Frida Kahlo me confronta.
La miro y me miro.
Su infancia diluida en sueños,
la mía, cierta de amor materno.
Su dolor, intenso dolor,
mi alegría, exenta de angustia.
Su fortaleza como escudo,
mi debilidad placentera.
Sus retos históricos, protagonista,
mi anonimato me salvaguarda.
Ella, la diosa mexicana,
Yo, la súbdita de la vida.
Ella, se escuda tras la máscara,
yo me escudo tras la mía.
Ambas con miedos ancestrales
nos volvemos hermanas.
Ella, la amante apasionada,
yo, la amante que no arriesga.
Ella, la que pinta su dolor al mundo,
yo, la que pinto mi vida en solitario.
Ella es memoria.
Yo soy olvido.
Atalanta del Mar