Eduardo Toro
Argumento tomado del cuento “Mi Suicidio”, de Emilia Pardo Bazán
Sobre el patio empedrado de la funeraria cae una lluvia menuda; los cirios agitan sus vacilantes llamas; las ofrendas frescas de rosas y jazmines sugieren la fragancia de la muerte; una mariposa negra cruza el espacio y se posa sobre el ataúd; allí está “ella” con su palidez de cirio, muerta, sí. tempranamente muerta. Frente al Cristo de bronce, “él” recogiendo en su pañuelo los lagrimones que humedecen su tristeza.
Es doloroso prolongar mi agonía, la muerte es un instante y no puede permitir que “ella” se aleje demasiado; debo apurarme para sorprenderla en las orillas del río de la muerte, abrazarla y decirle: ya estoy aquí, jamás podría vivir sin ti.
En la soledad de su habitación, solo con sus recuerdos, sentado en el sillón. testigo de los juramentos y promesas de amor, recordó el pacto sellado con un beso de seguir en su muerte a quien se fuera primero de la vida. El gran retrato de novia que ostentoso cubría el centro de la pared principal, lo miraba con ojos de mar y le daba fuerzas para cumplir con lo pactado. Reconoció que el lugar, frente al retrato, era el adecuado para alcanzar su cometido.
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