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jueves, 26 de diciembre de 2013

El gato y el ratón


  José David Tenorio

Alguna vez leí algo que me llamó la atención: de qué manera pueblos africanos, utilizando armas primitivas y rústicas (básicamente arcos y flechas y sin el apoyo de venenos como los que utilizan los indígenas amazónicos), lograban cazar a grandes mamíferos como elefantes, rinocerontes, búfalos. Alguno estudió el comportamiento de esas moles de carne y se percató que para poder sobrevivir necesitan consumir grandes cantidades de vegetales y, por ende, largas horas de recolección y de digestión, entonces si lograban que se mantuvieran en movimiento par no darles tiempo de consumir sus dosis de alimento y de digerirlo, se agotarían, perderían sus fuerzas y entonces podrían atraparlos fácilmente. Observando lo que en está  sucediendo en el Cauca, con los indígenas, me viene a la memoria ese recuerdo.

A la decisión del gobierno de aumentar el pie de fuerza para  localizar y neutralizar los guerrilleros de la FARC , éstos han respondido con la movilización indígena  y con una característica muy particular: en lugar de concentrarse en un solo sitio (“La María” en Piendamó como ya es costumbre) y bloquear la Panamericana, se han dividido en grupos a lo largo de varios kilómetros y de esa manera asegurar el taponamiento de la vía.¿Cómo) Muy sencillo: un grupo cualquiera arma la trifulca y entonces la policía llega a tratar de reabrir la carretera, pero mientras tanto otro u otros relativamente distantes, hace otro tanto y ponen a la policía a ir de un lado para otro porque no tiene un número suficiente de agentes para colocar a los largo de todo ese trayecto y no pueden desplazar de un sitio a otro pequeños escuadrones porque pueden ser victimas de emboscadas, seguro uno de los objetivos que busca la guerrilla.

Finalmente, si se quiere controlar la situación y restablecer la movilidad, habría que desplazar tropas sacándolas de los frentes de combate y eso no solo es un alivio para la guerrilla sino que los fortalece.

Ahora bien, llegado a esos extremos será inevitable los enfrentamientos armados, el uso de la fuerza y empezará el griterío contra los “abusos” del gobierno contra la “toma y marcha pacíficas”.

Sería bueno preguntar a esos “pacifistas” que opinarían si ellos fueran el camionero cuyo único patrimonio ese  vehículo (en muchas ocasiones que todavía no ha pagado) no lo dejan transitar y pongan en riesgo sus supervivencia económica, o más si le pinchan las llantas o, peor, si le queman su vehículo. O qué le dirán al campesino que pierde su cosecha porque no la puede sacar. O al criador de pollos cuando los pollitos mueren en la carretera por falta de alimento. O al enfermo que no puede ir a buscar la recuperación de sus males. ¿Qué le dirán a tantos y tantos que son perjudicados?

Ciertamente que puede haber mucha razón en algunos de los reclamos y que, desafortunadamente, el gobierno no ha sabido manejar,  pero ¿hay que reclamar perjudicando a tantos?

                                                
                                                


                                                

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