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miércoles, 12 de noviembre de 2025

María Cristina Salazar Camacho: personaje notable

 


                                                                  Jesús Rico Velasco

     María Cristina Salazar Camacho  nació en Bogotá el 3 de septiembre de 1931 y murió el 10 de julio de 2006. Creció en el seno de una familia prestigiosa formada por Fernando Salazar Grillo y Luisa Camacho y Reyes, una genealogía marcada por sus abuelos Salvador Camacho Roldan y Félix Salazar Jaramillo, distinguidos miembros de la sociedad bogotana. Estudió en el Gimnasio Femenino  en Bogotá y se licenció  en Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana. Cursó los estudios de posgrado, maestría y doctorado en la Universidad Católica de Washington (1952-1957).

 Conocí a la Doctora María Cristina un día cualquiera del mes de febrero de 1962 cuando ingresé como alumno en el recién fundado departamento de Sociología en la Universidad Nacional de Colombia. Tengo un retrato mental de ella en el antejardín del edificio de Sociología  que quedaba al lado de la cafetería central, la veo venir por el andén de la calle  a la altura de la calle 26 donde la dejaba su chofer. Una mujer de estatura mediana, piel blanca rosada por el clima sabanero con un suéter azul turquí, una blusa azul celeste, falda negra ajustada al cuerpo, por debajo de la rodilla, y zapatos  de tacón bajo. Unos pequeños aretes de perlas y cadena delgada  de oro al cuello  complementaban su toque de elegancia distinguible.

 El Padre Camilo Torres era muy cercano a María Cristina, no tanto por la sociología, sino por las relaciones de clases sociales en Bogotá  y profesionales, cuando regresa al país después de terminar sus estudios de maestría y doctorado en la universidad católica de Washington. Fueron Camilo y Orlando Fals quienes alimentaron la mente y el corazón de María Cristina para que se saliera de la Javeriana y se vinculara con el departamento de sociología de la Nacional.

 Así lo dice, Orlando Fals Borda:    

 “La Universidad Javeriana abre la Facultad de Sociología con María Cristina, pero cuando se dieron cuenta de que era amiga de nosotros, los de la Nacional, la destituyeron, la expulsaron y cerraron ahí mismo la Facultad (La facultad de sociología se adicionó a la facultad de Ciencias Sociales y Económicas). Fue algo muy triste, muy abusivo de parte del rector de la Javeriana. Ella había iniciado allí la enseñanza de la sociología moderna, en la misma vertiente que nosotros dos años antes. Ella llegó al momento de decidir cómo mejorar la docencia y la investigación en su Departamento de Sociología en la Javeriana. Como era amiga de Camilo Torres, hizo un Comité de Consulta con él, Andrew Pearse (profesor de la UNESCO) y yo. Cuando los jesuitas supieron de las reuniones que estaba teniendo María Cristina con ese grupo “subversivo”, la despidieron.”

 Siempre me llamó “Chucho” en un  tono de amistad.   Me dirigía hacia ella con gran admiración  en la clase y durante las conversaciones afuera en los corredores del nuevo edificio de la Facultad donado paradójicamente por la Fundación Ford.  Conversábamos   sobre   el papel de la sociología  en el desarrollo sociocultural del país como   disciplina  aplicada en las culturas urbanas y rurales del país. Fue nuestra profesora en el tercer  y cuarto año de la carrera, su discurso se nutría básicamente del análisis de la estructura funcional. Los diálogos alcanzaron niveles de abstracción elevados  ligados a comparaciones  paralelas   tratados en otras asignaturas  con el  Dr. Darío Mesa  centradas en la dimensión  comparativa de los discursos de Max Weber y Karl Marx. Pienso que el discurso inicial de María Cristina en la época estaba concentrado en el diálogo  estructural-funcional orientado por los sociólogos americanos para el diseño  de la investigación como lo había mostrado Orlando Fals en su trabajo en Saucio “Campesinos de los Andes” basado en el análisis sociocultural.

 Los parámetros analíticos del acercamiento estructural funcional  de la época para el desarrollo teórico  que discutíamos se resumían   de la siguiente  manera: el individuo es el sujeto particular  cuyas características  de la personalidad  se entremezclan con los variables culturales y  produce cambios  determinantes en la estructura  social.

·         Las relaciones sociales se dan a partir de la interacción de la persona “a” con  persona “b” en su entorno físico y biológico. Con un significado, un signo o símbolo para los demás  y para el sujeto de la acción.

·         Un componente morfológico que representa un conjunto de variables relativas a la disposición espacio temporal de las personas y el tamaño físico de los grupos.

·      El acercamiento  sistémico  de interacción  entre las partes que componen la estructura  social. El sistema social es el  resultado de las interacciones  entre las partes con sus roles y estatus  que los identifican.

·         Un componente cultural integrado por complejas variables  que definen normas, valores y creencias que las personas aprenden, comparten y trasmiten.

