Eduardo Toro
Agonizaba el otoño y ya el invierno se insinuaba con ventiscas de nieve y frio. Las hojas de arce, doradas y
rojizas, que tapizaban los campos del internado
judío, eran recogidas por los alumnos Jorge y José, los más allegados de ultimo
grado a los profesores Isaac y Salomón. Isaac interrumpió la faena y llamó la
atención de los jóvenes: “He dispuesto que esta noche partamos de excursión a
Varsovia. Pasen la voz a sus compañeros de aula.” Fijó la hora de partida y
recomendó puntualidad.