Tras seis horas de vuelo llegué a Santiago en LAN
Chile hacia las ocho de la mañana. Tuve un recibimiento cordial amparado en mi
pasaporte diplomático como asesor de las Naciones Unidas. Había ido para quedarme
tres años y apenas unos meses después del golpe militar que había llevado al
poder a Augusto Pinochet. Al salir me esperaba Enrique Carrasco, Coordinador de
investigaciones del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE).
«Bienvenido a Santiago de Chile».
Nos abrazamos y
me ayudó con las maletas que estaban pesadas. Subimos a su automóvil y nos
fuimos conversando mientras viajábamos en dirección al centro de la ciudad. Me
dio algunas indicaciones del alojamiento inicial en el Hotel Sheraton, cerca de
la Plaza de Armas.
«El toque
de queda va de las seis de la tarde a las seis de la mañana, es bueno que
siempre lo recuerde. Puede cambiar de un momento a otro, aunque se comunica por
radio y televisión», dijo con un énfasis rayano en la preocupación.
«Mañana paso antes de las ocho para ir a su presentación».