Nancy F Dominguez
No cabe duda del amor entre ellos. Ana
acaba de bañarlo y lo está peinando, le coloca un pañuelito azul en el
cuello, lo acuesta en sus brazos, lo arrulla y le dice: mi bebé.
Él le lame la cara.
Él le lame la cara.
Hace casi dos años lo
encontró tirado en uno de los corredores, su cara estaba ensangrentada, le
pareció que agonizaba. Lo arropó hasta que cogió calor y, mientras tanto, le pidió que no se muriera, ella se iba a encargar de él.