Jesús Rico
CaravaggioMiguel Ángel
En su libro “Historia del Arte”, E.H. Gombrich explica la
relación entre el arte y los
artistas. El arte surge de la relación íntima
entre el artista y el objeto de estudio, como resultado de su imaginación para plasmar la realidad por deseo propio o acuerdo contractual,
en un cuadro, una escultura, una artesanía, con el propósito de la satisfacción personal o el gusto de otras personas. Intervienen en
el acto varios factores: la
formación artística, la capacidad de uso de
recursos y el estilo, la visualización y composición de la obra y, por supuesto, los consumidores que al final son determinantes para definir la relación entre el arte y el artista.
Con una
distancia en el tiempo de cinco décadas dos genios del arte tomaron como objeto
de obra una misma inspiración religiosa: la crucifixión de San Pedro. Miguel Ángel la representó en un
fresco inmenso ejecutado entre
1546 y 1550 en la pared de la capilla Paulina del Palacio Apostólico de la
ciudad del Vaticano. Mide 6,25 metros de alto
y 6,62 metros de ancho. Cincuenta años después Caravaggio realizaría al óleo
sobre lienzo la misma idea en un canvas con unas dimensiones de 2,30 centímetros de alto
por 1,75 de ancho, para la capilla Cerasi de la iglesia de Santa María del Popolo
de Roma, Italia.
Son muchos los acercamientos de los artistas en torno al uso de las imágenes que surgen
del estudio de la Sagrada Biblia desde las primeras épocas
de la cristiandad De igual manera ha
ocurrido con obras resultado del deseo
de los artistas para mostrar la vida de los santos, las relaciones imaginarias
del hombre con su ambiente social, su origen y la creación, la proliferación de dioses
en las filosofías orientales, con las imágenes de Buda, o en las relaciones de Confucio,
y de Mahoma por siglos. Las creaciones de los artistas se encuentran repartidas
en muchos campos del conocimiento como las
matemáticas, la física, antropología, arqueología, la arquitectura que se
cristaliza en la belleza para construir
monumentos, edificios , viviendas,
y espacios para la vida.
El periodo más famoso del arte
italiano es el inicio del siglo XVI conocido como “el cinquecento” y uno de los
más grandes de todos los tiempos. Pensar e imaginar la existencia simultánea temporal y espacial de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael ,Ticiano, Correggio, Giorgioni, Durero entre otros, un enjambre cultural real de seres magníficos
que nacieron en la misma época.
Volviendo a Miguel Ángel
Buonarroti y Caravaggio nació en 1475
en Caprese y murió en Roma 1564. Vivió 89 años para bien de la humanidad. Arquitecto, escultor, pintor y poeta italiano
renacentista. Escultor excelso de “El David” una escultura en mármol que representa
la fortaleza, perfección y belleza humana frente a Goliat un gigante en la
batalla. Una obra en mármol blanco de
Carrara de 5,17 metros de altura pesa
5,572 kilogramos realizada entre 1501-1504.
Se encuentra en las galerías de la academia en Uffizi.
Imposible no mencionar “El Moisés”
obra monumental ubicada en la catedral de San Pedro realizada
entre 1513-1515 con más de dos metros de
alto sentado representa el porte de los diez mandamientos cuando Moisés desciende
del monte Sinaí. Es una obra en piedra mármol de carrara, su perfección impacta al observador. Hizo exclamar al autor
“ ¿ por qué no me hablas?”.
En la catedral de San Pedro a la entrada
hacia la derecha se encuentra “La piedad” una excelsa escultura en
mármol de 1,74 x 1,95 metros que representa a la virgen María sosteniendo a su
hijo muerto después de la crucifixión. Indiscutible un gran artista conocido en su tiempo como “el
divino”. Es necesario resaltar también su trabajo arquitectónico con la construcción de la cúpula de la
catedral de San Pedro en donde muestra formación
en la arquitectura como ciencia de la construcción.
