Eliseo Cuadrado del Río
Carro no te cambio
Porque he pasado dentro de ti
Más de nueve meses, pateando tus
genitales internos
Y sacando la mano en vez de la
cabeza.
Carro no te cambio
Porque eres lo único que en mi vida he manejado bien,
Y me sirves de consuelo
En mis fracasos como jefe,
En mis humillaciones como contendor
Y en mi incapacidad de ganarle a mi mujer
las peleas provocadas por mí.
Carro no te cambio,
Porque me consta que te estremeces al coger una curva,
Tienes dificultades para mantenerte en el camino recto,
Y debes frenarte con frecuencia,
Para mantener el buen concepto en que te tienen los
demás.
Tres cosas te puedo prometer:
No presenciarás nunca un derramamiento de sangre,
No volveré a entrar en ti
Con la prolongación de un perro en las suelas de mis
zapatos,
Ni permitiré que te vuelva a arrastrar una grúa
Como perrita chillona de tamaño desigual.
Sé, que solo nunca te podré dejar,
Porque eres tan indefenso
Como una niña de quince años desnuda
Voluptuosa y retrasada mental,
Retozando en las playas de una isla solitaria,
A la que llegara un bote salvavidas
Lleno de seminaristas escapados del convento.
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