“Cuando lees un libro abres la puerta de tu
mente a lo infinito”
Alexandra Correa
Desde épocas remotas el ser humano se ha hecho
entender mediante gráficos, jeroglíficos, arabescos y letras. Pensando cómo
llegar a otros.
Los libros son compañía, conocimiento,
diversión, brindan lo mejor sin pedir nada a cambio, son una invitación a lo
desconocido, ideas plasmadas en el papel, historias narradas por el autor tratando
de envolvernos, sintiéndonos identificados con los personajes y las tramas. Sus
hojas despiden olor a conocimiento. Años de investigaciones de los autores que
han desembocado en descubrimientos.
Los libros nos enseñan a conocer el pasado,
vivir el presente y visualizar el futuro. Nos acercan a la historia,
comprendemos de dónde venimos y por qué somos como somos. La narrativa nos da
otras formas de ver el mundo, desde otras mentes y visiones.
Lectura y escritura van de la mano. Hay que leer para tener que escribir, solo
así fluyen las palabras, reflexiones, formas de pensar y vivencias.
Entiendo que por diversas ocupaciones el ser
humano prioriza sus necesidades como trabajar, hacer ejercicio, atender los
hijos y la vida social, antes de ocupar su tiempo en lectura, aún más en
tiempos donde la televisión y el celular han ocupado el dominio de las masas.
A veces creo excederme en la compra de
libros, sintiendo que la vida no me alcanzará para leerlos y cuando lo hago me
cuestiono ¿Tal vez haya otra pandemia o quizás una guerra? Los libros han sido la salvación, han liberado
las mentes cuando el cuerpo ha estado encadenado, han acompañado a las personas
en el peor momento de sus vidas.
Durante años los libros han sido una piedra
en el zapato para algunos gobiernos y para todas las religiones, lo que los ha
llevado a censurarlos, manteniendo a las poblaciones en una ceguera colectiva
permanente.
La verdad siempre ha estado allí, mucho antes
que yo naciera, lo que muchos tardaron milenios tratando de defender, sacrificando
sus vidas, dándoles a otros lo que no quisieron ver, prendidos a un dogma y a
la terquedad.
A veces no es fácil que llegue la inspiración
cuando escribo, la mente se queda en blanco, los pensamientos se aquietan como
en una meditación y otras tantas vuelan los conocimientos, sentimientos y
vivencias, permitiendo mostrar mi mundo a otras personas, dejando el miedo y la
vergüenza, para que alguien pueda identificarse con mi relato.
La escritura es el medio para verter lo que
llevo dentro, dejando plasmado en el papel sentimientos de tristeza, rabia y
amor. Cuando escribo libero el alma, el papel es la memoria externa donde voy
depositando los avatares de la vida, donde crítico, juzgo y lloro. Los
sentimientos afloran en el papel, palabras escritas con el corazón. Escribir
sana mis heridas y con el pasar del tiempo las hojas reflejan las cicatrices. ¿Me
critican porque se me ha vuelto una adicción? Un libro me hace libre y autónoma,
tomo de él lo que me interesa.
Espero no preguntarme ¿Cuántos años me quedan
de vida? Prefiero cuestionarme ¿Cuántos libros me quedan por leer?
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