Como pintor inmarcesible
dejo para los ojos de los visitantes sus extraordinarias obras plasmadas en las paredes de la Capilla Sixtina
y en especial en los detalles del techo
(1508-1512). Años atrás en las primeras visitas se podía contemplar la obra de la Capilla con
lentitud, sentarse para pensar en el artista y su mundo. Con el impulso del turismo en la
época actual hay que agradecer los minutos
entre una multitud apresurada que con la cabeza alzada intenta grabar en la memoria las imágenes para el recuerdo de
“La creación de Adán”:
“Los artistas anteriores a
Miguel Ángel ya habían pintado a Adán yaciendo en tierra y siendo llamado a la vida por un simple toque de la mano del
Dios, pero nadie había llegado a
expresar la grandeza del misterio de la creación con tanta fuerza y tan sencillamente. No hay
nada en esta pintura que distraiga la atención del tema central. Adán esta tumbado en tierra con todo el vigor
y la belleza que corresponden al primer
hombre; por el otro lado se acerca el Dios Padre, llevado y sostenido por sus ángeles, envuelto en un manto
majestuoso hinchado como una vela y sugiriendo la facilidad con que flota en el
vacío. Cuando extiende su mano, no solo toca el dedo de Adán, sino que casi
podemos ver al primer hombre despertando de un sueño profundo para contemplar
a su hacedor. Uno de los mayores milagros del arte es este de como llego Miguel
Ángel a hacer del toque de la mano divina el centro y punto culminante de la pintura, y como nos
hizo ver la idea de omnipotencia
mediante la facilidad y el poder de su ademán creador” (E.H Gombrich,
p: 312).
Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571
Milán- 1610 porto Ercole) vivió 39 años
y murió de fiebre aguda como refugiado
temporal en los Presidios de Toscana. En su corto recorrido por la vida realizó
más de doscientas obras algunas verdaderas joyas en al arte de ese grupo de genios
que por algunas razones difíciles de
señalar nacieron, crecieron y produjeron
obras de arte en ese periodo
representativo del renacimiento italiano el más grande de todos los tiempos en la historia del arte.
En sus primeros años de su juventud en su ruralidad próxima de la ciudad de
Milán en el norte de Italia con mucha
rebeldía se enfrentó a la vida de artista
con la intención de llegar a la cúspide que le esperaba en Roma. Obras
famosas iniciales como “La cabeza de la medusa” óleo sobre lienzo de 60cm
x55cm y montado sobre madera, que recuerda a
Perseo quien cortó la cabeza de la Medusa figura mitológica griega.
El naturalismo de Caravaggio
pretende alcanzar una fiel copia de la naturaleza humana con toques de grandeza
y espiritualidad que muestra en sus
pinturas. Su profundidad en la lectura bíblica la plasma con pasión buscando algo en las figuras que
va más allá de la realidad terrenal. Se
puede recordar su cuadro sobre la “Incredulidad de santo Tomás”
(1602-1603) en un óleo sobre lienzo, 1,07
x 1,46 cm que se encuentra en el Palacio Institucional y Jardines
de Sanssouci, Potsdam. En el cuadro se ven los apóstoles como vulgares
jornaleros, con rostros y frentes
arrugadas, gente común cuya imagen chocaba con la idea que tenían las
gentes de los apóstoles envueltos en hermosos ropajes.
