Clemencia Gómez
“Yo no puedo vivir sin
escribir, el mundo pierde consistencia. Es paradójico porque la escritura es
una forma de eyectarse(expulsarse) de uno mismo, pero uno es realmente quien
es, cuando está escribiendo”. Leila
Guerriero.
La escritora y periodista argentina Leila Guerriero destacó de su infancia
la gran influencia que recibió de las narraciones orales de sus abuelos y, las
lecturas de su padre sobre Edgar Allan Poe, y Horacio Quiroga. A los veinticinco años inicia su carrera
periodística, de manera empírica, un cuento de su autoría llamado “Kilómetro
cero”, que envió a la revista Página /30, le abrió la puerta como redactora.
En su primer reportaje, se le sugirió leer la novela Crash del autor inglés J. G Ballard, publicada en 1973, relacionada con accidentes de tráfico, con el fin de ampliar la mirada sobre el embrollado flujo vehicular en Buenos Aires. Libro que le permitió una apertura hacia nuevas perspectivas. “Me abrió un nuevo mundo”, agregó ella.
Sin una formación académica previa, la escritora argentina se enfrentó al
trabajo periodístico y, destaca dos elementos importantes, lectura y, la tutoría
de personas con experiencia.
El primero de mayo de 2024, en la apertura de la “Feria Internacional del
Libro de Buenos Aires”, Leila dijo: “Nadie
puede tener la pulsión de escribir si no tiene un hábito de lectura detrás” (Infobae),
frase que destaca la importancia de cultivar la lectura, como elemento
básico si queremos desarrollar habilidades para narrar historias
representativas y trascendentes.
APRENDER A MIRAR:
La periodista destaca el significado de ir más allá con nuestra mirada, no
quedarnos en lo que se asoma de manera evidente, sino, desentrañar lo que puede
esconderse tras ella. El arte y el apoyo de editores, con acompañamiento constructivo,
señala Leila, son herramientas de aprendizaje significativas. “Yo por suerte, nunca tuve un maltratador
como editor”, precisó ella.
En su
libro “Zona de obra”, Leila escribe lo siguiente: “Al atardecer, el gran cocinero Michel Bras llevaba a sus ayudantes a
la terraza de su restaurante en la campiña francesa, a observar la caída del
sol en el horizonte. Y entonces,
señalando el cielo, les dice: “Muy bien ahora vuelvan a la cocina y pongan eso
en los platos”.
La mirada del cronista, es de complejidad de matices, de diversos
espectros, hay que explorar zonas incómodas que permitan comprender la esencia
humana.
Leer poesía y ficción, nos acerca al mundo, amplia la mirada del
periodista, en un contexto, en el que parece haberlo dicho todo. Observar lo que
otros pasan por alto, permite identificar aspectos significativos, al momento
de realizar su trabajo, aseguró Leila.
EL TRABAJO DEL CRONISTA
EMPIEZA A LA INTEMPERIE:
Consiste en arrancar fuera de casa, junto al objeto de su
crónica, días, semanas y meses, a la caza de detalles, observando situaciones,
tomando nota y, volviéndose voluntariamente opaco.
“Sin esa actitud de
acecho discreto, nunca traicionero, no hay crónica posible. Yo he permanecido
semanas junto a personas tan disfuncionales como una pesadilla agónica de
Marilyn Manson, completamente olvidada de mí –de mi incomodidad, de mi
cansancio, de mi hastío–, sólo concentrada en ser, lo más pronto posible,
cincuenta kilos de carne sin historia: alguien que no está ahí, alguien que
mira”.
“Son semanas de eso.
Después hay que volver a casa y escribir diez páginas, y aspirar a que sean
páginas perfectas”.
EL PERIODISMO
SELFIE:
Se pone al servicio del yo, “de su querido diario”, periodistas que “se
están mirando el ombligo siempre”, es pernicioso porque él es más importante
que la historia que está contando.
LA IA Y EL RUMBO
ACTUAL DE LOS MEDIOS:
“El buen periodismo
lo seguiremos haciendo personas”. Dice Leila.
Ella es miembro del Consejo Rector del Premio Gabo, en su pasada
visita a Bogotá con motivo de la celebración del undécimo Festival Gabo, Leila
reflexiona sobre presente y futuro del periodismo.
“..., nunca
defenderé que una máquina sea un mejor autor que un ser humano”.
En la actualidad el escenario periodístico es complejo, dijo Guerriero. Algunos de los
factores que suceden y, lo están afectando:
1.
Periodistas amenazados, no tienen respaldo del
gobierno.
2.
Existe la idea de que el periodismo es el enemigo
público.
3.
En algunos casos el trabajo periodístico se ha
vuelto automático.
4.
Salarios en descenso.
5.
El trabajo de reportería con la pandemia,
cambió.
“Contra la inmediatez,
el periodismo tiene que estar demostrando siempre, que lo que prima es la
calidad y no la prisa”.
Conclusión:
El acto de escribir
para Leila, es tortuoso pero necesario, la duda está presente en cada palabra,
en cada verbo, que utiliza. Sin embargo, es una actividad que hace, porque
quiere seguir escribiendo, disfruta el resultado de poner a disposición de los
lectores, la complejidad de un atardecer.
“¿Qué otra opción me
queda?”, se pregunta ella.
CLEMENCIA INÉS GÓMEZ
NARANJO
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