Iván Pérez
De ‘la Vida’ se han dicho y escrito muchas cosas. Se le han buscado
multitud de definiciones y multiplicidad de sentidos. Van ellos desde los más
profundos y filosóficos, hasta las más metafóricos y superficiales. Intentaré,
al menos, si no definiciones apodícticas, tres ópticas acerca de lo que el sentido de la vida es para mí.
Óptica Filosófica: Ser, Misión y Visión.
*Somos ‘Seres en proyecto’. Somos ‘Seres en relación’, que hemos recibido
la vida como un don y debemos hacerlo fructificar con otros, y desde nuestro
‘metro cuadrado’, que es lo que nos es dado dentro de este universo que nos
tocó para llegar a ser.
*Y somos seres con una Misión. De su cabal cumplimiento pende el éxito de
ese sentido de la vida.
*Y debemos darle una Visión a esa vida para que tenga sentido. De esa
visión va a depender la autenticidad del esfuerzo por darle el sentido que
merece.
Así resolvemos los tres interrogantes que legitiman el sentido que cualquier ciencia pretenda darle a la vida:
‘el qué, el por qué y el para qué’. Al fin y al cabo, saber vivir y -sobre
todo- saber darle un sentido al vivir, es toda una ciencia.
Óptica Teológica: Hijos de…Templos de… y Testigos de…
* Según la Teología, somos seres de Luz y de sombras. Hijos de Dios y
hechos a su imagen y semejanza.
*Somos ‘Templos vivos del
Espíritu’ que Él nos donó gratuitamente.
*Y somos Testigos de su Ser, su bondad y de la misericordia que gratuitamente nos dispensa.
Somos seres buenos por naturaleza. Hechos para hacer bien las cosas y
hacer ‘el bien’ sin discriminaciones mezquinas. Dueños de ese regalo que es el universo y que nos es dado para que
lo perfeccionemos, siendo creativos e innovadores desde ese ‘metro cuadrado’
que nos fue asignado, y no por azar.
Óptica Literaria: El contexto, lo humano, lo figurado.
En el contexto, y sobre todo en el horizonte del contexto que da sentido
a la vida de cada ser humano, se hace necesario aprehender a leer la realidad
en su doble sentido o doble dimensión de ‘Lectura Literal’ y de ‘Lectura
Sintomal’.
Lectura Literal, porque es la que devela hechos, datos y acontecimientos,
sin otra razón que la de enumerarlos como parte de las realidades que vivimos.
Lectura Sintomal, porque con ella vamos más allá de la acumulación de esos
hechos y sus estadísticas, para desentrañar sus causas y sentido, el sentido
más profundo que puedan tener y las causas que originan esos hechos.
Lo humano, (‘humus, tierra’), es asumido por esta óptica literaria como
una metáfora. La metáfora que en el idioma sánscrito la describe y que recoge el libro del Génesis como el divertimento de
un Dios al alfarero que juega con el barro que Él mismo creó cuando imperó: “Júntense en un lugar las
aguas de debajo de los cielos y aparezca lo seco… y a lo seco llamó Dios
tierra” (Gen.1, 10). Y dió vida al
hombre, a lo humano, para que diera sentido a toda vida que se le encomendaba..
Y en lo figurado, cabría
interrogarse sobre los títulos que como señores que hemos creído ser del
universo, nos hemos abrogado los
humanos: amos, dueños y dominadores.
¿Tres ópticas para desentrañar el ‘Sentido de la Vida’ que nos ha sido
dada? ¿O simples digresiones filosóficas, teológicas o literarias en torno a lo
que podría ser una aproximación al sentido del don de la vida?
Bien es sabido que no es
inteligente ni cortés responder con esta clase de preguntas al interrogante
acerca de lo que podría ser ‘el sentido de la vida’, en este caso el sentido de
ella para mí. Pero no he encontrado una mejor manera para hacerlo.
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