Retomando
las obras de la “La crucifixión de San Pedro”, en el mural de Miguel Ángel el dolor del santo se dispersa entre las personas que aparecen en
el cuadro mientras lo preparan para
ponerlo en la cruz frente a las miradas de todos. El paisaje montañoso cerca de la ciudad de
Roma muestra una multitud que concentra sus miradas en la escena de los
soldados encargados de la forzosa ejecución de colocar el santo en una cruz invertida, él mismo lo había solicitado por considerarse indigno de ser
crucificado como su Maestro. Había presenciado en su juventud el martirio
del calvario. Fue testigo presencial en Jerusalén
de los actos de flagelación, coronación de espinas, y crucifixión del señor. Así
aparece en la Biblia en la segunda carta de San Pedro (2 Pedro 1:
12-18):
<Por
más que ya la sepáis y estéis incluso afianzados en la presente verdad, nunca
dejaré de recordaros estas cosas, pues considero un deber estimularos con mis
exhortaciones mientras habito en esta
tienda de campaña, que pronto abandonaré, según me ha manifestado nuestro señor Jesucristo. Pero me esforzaré
para que, en todo tiempo, después de mi partida, podáis tener presentes estas
cosas. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en
fábulas hábilmente imaginadas, sino como testigos oculares de su majestad. El
recibió de Dios Padre el honor y la gloria cuando desde la excelsa gloria se le
hizo llegar esta voz: “Este es mi hijo
querido, mi predilecto”. Esta voz bajada del cielo la oímos nosotros cuando
estábamos con él en el monte santo, con lo cual nos confirmamos más aun en la
palabra de los profetas. >
Pedro
fue crucificado en el reinado del emperador Nerón en el año 64 d.c en el circo
ubicado en la colina vaticana y
sepultado en la cercanía del sitio de su martirio. Tenía aproximadamente entre
65 a 67 años. Por circunstancias de la persecución a los cristianos desatada
por Nerón fue condenado a muerte por el
Tribunal romano igual Pablo destacado
por su elocuencia, capacidad de comprensión, profundidad y confianza en la palabra de Jesucristo, es
condenado a muerte el mismo día. El apóstol Pablo es decapitado el 29 de junio del año 67 en la vía Ostiense
en Roma. Los dos representan los cimientos de la iglesia católica (Mateo 16:18).
< Para
el hijo de Dios la designación de Simón (Pedro) como “Piedra” revela su papel
en la fundación de la iglesia. Con este término designa Cristo la iglesia que él
va a fundar, comunidad nueva e independiente del antiguo Israel… Cristo promete
a Pedro el poder supremo, el primado en el nuevo reino. El podrá absolver y
perdonar. Poderes que evidentemente no se limitarán a Pedro, sino que se
trasmitirán a sus sucesores, como
requiere una institución que no desaparecería
con la muerte de Pedro, sino que duraría hasta el fin de los tiempos >.
En el
óleo de Caravaggio se advierten grandes diferencias al compararlo con el fresco realizado 50 años atrás por Miguel
Ángel. Caravaggio reduce la idea de su composición a cuatro personajes: tres secuaces romanos encargados de cumplir la tarea de crucificar
“al anciano” y Pedro, primer obispo de la ciudad. Sobre un claroscuro propio
del artista la figura iluminada de Pedro, destaca y son evidentes los
esfuerzos de los milicianos para poder alzar la cruz con el
cuerpo de Pedro, un hombre musculoso, que fue siempre activo y energético a
pesar de la edad, su cuerpo deja entrever su fortaleza y la
complejidad de su crucifixión en posición de cruz invertida por las razones ya
mencionadas.
En la mirada del santo crucificado con sus manos
y pies atravesados por clavos se observa
desconsuelo y dolor, pero con la cabeza un poco alzada en un gesto de magnificencia
irradia
aceptación sin demostrar rencor,
sin rechazar el acto para que todo ocurra como está previsto. Es posible pensar que Caravaggio se concentró más
en la pasión del hombre y le dejo poco
espacio a la imaginación de los
trabajadores encargados del acto mismo de la crucifixión. La luz que cae sobre el cuerpo de Pedro lo ilumina con majestuosidad da la idea de la grandeza de un Dios que lo espera en el cielo.
Bibliografía
E.H
Gombrich. La historia del arte. Phaidon Press edición en español 1997
Nuestra
Sagrada Biblia. Editorial San Pablo 4ª edición 2012
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