Luz María Gómez Ospina
Una escritora joven y africana, Chimamanda Ngozi Adichie, en Americanah nos sensibiliza sobre el
tratamiento que viven los negros en EE. UU, diferenciando entre el trato a los negros de allá y a los de afuera. Reflexiones
profundas que a muchos nos llegan por primera vez; la obra no se queda con
el gran tema sobre la discriminación racial. La atraviesan historias sobre la
vivencia del amor, sobre cómo ser mujer y ser hombre en dos continentes: el
africano y el americano y en una ciudad como Londres. Vivimos con los
personajes protagonistas, las múltiples frustraciones que los sistemas
políticos, económicos y culturales les deparan. Vivimos con ellos sus persistentes luchas por alcanzar autonomía,
dignidad y amor
Los temas de trascendencia señalados se engrandecen aún más con el manejo que Chimamanda le da a la prosa: fluye con poesía y pensamientos profundos que asoman en los constantes diálogos. La estructura es novedosa: Empieza con la situación emocional y laboral de la protagonista Ifemelu en EE. UU y cierra con el reencuentro de su gran amor Obinze, de regreso a su tierra natal. En medio del gran círculo de la trama, surgen otras historias del presente y del pasado que quedan continuamente interrumpidas para ser retomadas luego. Técnica que atrapa a los lectores.
Me gustó mucho el tratamiento que le da al amplio perfil femenino. Chimamanda presenta gran habilidad para describir sus personalidades y por si acaso le quedara faltando, las escudriña con la riqueza de los diálogos. Nombraré las más significativas: Ifemelu, su madre, la tía Uju, la mamá de Obinze y Kosi su esposa; Kimberly y su hermana Laura, las mujeres que Ifemelu trata cuando trabaja como niñera o canguro, para los hijos de Kimberly; Aisha la peluquera también de Nigeria que Ifemelu visita, Ranyinudo la mejor amiga de Ifemelu. Todas contrastan con la personalidad de Ifemelu, aunque la única mujer que se sale del molde de sumisión y que por tanto Ifemelu admira, es la madre de Obinze.
Podemos decir que son las dos únicas mujeres en la novela, que luchan por ser autónomas y por hacer valer sus derechos; Ifemelu lucha por ser ella misma, por no permitir que hombres y mujeres con posturas cerradas y retrógradas la limiten. Observa cómo sufren por el sometimiento al mundo masculino y al poder establecido desde todos los ámbitos, mujeres tan cercanas a ella, como su madre y la tía Uju y se empeña con todas sus fuerzas en huir de ese escenario. Mostraré a manera de ejemplo, dos perfiles femeninos ubicados en orillas opuestas. Entre estas dos posturas con pequeñas variaciones, se movilizan las mujeres en la obra. Citaré algunas de las percepciones que tiene Obinze sobre Ifemelu y su mujer actual Kosi:
““Si ella se planteaba regresar a Nigeria, significaba que había roto con el negro estadounidense. Pero también podía ser que lo llevara consigo; al fin y al cabo, era una de esas mujeres capaces de conseguir fácilmente que un hombre abandonara sus raíces, una de esas mujeres que, como no esperaba ni pedía certidumbre, hacía posible cierta clase de seguridad. Cuando ella le cogía la mano en su época en el campus, se la apretaba hasta que los dos tenían las palmas pegajosas de sudor, y con tono burlón decía: “Por si acaso esta es la última vez que nos cogemos de la mano, cojámonos de la mano en serio.” “páginas 55 y 56. Grupo Editorial Penguin Random House.
“Además él era un rico reciente y padecía una desorientación reciente: Kosi se convirtió en una piedra angular de la realidad. Si podía estar con ella, una mujer tan extraordinariamente hermosa y sin embargo tan corriente, tan predecible y doméstica y abnegada, quizá su propia vida empezara a parecerle verosímilmente suya.” Página 588.
“Ella no compartía sus intereses- era una persona poco imaginativa que no leía, con una actitud ante el mundo de conformidad más que de curiosidad-, pero él le estaba agradecido, consideraba una suerte estar a su lado.” Página 589.