 Este marco teórico fue útil en la definición de  parámetros para orientar los procesos de investigación centrados en los componentes que  determinan una estructura social: la familia, la educación, la ocupación, la política, la religión, recreación, instituciones  militares, la salud, instituciones financieras, sindicatos, y otras maneras de vivir y comportarse.

 El pequeño mundo sociológico estaba adornado por la presencia de Virginia Gutiérrez de Pineda antropóloga, quien nos daba clases sobre el análisis de la familia en Colombia con la participación  de su esposo Roberto Pineda. De Ernesto Guhl enseñaba la mirada de  la geografía humana y su repartición sobre el terrario colombiano; Eduardo Umaña Luna  nos daba un paseo sobre la importancia de las instituciones  jurídicas en la vida de los pueblos y su comparación en las culturas; Milcíades Chaves antropólogo  las culturas autóctonas, las afrodescendientes y su distribución en Colombia; Darío Mesa enseñaba sobre el capitalismo y el socialismo como filosofías; el padre Camilo torres  nos dio clases de metodología y diseños de investigación, y algunas conferencias y lecturas de Orlando Fals que publicaba con el nombre de “separatas”. Inolvidables, las clases pausadas y tranquilas  sobre la historia en Colombia   con el Dr. Jesús María Mejía la conocía toda   y la interpretaba a su manera, la enredaba en las profundidades de sus conocimientos y nutría con las charlas en clase y en los corredores  con la filosofía de Tomas Ducay recordado español colombianizado.  Circularon profesores de demografía, estadística, escritura para los trabajos científicos, y otros como el  elegante y bien vestido Nicolas Suescun, enseñaba inglés, un poco de literatura, quien años después público un Epílogo para Cien años de soledad en el Círculo de lectores en 1983.  

 Durante cuatro años participamos  en una formación sólida en una profesión que nadie conocía, ni sabíamos para que servía. La sociología en la universidad Nacional  creció con serio compromiso científico, se fue descolonizando de los paradigmas  europeos y americanos  para dar como resultado una sociología a la colombiana orientada al cambio social y político como lo mostró Fals Borda  en los saberes populares  de la I.A.P: Investigación, Acción, Participación.

 Viajé a Madison (Wisconsin) en febrero de 1968 para estudiar sociología rural con un tiquete de avión proporcionando por Icetex y una beca para estudio en el exterior  otorgada  por la Universidad Nacional.   Conté con el apoyo de  Orlando Fals y la ayuda momentánea   del profesor William Flynn y   Eugene Havens profesores visitantes en Colombia que sustentaron mi ingreso al Departamento de Sociología rural  dirigido  por el profesor Wilkening nombrado como mi tutor durante el posgrado.

 Después de un largo viaje  un representante de la Universidad de Wisconsin me  llevó directamente al campus universitario al apartamento de Humberto Rojas, quien estaba haciendo  un doctorado  acompañado de su mujer Rosita y Mauricio, su hijo recién nacido. Al entrar al apartamento   tuve la grata sorpresa de encontrarme con   Rodrigo Parra Sandoval, Álvaro Camacho y Nora su mujer, todos estudiantes de doctorado  en Sociología.  En medio de la reunión, me llevaron a la cocina y allí estaban Orlando y María Cristina cocinando  un almuerzo para todos. Nunca pensé que María Cristina y Orlando llegarían a formar una linda pareja. Durante los cuatro años de carrera no   observé   comportamientos que los delatara. Pero como siempre las cosas que van ocurrir no las detiene  nadie.  Como los conocía a ambos sin atreverme a preguntar llegué a la conclusión que se habían unido de alguna manera  por lo católico  o posiblemente por el lado de la iglesia presbiteriana en donde Orlando era un representante reconocido.

 Un sentimiento agradable me invadía  al ver los dos enamorados compartiendo con un grupo de colombianos sociólogos.  Una tarde conversada  alrededor de  deliciosa comida, buenos vinos y amigos que nos dejó a todos llenos  de recuerdos  sin preguntas ni respuestas del amor de  pareja de María Cristina  y  Orlando.

 Durante el tiempo que llevo viviendo sobre la tierra he encontrado personas que por sus características y  relaciones conmigo  influenciaron con significancia   mi desarrollo como ser humano y que las he denominado: personas notables. Es el caso de Orlando Fals y María Cristina  seres valiosos que me  señalaron caminos, me ayudaron a crecer para  ser una mejor persona, amigos de verdad en las buenas y en las malas.

 Con María cristina conversábamos  sobre la importancia de la “Acción comunal” y la operacionalización de la ley de 1960 que había trabajado como educador sanitario en la secretaria   de salud en el Valle del Cauca. Ayudé a organizar en varios municipios las juntas de acción comunal para la implantación de programas de acueductos rurales y alcantarillados.

 En el último semestre  solamente quedábamos unos 13 estudiantes  de los 45 estudiantes que iniciaron.

