Jesús Rico Velasco
La filosofía del café
es un tratado lleno de humanidad que condensa siglos de vivencias de muchos intelectuales que tomaron café para adornar su existencia. Comenta Nicolás Artusi, reconocido periodista
argentino por sus libros sobre la historia del café, que el café fue la primera
bebida social que un hombre podía beber sin emborracharse en libertad, sin
producir variaciones significativas en su comportamiento más allá de poder
pensar, hablar, escribir, y conectarse con su mente sin molestar a nadie.
La cafeína componente
esencial del café es un estimulante alcaloide que excita el cerebro y puede ser
adictiva; no te hace más creativo, ni puede escribir por su propia cuenta, pero
te ayuda a pensar. No sé si será verdad,
pero cuentan que Honore Balzac tomaba cincuenta tazas de café por día como estímulo
para su producción literaria, Voltaire 80 tazas por día, y Goethe 60. Es
posible que sean exageraciones, pero por debajo hay un mensaje para enredar el
café a la producción intelectual de pensadores como Marx quien también gustaba
el café, y bebedores compulsivos como Hegel, Lincoln, Rousseau. La mayoría de
intelectuales occidentales tomaron café como facilitador para la producción literaria y filosófica.