La tragedia que va a vivir Ifemelu en EE. UU, marcada por la dificultad de hallar un empleo decente, la doblegará por unas horas al poder sexual y económico de un hombre, un entrenador de tenis; horas que serán suficientes para destrozarla y fracturarla emocionalmente por muchos meses. El drama se acentúa por tener que vivir aquello que tanto ha cuestionado en muchas mujeres de su entorno: rendirse al dominio masculino por asegurar una estabilidad económica. Una prostitución disfrazada. El costo de la vivencia la conducirá a una honda depresión. No responderá por años los mensajes ni llamadas de Obinze. Sentirá no merecer su amor por la dignidad perdida. El hecho destroza la vida de la pareja y amplifica el drama de la obra que es la discriminación racial vivida por los jóvenes, (en este caso africanos), fuera de sus lugares de origen. Discriminación que se ensañará en las mujeres por ser mujeres y negras. Obinze no solo sufre por la ruptura abrupta y sin explicaciones de Ifemelu. Se las tendrá que ingeniar para no desfallecer en Inglaterra a donde viajará ilegalmente, en busca de un mejor futuro que se truncará al ser deportado.
Americanah es una novela que, a pesar de haber sido escrita en el siglo XXI, presenta una destacada visión romántica. El intenso amor entre Ifemelu y Obinze se ve seriamente amenazado por los contextos políticos, económicos, sociales y culturales que viven África, América e Inglaterra. Las continuas dictaduras militares en África obligan a muchos jóvenes a huir a América o a Inglaterra con la esperanza de encontrar un mundo mejor; al pretender hallarlo, la mayoría se estrella. Muy pocos salen fortalecidos como es el caso de Ifemelu. La situación de Obinze es muy diferente. Adquiere estabilidad económica en Nigeria, a costa de sí mismo, a costa de sus grandes anhelos.
Como señalaba antes, las mujeres valientes de la obra son Ifemelu y la madre de Obinze. Me detendré en Ifemelu. Triunfa profesionalmente en EE. UU y de cierta forma logra ser valorada por dos hombres estadounidenses que se vuelven sus parejas: Blaine y Curt. El hombre blanco y adinerado Curt, le pone el mundo a sus pies. Le abre puertas a un nuevo espacio laboral y la consiente con viajes y regalos. Ifemelu con el tiempo, siente un gran vacío. Su bienestar no es producto de sus esfuerzos. Le llegan de Curt por ser quién es. Casi sin darse cuenta, es desleal con él y Curt con gran dolor, se aparta de ella.
La autora no solo trabaja con maestría las múltiples facetas del ser femenino. Profundiza en la complejidad de su psiquismo, con un personaje como Ifemelu que brilla en la obra por romper esquemas en cuanto a su rol como mujer y como negra en un país que a cada instante le recuerda que lo es. Ifemelu no solo se empeña en ser independiente como mujer, hecho que afecta sus relaciones de pareja, si no que persigue ser auténtica y original en su trabajo y lo alcanza con gran nivel como bloguera. Nos comparte muchos de sus post o publicaciones que giran en torno a sus vivencias y reflexiones sobre lo que significa ser negro en EE. UU. Su blog se llama: Raza o diversas observaciones acerca de los negros estadounidenses (antes denigrados con otra clase de apelativos) a cargo de una negra no estadounidense. Si detallamos la biografía de Chimamanda, podemos deducir que el personaje de Ifemelu tiene mucho de ella.
El final de la novela es un poco rosa. Ifemelu regresa a Nigeria. Se toma su buen tiempo para buscar a Obinze. El amor de ambos está vivo, pero viene de nuevo el drama. Ifemelu confronta a Obinze para saber qué puede esperar de él. Obinze tendrá que afrontar la ruptura con su mujer bonita y convencional y sortear a su vez el impacto que la separación, causará sobre su pequeña hija. Las últimas páginas enfatizan en el conflicto, en las culpas que lo atormentan por generar dolor a su exmujer e hija.
La última frase de la obra deja entrever que Obinze e Ifemelu, renuevan su relación. Antes de volver a encontrarse, Ifemelu observa de nuevo a la pareja de pavos que constantemente divisa desde su apartamento. Lo que expresa con relación al cortejo del pavo y la reacción de la pava, es bastante simbólico y anuncia lo que podemos esperar de la relación, a pesar del profundo amor que se tienen.
“Un día Ifemelu vio danzar al pavo macho con las plumas extendidas en un halo gigantesco. La hembra, a su lado, picoteaba algo en el suelo, y al cabo de un rato se alejó, indiferente al gran despliegue de plumas. El macho de pronto pareció tambalearse, tal vez por el peso de las plumas, o por el peso del rechazo. Ifemelu sacó una foto para el blog. Se preguntó qué pensaría Obinze de esa imagen; recordó que le había preguntado si había visto danzar al macho alguna vez.” Página 606
a.
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