José Antonio Cortés
Qué dios detrás de Dios impulsa la tramoya…
JL Borges
El destello de un relámpago
iluminó toda la casa. Las gotas de una lluvia obstinada se deslizaban por los
cristales mientras el viento batía las ventanas. Margot regresaba del patio
posterior.
─Qué noche tan fría ─se dijo mientras se
quitaba la ropa húmeda, los guantes de jardinería y las botas embarradas.
Después de limpiar todo cuidadosamente,
fue hasta su habitación, sentía los pies helados, tomó una toalla y se los
frotó varias veces, luego se puso la pijama. Cuando pasó frente al tocador se
miró un instante en el espejo y se tocó un moretón en el pómulo izquierdo.
Aunque estaba agotada en sus ojos había un brillo de satisfacción.