“La poesía es mi religión”
Alejandro Gaviria,
Ministro de Salud actual
Luz María Gómez
La reciente visita que realizó el papa
Francisco a nuestro país, movilizó en mí un tema que siempre me ha acompañado: la
necesidad de creer en un ser superior. Fueron conmovedoras las imágenes de las
multitudes que siguieron al papa. Buscaron su cercanía para tocarlo y a la vez para ser tocados y
bendecidos por él; buscaron su cercanía para sentir así una luz de esperanza
que cambie sus vidas y la del país. El papa, ser especial, que representa a
Dios en la tierra, paralizó al país por cinco días. Admito que es especial por la capacidad de
llegar a todos los estratos, creyentes y no creyentes y ante todo por la
valentía con que ha venido rompiendo esquemas de poder dentro de la Iglesia; aunque
similar conmoción hubiera generado un papa
tradicional.
Desde tiempos remotos la humanidad
sintió la necesidad de comprender su entorno. El ser primitivo, desarrolló toda
su imaginación y creatividad para encontrar las explicaciones de los fenómenos
naturales. Fue así cómo surgieron hermosos relatos, llamados mitos. Sus protagonistas
son dioses, no sólo la luna, el sol, el viento, el mar; también seres poderosos
que tenían el control sobre la vida, inspiradores de adoración, pero también de
temor; muy cercanos a los mitos,
surgieron las leyendas. Ellas han reforzado las creencias en seres superiores. Han
mostrado los grandes temores de la humanidad, materializados en seres
sobrenaturales; han señalado como dioses o semidioses a muchos héroes de la
historia.
El ser primitivo apeló por una imperiosa
necesidad de interpretar su mundo a un gran recurso: su imaginación y
creatividad. Han pasado muchísimos años y podemos expresar con una gran certeza
que los mitos y las leyendas aún viven y nos significan. La humanidad en sus
diversas épocas y latitudes, ha seguido expresándose míticamente a un costado
de la ciencia, la tecnología y en general, de las diferentes áreas del conocimiento;
los mitos a pesar de fuertes procesos de aculturación, fueron el punto de
partida de las diversas religiones. Hoy en día, no sólo disfrutamos de la
lectura de mitos y leyendas de diferentes épocas y culturas, sino que los
seguimos creando a pesar de los influjos de la modernidad.
Hace días hablaba con una persona muy
creyente y me expresaba que no sentía angustia de morir porque le significaba
dejar la vida tan llena de sufrimientos para encontrar otra más sosegada al lado
de Dios. Me expresaba que dicha concepción de la vida y de la muerte, le daba
fortaleza y serenidad para aceptar en cualquier momento, su final y el de sus
seres queridos. El caso me sirve para
ilustrar la idea a la que quiero llegar. El ser humano, necesita encontrar un
ser superior para no sentirse solo, para consultarle todos los días lo que debe
o no debe hacer, para sentir su apoyo en las decisiones que toma; si creemos en
un ser superior, creemos en un destino y
es más fácil así, aceptar todo lo
bueno o lo malo que nos pasa porque todo está escrito y definido. Tranquiliza
aún más, si creemos que al morir nos vamos a encontrar con un ser superior al
que le debemos todo.
¿Por qué hoy a pesar de los grandes
avances en ciencia y en tecnología, los
seres humanos seguimos creando mitos y leyendas? ¿Por qué necesitamos encontrar ídolos o dioses
en los deportistas, en los cantantes, en los actores de cine, de televisión, en
los políticos? ¿Por qué es tan necesario
y tan significativo que un ser como el papa venga a Colombia y nos bendiga y
nos dé luces de esperanza? ¿Por qué la necesidad de creer en un ser todo poderoso, en un ser
que se adueña de nuestra vida y de nuestro destino, un ser al que lo
responsabilizamos de todo lo bueno y lo malo que nos pasa? ¿Por qué gran parte
de la humanidad siente la imperiosa necesidad de creer en un dios? ¿Por
qué la necesidad de idolatrar?
En la actualidad, estamos viviendo
una gran paradoja. Cada día la ciencia aporta certezas sobre los fenómenos que
nos rodean, relativas porque rigen hasta la última verdad. La tecnología que
avanza a grandes pasos, fortalece y guía muchos descubrimientos científicos y a
su vez la ciencia aporta a la tecnología; lo paradójico es que muchos de
nosotros estamos viviendo su hechizo y seducción hasta el punto de que ha desplazado
actividades significativas de nuestras vidas. La tecnología se está erigiendo
como un poderoso dios contemporáneo, tanto como el dinero que permite acceder a ella.
Es muy significativo que la ciencia con toda su carga de certeza relativa, no haya
podido vencer hasta el momento, las verdades absolutas de las mitologías y
religiones; avanzan de la mano con los dioses que creamos: la tecnología y el dinero.
Para los que concebimos el origen de
la vida y de nuestro entorno, lejos de los dogmas, el arte en sus variadas
formas, puede brindarnos la fuerza que nos permite fluir con nuestros
sentimientos, creencias, deseos, temores; la pasión que nos permite ser
nosotros mismos, el dios que nos ofrece su mano para ver la vida en sus
diferentes matices. El arte en sus diversas manifestaciones, la ciencia en sus
diferentes campos de acción y el deporte en sus diversas formas, pueden
erigirse en el dios, en la fuerza, en el poder que nos permite fluir, crear y
ser cada día más humanos.
Cierro el texto con unas importantes
ideas del ministro de Salud Alejandro Gaviria, concedidas en una entrevista a
la Revista Semana*. A propósito de la publicación de su último libro, en el que
expresa cómo afrontó la enfermedad del cáncer y cómo es su relación con Dios,
nos manifiesta: ““Me reunía en la tarde en la casa con mi familia y decía: “Recemos,
recemos.” Y rezar era simplemente leer poemas. La poesía es mi religión. Por lo
menos mi forma de orar, de celebrar y de protestar sobre el paso del tiempo.” “
Y más adelante con relación al mismo
tema de Dios, afirma: “O sea, nosotros necesitamos algo de que aferrarnos en
los momentos duros, como una enfermedad, porque es difícil estar pegado del
vacío. Pero en mi caso no fue la religión, fue el libro.”
Celebro coincidir con el destacado
ministro Gaviria en estas ideas sobre Dios y la religión, relacionadas como es
de comprender con sus concepciones sobre la vida y la muerte. Persiste
en ellas en las entrevistas y en su último libro.
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