viernes, 16 de septiembre de 2022

Con pretensiones de árbol

 


Eduardo Toro 

 

Alguna vez quise ser barco

un barco enorme

un barco con las luces encendidas

anclado a mis sueños de madera

que navegase sin norte hasta alcanzar la playa 

o zozobrase perdido en los límites del tiempo.

 

También un día quise ser ave

un aguerrido pájaro de infatigable aliento

que alcanzara dimensión de estrella

y desde el cielo en vuelo sostenido

poder observar entre las nubes

la inocultable pequeñez del mundo.

 

Alguna vez tuve pretensión de abuelo

de abuelo viejo medio sordo y ciego

con un racimo de nietos colgados a su cuello  

de los que se pasan las tardes y las noches

buscando olvidos en el carriel de cuero

e inventan cuentos de su propia vida

-

Un abuelo con presente de mulas y caminos

 alpargatas muleras y yesquero

con pasado de fondas y gritos de arriería

con descansos de luna sobre enjalmas

y faenas de sol por los caminos

con heridas sangrantes de herraduras.

 

Un día me vestí de árbol y pude gritar

¡Soy un árbol enorme y milenario!

escucho entre mis ramas temblorosas

el canto de pájaros y me lleno de arrullos

estoy cubierto de líquenes y musgos

y  guardo arcilla para mullir los nidos

 

En mi vetusto tronco

 se está arrugando el tiempo

por mis hojas resbalan cristalinas

y lentas las horas de la tarde

Como gotas de olvido.

 

Que barco y pájaro

se refugien al calor de mi follaje

y el abuelo se quede eternamente

sujetando a mi tronco su estatura.

Soy un árbol

soy un árbol enorme

soy un roble

a punto de caer.

  

.

 

 

 

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