José Antonio Cortés
Un terremoto de magnitud incierta destruyó el pueblo casi por
completo el 31 de Enero de 1906. La mayoría de las casas quedaron averiadas. El
mar castigó con un tsunami la eterna soberbia del hombre y la necedad de las
casas paradas en horcones sobre la tierra exclusiva de las mareas. Las olas
gigantescas “devolvieron” el río y el agua lo inundó todo; muchos se ahogaron
junto con sus animales. Cuando la tierra y las aguas se aplacaron y nadie lo
esperaba, ocurrió el milagro. De entre las ruinas de la Iglesia salió el Bendito ─aporreado y embarrado─ llevando
en sus brazos la imagen estropeada de
la Virgen patrona del pueblo. Nadie pudo
explicarse cómo el Bendito ─que para entonces ya empezaba a tener fama
de milagroso─ había salido ileso.