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miércoles, 31 de julio de 2024

Cenizas amargas

  


Tus palabras tajantes aun retumban en mis oídos

Huyes como ave en medio de la tormenta

Hoy todo es soledad

Los recuerdos van y vienen

Ni matándolos, morirán

Inevitablemente perduraran

Difícil será la vida con tu ausencia

Los lugares parecen no existir

La desolación me está oprimiendo

Las palabras enmudecen

La tristeza ha vuelto a mi

La noche se ha hecho más oscura

Eternamente mi alma pegada a la tuya

De mis manos brota sangre

El amor agoniza

El viento eleva las cenizas

Es un sepelio

El féretro arde

Es el final sin retorno.

Alexandra Correa

Yaburi de los milagros

 Jesús Rico Velasco



Eduardo Toro Gutiérrez nacido en Anorí Antioquia en el año de 1934  tiene 90 años y está perfecto. Cuando niño vendía empanadas en Palmira en un canasto para ayudar a su familia a sobrellevar la vida. Es un intelectual de la literatura, un soñador de las letras, un manejador de la palabra, un antioqueño de verdad, nacido y criado con verraquera que se le midió a todo.

La capa protectora  de la novela representa la fuerza de la vida y de la tierra  como la pintó Daiara Tukano perteneciente a un  pueblo indígena  para su tío afectivo Eduardo. Es el trasfondo espiritual que puso Dios en el génesis  en el paraíso terrenal para iluminar la vida con la naturaleza y su fuerza en  el amor de la pareja y su creador.

miércoles, 24 de julio de 2024

Exaltación al gran poeta y novelista hispanoamericano Álvaro Mutis Jaramillo

 Jesús Rico Velasco

 


El 25 de agosto de 1923 nació en Bogotá uno de los grandes autores de la lengua española: Álvaro Mutis Jaramillo. Leer las Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero fueron una entretención que  me acompañaron durante los días de  aventuras  cartageneras al lado de mi esposa. La dedicación a la lectura juiciosa y apasionada de sus obras fueron un deleite en nuestro apartamento alquilado a orillas del mar, mientras los jóvenes y pequeños lectores sentados en las escaleras devoraban el recién publicado libro de Harry Potter. Para nosotros la búsqueda de las obras de Mutis como valiosos tesoros  aumentaba la admiración por el autor en la medida en que avanzábamos en la lectura organizada por títulos independientes. El primer libro que adquirimos en una librería del centro histórico fue   La nieve del Almirante (1986), los demás fueron llegando: Ilona llega con la lluvia (1988), Un bel morir (1989), La última escala del trump steamer (1988), Amirbar (1990), Abdul Bashur, soñador de navíos (1990), Tríptico de mar y tierra (1993). Las siete novelas  quedaron perdidas en los anaqueles de nuestra pequeña biblioteca hasta perderse de nuestra vista y recuerdos. Hoy se encuentra  una bonita publicación de la editorial Alfaguara en 1997. Gabriel García Márquez   vecino y amigo en ciudad de Méjico por muchos años señaló: « La obra completa de Álvaro Mutis, su vida misma, son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es sólo él, como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos».

miércoles, 17 de julio de 2024

Hoy conocí a Bolívar

 

Jesús Rico Velasco

 

La cabalgata  debía salir de la plaza central de Yumbo a las diez de la mañana para tomarse el parque  del corregimiento de Mulaló hacia las horas del medio día. Montaba a Pintura, una  hermosa yegua azabache de paso, regalo de uno de   mis alumnos, el médico Edgar León Uribe  del posgrado de administración  en la Escuela de Salud publica de la Universidad del Valle. Los  jinetes hombres risueños y tomadores de trago habían empezado a beber aguardiente  desde temprano,  su alboroto fue silenciado por la aparición casi celestial del general Simón Bolívar, montado en un magnífico  caballo de musculatura definida, pelaje níveo y lustroso   llamado  Palomo, famoso por ser usado en las incontables travesías   del Libertador.

«¡Viva mi general Bolívar, viva el libertador!  ».  Gritaron en una sola voz todos los caballistas.

 En medio de la multitud  empujé los pasos de Pintura   para acercarme a la figura del gran actor. Era  Pedro Montoya personificando con talante y garbo al mismo Simón Bolívar montado en su caballo blanco. Lo saludé con mucho entusiasmo y le dije,  « Feliz de saludarlo  mi General, estamos muy contentos de tenerlo  en los territorios por donde pasó el Libertador en los tiempos de la Independencia.»

miércoles, 3 de julio de 2024

El coronel no tiene quien le escriba (revisitado)


 Jesús Rico Velasco 

El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las ultimas raspaduras del polvo de café revueltas con oxido de lata.

En ese momento empezaron los dobles. La mujer pensó en el muerto.

-Nació en 1922- dijo- Exactamente un mes después de nuestro hijo. El siete de abril. –Ya debe haberse encontrado con Agustín – dijo-pueda ser que no le cuente   la situación en que quedamos después de su muerte.

-A esta hora estarán discutiendo de gallos- dijo el coronel.

«Todo está así», murmuró, «Nos estamos pudriendo vivos».

Vivían en el extremo del pueblo, en una casa de techo de palma con paredes de cal desconchadas.

La mujer se desesperó.

«Y mientras tanto qué comemos», preguntó y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía.

-       Dime, qué comemos.

El coronel necesito setenta y cinco años – los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto – para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:

-       Mierda.                                                                                           París, enero de 1957. 

La expresión más extraordinaria de la vida le servía al coronel para emitir los sentimientos más profundos de amor por su mujer. El tiempo había pasado minuto a minuto en una tira larga de días contados con la esperanza siempre puesta en la llegada del barco trayendo una noticia de su jubilación bien ganada en las luchas de la guerra civil. Los años se enredan y van sumando vida a la novela con cosquillas en los huesos del hambre permanente que se presenta en la necesidad de sobrevivir frente al acoso de la muerte que se asoma por la ventana en la medida en que pasan los años. La historia de un gallo facilita la existencia y le pone granos de  esperanza a su jubilación cada viernes con la llegada del barco.