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sábado, 11 de abril de 2020

“Nace la paz, la calma, la esperanza y la felicidad detrás de las montañas”


Yolanda Delgado

                    Carmiña  Navia Velasco  nació  en   Cali.  Estudió Literatura e hizo Maestría en  Lingüística en la  Universidad  del  Valle. En 1978 viajó a  España  a cursar el  diplomado  en  Lengua y  Literatura Española  en  el Instituto   Iberoamericano de  Cooperación. Es pionera   de   los   estudios  literarios con enfoque de género en  Colombia.   Se   vinculó   a  la  Universidad del Valle como profesora titular  de la  Escuela de  Estudios Literarios  y directora de la  maestría  en literatura Latinoamericana  y  Colombiana.  Cofundadora  del  Centro   Cultural  Tejiendo Sororidades, una organización  que beneficia  a más de mil mujeres. Connotada activista de la vida  cultural, literaria y feminista de la ciudad. Es religiosa de  la Comunidad Javeriana. Con su obra “Guerra y Paz en  Colombia: la  mujeres escriben” ganó el  Premio Casa de las  Américas ( 2.004). La  Universidad   del  Valle  le otorgó Doctorado Honoris, por haberle    hecho  grandes aportes a la  academia.  La única mujer que hasta   hoy   ha recibido  la distinción, en 2013.

  
Una mujer  que sueña y trabaja por la paz escribió: “Nace la paz, la calma, la esperanza y la felicidad detrás de las montañas”.(Poema Génesis-CNV- 1.971), Nada nuevo puedo  agregar a   la biografía de   Carmiña,   pero sí  decir    el   impacto que causó  en mi  vida el  haberla  encontrado cuando en  1.999 llegué  a la Universidad  del  Valle.  Era una tarde soleada y yo en el último  rincón  esperaba  mi primera  clase  con  quien  venía   precedida  de   un largo  historial, entre otras cosas,   haber sido   secuestrada     por las   Farc. Me impresionó   su mirada   clara,    penetrante y     su    voz  fuerte  y   segura. Al final de la   clase le dije que si   me   regalaba   unos minutos  y  estuvimos hablando un  rato. Me animó a estudiar  y desde ese instante fue mi  apoyo  incondicional. Al finalizar el semestre  me invitó a su clase en el  Magister. Su programa empezaría  abordando la violencia en Colombia y me encontré frente a “Cóndores no se entierran  todos los días” y  “Rosario  Tijeras”. De  su mano  me llevó al  departamento de Género, mujer y   sociedad, donde la profesora Gabriela Castellanos  y ella  daban  talleres de género y leíamos con deleite a Virginia Woolf,   Simone de Beauvoir, María  Cano y a Soledad Acosta de Samper,  literatura de  mujeres totalmente desconocidas para mi. Fue Directora de mi trabajo de grado, una novela  escrita a la luz de género, “Sería capaz de matarte”, que después  titulé Crónicas de mujeres del siglo XX, mi primer trabajo de  escritura, que por insinuación  de ella  envié  al  Concurso “Ciudad de Pereira”  donde obtuve el segundo puesto. Desde  ese día me creí de  verdad  el cuento  de que yo  podía escribir. Hoy  puedo,    con  seguridad,  acercarme  a la maestra Carmiña, en la certeza  de que siempre me tenderá su mano amiga y  tendré   su consejo y  apoyo.

—Carmiña, primero  quiero agradecerle  el rato que  me concede.  Yo sé de sus ocupaciones. Le conté el por qué de la entrevista  y espero no excederme. Voy  a   empezar con una pregunta  que le habrán formulado infinidad de veces, pero que me sirve de preámbulo a propósito de la violencia que  vive el país, de la que  usted misma fue víctima cuando la secuestraron ¿quisiera contarme cómo fue?

