María Victoria Zapata
Señor Bran Stoker:
Solicito a usted y a
las familias que pertenecieron a la secta “La Aurora Dorada”: William Butler
Yeats, los esposos Wilde, Samuel MacGregor y Aliester Crowley, apodado (La Gran
Bestia 666, hacedor de vampiros) para que realicen los rituales necesarios e
invaliden la maldición lanzada contra mí. Fui degradado a ser un no muerto, y a
trasmigrar en los niveles más bajos de los seres odiados por los humanos: el
escarabajo, el lobo y la rata. Mi honor y el de mi familia debe ser
restablecido, porque fui un guerrero y cruzado valiente que lucho con ferocidad
para defender a su pueblo de los ataques de los turcos- otomanos.
Desconozco la razón por la cual usted no escogió para su
personaje “ Drácula”, a seres siniestros como Aliester Crowley adicto a los
ritos satánicos, o Ersébeth Barthory, asesina de jóvenes doncellas, empleadas a
su servicio, para luego bañarse en su sangre con la creencia de poder conservar
su juventud, o a Segismundo rey y emperador del Sacro Imperio Germánico: hombre
cruel, ambicioso que pasó mucho tiempo con el mago, consejero, ocultista y
nigromante Abramelin, que vino de Egipto a Hungría para enseñar los ritos de la
sangre, los misterios de la Magia Póstuma, y revivir el frio cuerpo de su
amada, la bella Barbara Celje; que al resucitar, ella se convirtió en una mujer
malvada y promiscua que tuvo que ser encarcelada.
Un día, el libro de los ritos de sangre y secretos de
Abramelin se perdió; fue muy buscado por magos y esotéricos, pero muchos años
después, apareció en una biblioteca en París, y fue recuperado por Samuel
MacGregor Matters, uno de los fundadores de “La Golden Dawn”, secta hermética
de Londres. Usted, señor Stoker, Aliesters Crowley, y sus amigos formaron parte
de la secta; aplicaron la magia satánica de Abramelín para convertirme en un no
muerto. ¿Cómo lo lograron? Porque mi cuerpo fue enterrado en la capilla de un
monasterio junto al lago Snagor; mi cabeza fue empalada por los
turcos-otomanos, llevada y exhibida en Estambul como un trofeo de guerra.
Además, Señor Stoker, usted y Armenius Vambury, húngaro
experto en geografía, lingüística e historias orientales, en forma atrevida y
mal intencionada, estudiaron y tomaron de nuestra cultura eslava, las leyendas
que, desde la época de los dacios, describían extrañas tradiciones post mórtem:
creencias en brujas, demonios y vampiros porque los dacios, mis ancestros,
conocieron muy bien la forma de despertarlos, utilizarlos y destruirlos.
Considero falsa la imagen de Vlad III, descrita en su libro “Drácula”, porque
lo que hizo fue compararme con un personaje como “Carmilla”, vampiresa perversa
y asesina en la obra de Sheridam le Fanu, escritor aficionado también, a temas
siniestros y esotéricos, la obra fue escrita en (1872), muchos años antes de
que usted publicara su libro en (1897).
Fui Vlad III de
familia aristocrática por tradición, príncipe de Valaquia, mi padre Vlad II,
recibió la orden del Dragón de San Jorge de manos del papa Bonifacio IX y del
Emperador de Hungría, Segismundo de Luxemburgo, para luchar como cruzados
contra los enemigos de la cruz, y defender nuestra religión de los herejes y
los bárbaros. Al heredar el título, fuimos un colectivo secreto, monástico y
militar fundado en 1410. Ignoró usted, nuestra dinastía de hijos de un
príncipe, y herederos al trono de Valaquia. Mi hermano Radu III y yo, fuimos
raptados por los musulmanes siendo unos niños y educados como guerreros
Jenízaros en Estambul. Mientras mi padre pagó, recibimos la mejor educación,
pero cuando mi padre se negó a tributar, los otomanos, nos encarcelaron y nos
trataron como esclavos. Cuando era muy joven, los otomanos me enviaron a
gobernar Valaquia. Al llegar a mi tierra enloquecí cuando supe que a mi padre
lo habían asesinado los boyardos, y a mi hermano Mircea, le habían sacado los
ojos y lo enterraron vivo; entonces, enfurecido celebré la cena roja en la
Pascua, la venganza, muchos murieron, costumbre común en Europa oriental.
Estuve preso en
Hungría, me devolvieron el trono al casarme con una joven familiar del rey,
entonces, fui de nuevo príncipe de Valaquia hasta mi muerte en batalla. Para
defender a mi pueblo, utilicé técnicas de guerra comunes en la época y
utilizadas por los otomanos: la tierra arrasada, empalamientos, envenenamientos
de pozos, guerra asimétrica de guerrillas y toda clase de trampas porque
nuestro ejercitó estuvo formado por pocos guerreros. Además, hice alianzas con
húngaros, sajones, con amigos del rey Matías Corvino y el príncipe Esteban
Bathory de Transilvania. Las calumnias y toda clase de mentiras acerca de la
familia Dracul, vinieron de parte del gobierno de Hungría, Juan Hanuyadi,
porque quería el poder y las tierras de Valaquia, por ser ricas en metales.
Durante mi gobierno, Valaquia se precio de no tener ladrones, ni mentirosos o
infieles y reino la justicia.
Señor Stoker, utilizó usted la magia para convertirme en un
no muerto, ya quiero descansar en paz, no deseo la inmortalidad, deseo que mi
familia recobre el honor perdido, trate que sus descendientes busquen “El Libro
de la Noche”, hagan los ritos secretos necesario para que me liberen de la
maldición, y les agradeceré eternamente: Vlad III, Dracul de la Orden del
Dragón de San Jorge. Mi pueblo me reconoció como héroe que combatió contra los
boyardos, los otomanos y los vampiros con la ayuda divina de un escaso ejército
de ángeles y gitanos.
Cordialmente
Dracul
Orden del dragón de San Jorge
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