Fernando Bermúdez
Hacía diez años no se reunían. Otoniel y su esposa habían
sido acogidos en Estados Unidos en calidad de refugiados. Su hermana menor
Carolina, hoy estudiante de medicina, había quedado en el país con su madre Luz
Elena. Fue un maravilloso y sorpresivo reencuentro en el cumpleaños setenta y
seis de su progenitora, y a un mes del matrimonio de Carolina. Atendieron
invitaciones de familiares, amigos, y de la futura familia de Carolina, quien
se casaba con su condiscípulo, hijo de un prestigioso galeno de la ciudad
conocido como “el Doctor Muerte”, denominación que perturbó un poco a Otoniel.