A mi en el  año 94 me secuestró una célula  del  ELN, denominada  Ángel  Becerra. Me  tuvo  secuestrada  once   días  y  para mí fue  una situación supremamente   traumática, como  creo que le    sucede a  todos  los  secuestrados. Yo  salí conociendo de   cerca   la guerra  y  las personas que portaban   armas. Para mi el trauma más fuerte fue estar en contacto durante once días con cinco personas que durante todo el día usaban un arma, estaban  todo el tiempo  pendientes  de un arma,  adoraban  sus armas, entonces yo   salí   de   ese  secuestro con el deseo de trabajar por la   paz de   este  país   y   me vinculé   a un grupo que había   aquí  en la ciudad   llamado   Mesa por la Paz.   No  hicimos gran  cosa, nos reuníamos   a   hablar   sobre la paz.

He observado a  través de los años que sus trabajos están dirigidos a los problemas  de género, de la paz,  a buscar un equilibrio  social. Cuéntenos más al respecto.

Bueno,   simultáneamente  mientras asistía al grupo Mesa por la paz, me   vinculé a  un grupo de la Universidad   del   Valle,  que  coordinaba   e  impulsaba, Darío  Henao. Eran  distintos discursos,  distintas articulaciones. Se   me   ocurrió y quise, como siempre,  recuperar  la voz de las mujeres, investigar lo que han dicho, lo que han propuesto, respecto a la guerra y  la paz. Empecé  una   investigación exhaustiva,  sobre  cómo las mujeres habían participado   en las   mesas de negociaciones,  cómo  habían abordado la temática, a quiénes habían  entrevistado,  qué propuestas habían hecho. Hice un seguimiento  y   escribí  un libro   que se  llamó “Guerra y Paz en  Colombia: las mujeres escriben”  y   así obtuve  el  premio Casa de las   Américas.

—He  leído que Iván  Márquez invita  a un resurgimiento  de la violencia.  Quisiera conocer su opinión acerca del panorama nacional ¿qué piensa del resurgimiento  de otras Farc posconflicto ?   
 
—No me extraña, realmente. Yo creo que  los  acuerdos de paz fueron  un logro en  el sentido  de que se mermaron mucho los   asesinatos, los secuestros, las matanzas y  eso está   objetivamente  demostrado por las  cifras, bajaron todos  los niveles de  violencia en el país, pero también creo que en el acuerdo quedaron algunas cosas mal amarradas, mal   hechas.

 ¿Cómo cuáles?
Por un   lado hubo incumplimiento del  gobierno respecto de lo pactado. De  otro, personajes como Santrich y Márquez,  estaban perdidos. Existen contra ellos suficientes pruebas para condenarlos, bueno, se  veía  venir.  Espero que  sea una disidencia  minoritaria y   que   por lo  tanto no  volvamos a  los niveles  previos de  la guerra.

Usted es optimista al considerar  que la situación del país no va para un una situación más grave.

Pues yo no  creo,  entiendo que  es  un  grupo minoritario y   por lo que dicen los   análisis,  según leí en el  Tiempo y en  Semana, Gentil Duarte no le reconoce a  Iván  Márquez su  autoridad, entonces  en   la  medida en que sean grupos pequeños será más fácil neutralizarlos. Sería   muy   grave para el país    volver   a   la   guerra.
  
— Carmiña,  quién    influyó    en su   formación  para   que usted se  interesara por la problemática social y de género,  quien  la  llevó  por el camino  de la literatura?

Son dos cosas  distintas: una es la inquietud por los problemas sociales, que siempre tuve, desde que estaba en el colegio donde tuvimos una  Cruzada   Social. Vinimos a este barrio Meléndez. Miraba a los adolescentes y  reflexionaba mucho por las diferencias económicas, luego complementé mi visión en la universidad, donde vi los contrastes sobre todo  de la parte  económica.  Desde siempre fui consciente  de los problemas  que   enfrentamos   las mujeres en una sociedad donde está tan   arraigado  el  patriarcado.   Eso en cuanto a lo  social. En cuanto a la  literatura me viene fundamentalmente de mi madre que era una gran lectora,  crecí viéndola leer, a mis abuelos maternos, porque vivíamos  con ellos.  Teníamos una biblioteca en una época en la que no  era corriente tener  bibliotecas   en casa. En  cuarto de  bachillerato mi   profesora de literatura que era monja española, me motivó   mucho  a   la  literatura y   a  la  poesía. Lo esto de la literatura surge en los primeros años en el seno del hogar  y el colegio.

