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martes, 26 de junio de 2018

Frida en mí





Frida Kahlo me confronta.
La miro y me miro.
Su infancia diluida en sueños,
la mía, cierta de amor materno.
Su dolor, intenso dolor,
mi alegría, exenta de angustia.
Su fortaleza como escudo,
mi debilidad placentera.
Sus retos históricos, protagonista,
mi anonimato me salvaguarda.
Ella, la diosa mexicana,
Yo, la súbdita de la vida.
Ella, se escuda tras la máscara,
yo me escudo tras la mía.
Ambas con miedos ancestrales
nos volvemos hermanas.
Ella, la amante apasionada,
yo, la amante que no arriesga.
Ella, la que pinta su dolor al mundo,
yo, la que pinto mi vida en solitario.
Ella es memoria.
Yo soy olvido.

Atalanta del Mar



La necesidad de idolatrar


“La poesía es mi religión”
 Alejandro Gaviria, Ministro de Salud actual


                                                    Luz María Gómez

       La reciente visita que realizó el papa Francisco a nuestro país, movilizó en mí un tema que siempre me ha acompañado: la necesidad de creer en un ser superior. Fueron conmovedoras las imágenes de las multitudes que siguieron al papa. Buscaron su cercanía para  tocarlo y a la vez para ser tocados y bendecidos por él; buscaron su cercanía para sentir así una luz de esperanza que cambie sus vidas y la del país. El papa, ser especial, que representa a Dios en la tierra, paralizó al país por cinco días.  Admito que es especial por la capacidad de llegar a todos los estratos, creyentes y no creyentes y ante todo por la valentía con que ha venido rompiendo esquemas de poder dentro de la Iglesia; aunque similar conmoción hubiera generado   un papa tradicional.

miércoles, 20 de junio de 2018

Fisuras en el cielo





                                 Jorge Enrique Villegas 

 –Sírvame una cerveza de barril.
El camarero lo observó y descubrió que llevaba la ceja izquierda partida y con agua sangre.
–Perdone ¿qué le pasó?
–Nada.
–La ceja…
–Anoche quisieron atracarme...
Dio tres tragos, saboreó la espuma y se quedó mirando las burbujas.

martes, 5 de junio de 2018

Dime tu poesía


  Luz María Gómez Ospina 
Dime tú poesía
¿Cómo logras ser tan bella
tan profunda y distante?

Dime
¿Cómo atrapas lectores
a pesar de tu misterio?

Desde su majestuoso trono
 respondió la poesía:
Persigo incansable las palabras
Las atrapo, las acaricio
 Les renuevo sus ropajes
y así hermosas lucen flores y encajes

 Vestidas bellamente danzan con sus acordes
Se acercan o alejan con altivez unas de otras
  y ya organizadas emiten al unísono
su grandiosa melodía

Pero tú, poesía ¡eres más que música!
Sí, voy más allá de la música
Giro en torno a las palabras
 Las empodero e imágenes fulgentes brotan
 Fundo con la realidad una compleja relación
 ¡Múltiples significaciones surgen!

 Acérquense a mí y a mis hijas los poemas
sin prevención
Dialoguen, pregunten
Sepan que nuestros pensamientos
 son profundos y filosóficos

 Algunos al intentar conocernos se desaniman
Otros nos lanzan a míseros espacios
donde el abandono nos carcome

 Descubran, descifren nuestro universo

Encuentren los diversos ropajes de mis palabras
 Su música
 las imágenes que subyacen
Vibren con nuestro sentimiento
Sabrán que el sentir expresado, no es solo mío
Es universal
                                     y ahí está ¡Mi más grandioso secreto!                                                                                   
                                         
                         

La soledad de Emily Dickinson


  Esta reseña es para ser leída en voz baja porque el temor
 inicial de escribir después de tanto tiempo de no tener una
hoja en blanco ente mí y expresar mi pensamiento me llena
 de angustia y crece luego de escuchar verdaderas obras
poéticas en prosa, unos escritos que dicen mucho de las
capacidades, de quienes lo presentaron.
                                               Carmen Rosa Ortiz

Emily Dickinson, poeta estadounidense, nace en Amherst, Masachussetts el 10 de diciembre de 1.830 y muere el 15 de mayo de 1.886. Está colocada en el panteón que comparte con los grandes poetas de su país Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman.
   En algunos aspectos, se puede decir, que era una mujer con una mentalidad avanzada para la época. Nacida en un mundo rural, de familia y época dominada por los ideales protestantes, tuvo la posibilidad de estudiar y compartir con jóvenes de su edad a quienes  atraía con sus relatos y maneras de contar.

No le cuentes que eres mi amante



                                               Atalanta del Mar



No le cuentes que eres mi amante, no le cuentes. No seas tú quien rompa su mundo de ensueño. Ella me recuerda que contigo también lo disfruté al conocerte.
A ese mundo vuelvo cuando estoy con ella. Bailo, río, canto. ¡Qué ligero y espontáneo me siento! Corremos por la playa, competimos con el viento, atrapamos olas y extenuados reposamos descifrando el lenguaje de las nubes. Ella juega con cangrejos y la contemplo. Así juega conmigo pero no lo sabe. Aún no es consciente de su poder. La dejo hacer, la dejo ser.