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miércoles, 31 de julio de 2024

Yaburi de los milagros

 Jesús Rico Velasco



Eduardo Toro Gutiérrez nacido en Anorí Antioquia en el año de 1934  tiene 90 años y está perfecto. Cuando niño vendía empanadas en Palmira en un canasto para ayudar a su familia a sobrellevar la vida. Es un intelectual de la literatura, un soñador de las letras, un manejador de la palabra, un antioqueño de verdad, nacido y criado con verraquera que se le midió a todo.

La capa protectora  de la novela representa la fuerza de la vida y de la tierra  como la pintó Daiara Tukano perteneciente a un  pueblo indígena  para su tío afectivo Eduardo. Es el trasfondo espiritual que puso Dios en el génesis  en el paraíso terrenal para iluminar la vida con la naturaleza y su fuerza en  el amor de la pareja y su creador.

 En  la presentación de Alba L.G. Figueroa se mete con el “postigo de la ventana”  que abre a la luz la existencia de las almas que caminan por los exteriores de las viviendas y las calles empedradas.   Los postigos  son de la  imaginación,  de las casas, y  de las ventanas. Es el  ojo que mira por el hueco  con curiosidad lo que esta pasando  afuera.

 Paisaje, naturaleza viva con el canto de los pájaros, gente buena solidaria para lo que sea, o bandidos perseguidos que se esconden por los rincones del pueblo. Nombres y apodos exquisitos para no olvidar mientras ocurren los milagros en Yaburi.

 Cualquiera se puede morir el día que le de la gana es el primer milagro que ocurre en el pueblo. Se desenreda la vida que se desliza por el Cañón de los prodigios hasta llegar a una plaza empedrada en donde continua creciendo un pueblo como producto del amor robado en las casa de las mujeres bonitas que sueñan con sus amantes de pies descalzos que aparecen  por las ventanas para volar   con el viento  y regresar al pueblo para ver crecer a la familia. Es el único pueblo donde existe un monumento al culo en el centro de la plaza mayor que recuerda la ofensa  de unos muchachos malcriados.

 Las historias van y vienen en una novela corta o un cuento largo de varias generaciones  entretenidas, con  sentido de humor, y la verraquera de sus machos con  machetes y revólveres listos para tronar en cualquier esquina. Es una novela que sucede  afuera en el pueblo de Yaburi  ,  la plaza publica, las calles,  la iglesia, la alcaldía. Se dibuja en  los valles ,  la codillera  y en las fincas campesinas con una naturaleza paisa para recrear con amor   a través de los postigos de la memoria.

 



1 comentario:

  1. Gracias, mil gracias Chucho por tus comentarios, me animan a continuar en este largo y bonito trajinar por los caminos de la narrativa, un abrazo.

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