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miércoles, 14 de agosto de 2024

Pegando las piezas

 Alexandra Correa 

Siento un enorme vacío, debido a tu partida. Es el nido vacíoFamilia, risas y crispetas, alrededor del televisor, común denominador de las noches en familia.

 Durante años la casa estuvo invadida de gritos, lloriqueos, carcajadas y parloteo. Hoy solo ronda paz y quietud. La lejanía de los hijos se siente en los poros y los oídos que zumban debido al silencio, los planes disminuyen, el tiempo pasa lento, el agite se acaba. Mi madre decía “los hijos son importantes para que te cuiden en la vejez”. Nunca lo vi así. Lo que menos deseo es ser carga para nadie.  

 


El famoso “nido”, espero les sirva para coger impulso, volar lejos, emprender el rumbo, empollar fuera de mis alas. Los hijos nunca piden venir al mundo, no firman un contrato de pertenencia, y mucho menos los podemos atar a la pata de nuestra cama. Solo es esperar el momento adecuado para emprender el vuelo. Después de la partida solo quedan los recuerdos, la nostalgia, los momentos vividos.

 

 Cuando la ausencia y el duelo llegan me pregunto ¿Por qué el destino se encarga de romper la pieza de la vajilla cuando todo estaba controlado? ¿Acaso de eso se encarga la vida? ¿Nos dedicamos a pegar los pedazos estropeados diariamente?  Las enfermedades llegan sin previo aviso, nuestra pareja nos abandona cuando creíamos que todo andaba bien, las empresas se van a la bancarrota, perdemos el empleo e inesperadamente una pandemia llega arrojando las piezas del rompecabezas. Vivimos de golpe en golpe, nos esforzamos por medir la ficha apropiada de acuerdo con nuestras necesidades; sintiendo que desfallecemos, morimos para renacer.

  Lo bonito de la vida es que no tenemos que vivirla igual que nadie, no son los hijos, no son la pareja, no es el trabajo ni el dinero, definitivamente es como cada uno la ve. Es el tipo de lentes y los filtros que se utilizan, sintiendo que las nubes grises hacen parte del paisaje, admirando las espinas en los tallos de las rosas rojas.

 Lo bonito de la vida es demostrarme lo que soy capaz de hacer, pegando las piezas que otros rompen por mí.

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