cagar en paz y se la lleva. Es virgen, le dijo el Marqués al ladrón de perros, quien lo amenazaba con una pistola. Esperaré - repuso - solo me interesan las perlas del collar. Jamás interrumpo los milagros naturales logrados en público. Son falsas. Latros se acercó a Trilsa y las examinó con una lupa. ¡Maldición! pensó. No sé cuál es la diferencia. Es usted un hombre honrado y piadoso, le dijo al Marqués. Latros guardó la pistola. Encendió un cigarrillo, se despidió y empezó a alejarse, cual ladrón decadente. Trilsa sentada en sus cuartos traseros, lo siguió con la mirada y comenzó a mover la cola sin darle importancia a su papel protagónico. No tenía por qué saber que las perlas verdaderas estaban intercaladas con las falsas.



Los temores del capitán



Eliseo Cuadrado del Rio

                                                              
No creo que me hayan abandonado en medio de tan tenebrosa tempestad.

No creo que se hayan escabullido en los botes salvavidas.

Que no fueran capaces de percibir que el barco se estaba hundiendo.

Que ya no soportaba los embates del mar,

como cuando lo bautizamos con champagne en el dique seco.

Todos sabíamos que el viaje es obra del destino

y que estábamos dispuestos a morir juntos.

Al amanecer hicimos simulacros y promesas suicidas,

En vez de a rezar el padrenuestro.

Todos los tripulantes habíamos nacido en el mismo barrio

y éramos cómplices de aventuras y hermanos de sangre.

Y sin saberlo empezamos a navegar en el mismo barco.

Y yo pensaba con profundo orgullo que valía la pena ser su capitán.

No supimos jamás cuando zarpamos

Pero si, que todo fue bien por mucho tiempo.

Pero un amanecer empecé a percibir cambios en la tripulación,

captaba su indiferencia desde el puente

Y me ignoraban como a un fantasma de lobo de mar.

Siempre los busqué, sin dejarles entrever que su compañía era mí más grande tesoro.

Y aunque estoy en altamar aferrado a esta tabla

no creo que me hayan abandonado. Todavía.

Antes de llegar a creerlo, los perdono.

Litigio



                                                                  Eliseo Cuadrado

Desde el principio,

me quise cambiar el nombre,

pero tanto me llamaron por él

que al fin me acostumbré a llevarlo.

Más tarde,

quise cambiarme el apellido

pero mi padre se opuso

con la resistencia pasiva

de los mártires anónimos.

Con el tiempo,

y después de recorrer con la esperanza perdida

muchas dependencias oficiales,

un notario me tranquilizó

al convencerme de que era el portador

sano y afortunado de un magnífico seudónimo.







Lo que hacía falta


Eliseo Cuadrado

Abrió el bolso e inmediatamente se iluminó dejando ver todo su contenido. Además de sus objetos personales, en el fondo encontró el ocho de trébol que había descompletado el juego de naipes. El par de llaves de su maleta imitación Vuiton, el labial de grasa para el invierno, el corta uñas convexo para los pies, la cédula de ciudadanía original, la perla de estanque que le faltaba a uno de sus aretes y algunas monedas para los gamines que hacen malabares mientras cambia el semáforo.

El vendedor de silencio


Eliseo Cuadrado

Se ganaba la vida con el invento de  cosas que  mismo comercializaba. Por ejemplo en ese momento perfeccionaba una máquina que según sus cálculos le daría mucho dinero, al utilizar como materia prima los recién llegados discos de vinilo, conocidos también como “pastas” de cuarenta y cinco revoluciones por minuto.

Por si acaso



Eliseo Cuadrado



No te aparezcas por favor

para evitar que salte por los aires

el tapón de nieve de mi volcán apagado.

No te presentes a cumplir la cita,

con tus cornetas chorreando brillo

y tu sonrisa ingenua

como pidiéndome perdón

por enredarme

en tu locura sin esperanzas

pero, por si acaso te atreves,

allí estaré yo como siempre,

con suficiente anticipación,

para decirte, que a medida que pasa el tiempo

me siento menos capaz de calcular

la duración de la eternidad sin ti.

Las voces que no se escuchan



Eliseo Cuadrado



Hay quienes aseguran

Que los pájaros

Intercalan obscenidades con sus trinos.

Que los perros protestan con pánico

el final humillante de sus cópulas.

Que los gatos se vuelven barítonos de noche

Que los elefantes denostan de sus colmillos

Que los rugidos de los leones son procaces

Que los árboles increpan a las piedras

Que los ríos piden auxilio antes de una catarata

Que las estrellas maldicen al sol

Al momento de borrarlas de la noche.

Cuando dispongamos de una grabación

Se venderá muy bien en los semáforos.

La conquista de la felicidad



Carlos Alberto Suárez
                                      Etica para L.A.
Me preguntaste hace algunos dias: ¿Qué es la Felicidad? Es una pregunta aparentemente fácil de responder, pero la respuesta tiene tanto de largo como de ancho. Sobre el tema han escrito ensayistas famosos, psicólogos, filósofos y hasta charlatanes de la talla de Walter Mercado. Cada uno tiene su respuesta que es respetable, pero toda opinión respetable también puede ser cuestionable o controvertible. Voy a tratar de darte mi opinión, producto de mis observaciones, múltiples lecturas y reflexiones al respecto. Me gustaría que la discutiéramos personalmente, porque para mí tu concepto es muy valioso, así estemos de acuerdo o no. Las siguientes son mis ideas, las escribo en desorden y sin método.  

Esta noche hay concierto

Eliseo Cuadrado
La mayor parte de los aficionados que asisten a un concierto de música clásica, ignoran la existencia de los ensayos previos a la gran noche del estreno. Son muchos meses de trabajo para aparecer en el escenario dos o tres horas solamente. En raras ocasiones, cuatro. La dificultad cosiste en que se necesita un permiso especial, casi siempre expedido por la Administración de la Orquesta o del mismo director, para tener acceso a ellos. En ciertas ocasiones es posible conseguir un carnet para toda la temporada. Otra causa es la desinformación acerca de cuándo y dónde los realizan, para evitar que el público interfiera. Una orquesta filarmónica, constituida por voluntarios, o sinfónica, por profesionales, ensaya en secreto. Es un acto que jamás se promociona.

domingo, 4 de marzo de 2012

Dos perros por el precio de uno


Luis Eduardo Ramírez
                                                                                                    
 Cuando Josefina entró a la oficina de Margarita, la escuchó decir: “así que el cianuro acabará con mis perros” y se horrorizó cuando asoció estas palabras con las fotografías familiares que Margarita tenía en su escritorio. Por eso lo único que atinó a decir fue: No lo haga Margarita, si hay alguien culpable soy yo, pero no haga nada contra Jaime, es su marido y el padre de sus hijos. Yo le puedo contar lo que usted quiera saber y estoy dispuesta a llegar hasta donde sea necesario, pero no lo haga. Y en seguida, ante la mirada inquisidora de Margarita, le confesó su relación con Jaime.