Álvaro Vélez
Yo tenía en mente
hacerme a algo o a alguien que pudiera proporcionarme ayuda financiera inicial
para la misión que quería emprender y fue
así como después de buscar con la paciencia del santo Job, se hizo el milagro. Leoncia era todo lo
que uno de los suyos podría desear: sensual, elegante, distinguida; pero eso sí,
su temperamento de fuego, capaz de arrasar con el mundo entero, de ser necesario.
Ella con su largo y estilizado cuerpo no pasó nunca inadvertida en la jungla de
sus congéneres. Con su andar cadencioso y su mirada coqueta siempre fue la
líder, la envidia de todos, jamás pensó que el destino la tendría para
llegar al primer país del mundo y ser la admiración de millones de personas que
quizá nunca habían visto algo así.