Carmiña  ¿qué le trajo  el  premio  Casa de las  Américas?

Satisfacción de   haber hecho un  buen  trabajo, alegría por el reconocimiento que eso significó y reafirmación de la necesidad  de recuperar permanentemente   los distintos discursos  de  las mujeres.

—Como te dije esta  entrevista  es un ejercicio del  taller de  Palabras  Mayores, donde  escribimos de todo un poco, me gustaría  que  le recomendaría al taller algunos libros.

Lean a Magda Szabo, La Puerta, una gran novela. Hoy  los talleres   de  lectura deben incluir  literatura de mujeres. Académicamente ya  hay un gran  reconocimiento .

 ¿Y de las autoras colombianas?

Laura Restrepo. Hay un gran libro, Jalisco pierde en  Cali, de  Gabriela  Castellanos, tiene una estructura polífónica, los  caleños, todos, deberíamos leerlo. Piedad   Bonnett,   su   última novela, Donde nadie me espere. Lina  María   Pérez,  bogotana. De Marvel  Moreno, lean, Siempre llegaban las brisas. De Paola Guevara,  su   primer libro,  De mi padre y   otros    accidentes. Y de Melba  Escobar,  La  mujer que hablaba   sola,  me parece su  mejor  libro

-¿En qué está trabajando?

Estoy terminando una serie de libros que quisiéramos publicar.   En octubre en la feria del libro,   lanzo un poemario, “Corredores   Urbanos”. Me ocupo de un libro   de  ensayos de teología   feminista   y de un   trabajo de   crítica, ensayos sobre   novelas   que he  leído.  Yo estoy  retirada  de la  universidad  pero continúo  en  plena   actividad   literaria.

El 15 de Octubre del 2019 la  Secretaría  de  Cultura  de  la  Gobernación  del   Valle otorgó   a  Carmiña Navia Velasco,  el premio "Grandes maestros de la literatura  vallecaucana",  por su trayectoria y aportes a  a la literatura.


























Carmiña Navia Velasco, la poeta, sabe cómo nadie dar voz a mujeres incontables, a todas las mujeres, no sólo las de la historia, sino también a las sin nombre ni letra ni registro alguno. Y sabe hacerlo porque ha sido “todas las lunas”, y también “todos los rostros”; porque no sólo “Fedra con su tragedia/ Medea y sus preguntas/ Amdrómaca y su angustia / hicieron carne en mí”; porque no sólo le “enseñó los caminos” María la de Magdala “hacia un amor sin límites”, sino que también ella es “La que en la cordillera de los Andes / alumbró la mañana./ Y soy aquella que en la selva Guaviare /se protege en la   sombra / de algún fusil cruzado…/ la que pare a su hija /mientras vela / el cruce de las  balas / los aviones / las cercas. /Soy la mujer que en el centro del Valle /a orillas del río   Cauca / sazona /en las noches de luna /su cantar y su paila /para reconstruir /las  geografías…”(La mujer en mi cuerpo, poema inédito.

Julio de 2010













4 comentarios:

  1. Yolanda , muy buenas tardes he leido con detenimiento la entrevista a esta maestra. Por lo que ella refiere no es fácil llegar a una persona con ea visión con esa profundidad intelectual . Esa es la maravilla de cómo has llevado la entrevista en una forma forma clara, precisa y muy humana , es un conversatorio donde uno se imagina sentado al grande de dos personas extraordinarias y muy sencillas . esto las hace más grandes y valiosas. Yolanda me encantó esta entrevista, me diste cátedra una vez más.

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  2. Yoli. Fue una sorpresa leer esta entrevista, no te imaginé como entrevistadora, me dejé llevar por la imaginación y te vi sentada frente Carmiña con la mirada clara y penetrante y la voz fuerte como la describes y respondiendo tus preguntas. Te felicito lograste buenos metiéramos en la conversacion.

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  3. Yoli. Fue una sorpresa leer esta entrevista, no te imaginé como entrevistadora, me dejé llevar por la imaginación y te vi sentada frente Carmiña con la mirada clara y penetrante y la voz fuerte como la describes y respondiendo tus preguntas. Te felicito lograste buenos metiéramos en la conversacion.

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