  No faltan las dificultades en la vida   en especial cuando transitas en profesiones con discursos sociales y políticos considerados “subversivos” para la época como la sociología. En enero de 1979  Orlando Fals y María Cristina fueron detenidos por miembros de la Brigada de Institutos Militares  debido al   hallazgo de algunas armas que el M-19 robó del Cantón Norte y ocultaron en una casa en el barrio Miranda  escriturada a nombre de María Cristina Salazar. Al parecer un amigo de ella   la utilizó para el depósito de  las armas. Ella dio testimonio de que su esposo Orlado Fals no sabía nada y fue dejado en libertad  el 10 de febrero de 1979. La detención de María Cristina se extendió por 14 meses. En   la cárcel realizó círculos de estudio, mesas redondas, conferencias para  aplicar el proceso de investigación, acción y participación sobre los problemas del país.

 Es importante señalar y resaltar el papel de María Cristina en el desarrollo del marco teórico y aplicación de la Investigación, Acción, Participación (IAP). El paradigma se centra en el saber colectivo y el poder popular que parte  de la dimensión de la “interacción social” pilar epistémico para la construcción del pensamiento sociológico.  Se agrega la idea de la importancia de la teoría sobre la acción social desarrollada como complemento. Las personas tienen en cuenta el comportamiento de los demás y la presencia y existencia de los mismos. La interacción tiene un significado un signo o símbolo para los demás y para el sujeto de la acción, y  la conducta de ambos  condicionada  por la percepción y comprensión mutua del significado de la acción. La IAP es la investigación aplicada que busca la trasformación  y el cambio social y de su entorno. Un resumen de su marco teórico sería:

 ·         La IAP  está basada en el conocimiento construido a partir de las relaciones populares en la búsqueda del bienestar colectivo.

·         Participación democrática y el derecho al control de sus propias vivencias con base en la igualdad y la libertad social.

·         Búsqueda de un cambio que mejore las condiciones  de vida de la comunidad involucrada.

 María Cristina como socióloga y como activista trabajó en el terreno, en los barrios y en las comunidades rurales promoviendo con amor la idea de la IAP cuyos elementos teóricos fueron difundidos ampliamente en Colombia y en otras partes de América Latina por Orlando Fals. Ella con su participación mostraba cómo se materializaba en investigaciones y proyectos los elementos de la IAP. Fue una socióloga científica estructurada y sólida, demócrata, respetuosa de los principios religiosos, promotora de los derechos humanos, y convencida de la necesidad de trabajar para trasformar la vida del pueblo campesino, de la población en los barrios populares, en las ciudades, de las mujeres maltratadas y abusadas  sexualmente, de los niños y las niñas utilizados en el mercado laboral que ella denominó “los esclavos invisibles”. Detalles que   quedaron escritos para la posteridad  en un documento sólido sobre la “explotación de la niñez en Colombia”. “El caso del padre Camilo Torres” publicado por la editorial Ediciones Tercer Mundo en 1965, muestra el proceso y transformación política de Camilo. “La expansión del capitalismo en el campo: sus consecuencias en la zona cafetera, en Colombia y el departamento del Tolima”. Bogotá, Officel, 1973.    

 Asesora de organismos internacionales como la OIT, la Unesco y relatora de Amnistía Internacional. En el repositorio de la Universidad Nacional estará presente para los lectores colombianos el gran talento de  su obra catalogada en sus manuscritos, trabajos y conferencias sustentados en  congresos, conferencias, y publicaciones en sociología, trabajo social, religión y sociedad, trabajo infantil, políticas públicas y derechos humanos.

 Sus despojos mortales  en julio de 2006 fueron colocados en la capilla de la Universidad Nacional debajo en el suelo del campanario de la iglesia que dirigió su gran amigo el padre Camilo Torres, y posteriormente las cenizas de Orlando Fals Borda en agosto de 2008  fueron colocadas a su lado. “Son los dos únicos profesores cuyos restos están enterrados en el campus de la Universidad Nacional, sede Bogotá”. El día de su entierro el compañero Alfredo Molano Bravo de la tercera promoción de 1964 en la Nacional pronunció unas sentidas palabras entre las cuales  se pueden resaltar  algunas ideas que se nutren del pensamiento de nuestra profesora:

 “María Cristina nos enseñó a distanciarnos del dogmatismo y nos mostró otro ángulo de la crítica social… huir de los esquemas y de fundamentar socialmente sus principios éticos… María Cristina no abandonó un instante su compromiso con la gente excluida, empobrecida, perseguida… Su solidaridad con la izquierda la llevó a la cárcel… Denunció los atropellos que los gobiernos de turno permitían  – y permiten – en el país contra la niñez… Se va de nosotros  una época, y un ser “con quien tanto quería” como dice el epígrafe de la Elegía de Miguel Hernández a Manuel Sijé.”

 (En Orihuela, su pueblo y el mío se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería)

YO QUIERO ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano,

Alimentando lluvias, caracolas y órganos, mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolasdaré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos Y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(10 de enero de 1936)

 



 

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