Jesús Rico Velasco
Al finalizar la
maestría en sociología rural en agosto de 1969 solicité una trasferencia para
ingresar al programa de doctorado en el Departamento de Sociología. Una
revolución teórica orientada hacia el desarrollo de los programas dejados por
el Dr. Hans Zetterberg se gestaba. Los enfoques se centraban en estudios de
población, Ecología política y
Comunidad Urbana y Educación.
Para los estudios
de doctorado seleccioné tres áreas de concentración: estudios de población,
teoría sociológica y metodología con énfasis en el análisis multivariado. El profesor William Petersen ( nacido en 1912
que con 110 años sigue vivo aún sobre la
tierra) impartía esta teoría. Su texto “Población” tuvo tres ediciones en los años 1961,
1969 y 1975. Es considerado el
texto más completo sobre teoría poblacional publicado en los estados Unidos.
Con él aprendí a acercarme al conocimiento
de Robert Malthus. Comprendí que los “Principios de población” que contiene su pensamiento
es un desarrollo progresivo de su intelectualidad. Lo escribió en siete ediciones,
la última se publicó después de su muerte.
Malthus en su
primer discurso presenta una posición biológica
sobre la relación entre el crecimiento poblacional y la producción de
alimentos. En las ediciones sucesivas se dedicó a buscar evidencias para sustentar o rechazar sus tesis bajo el
rigor científico. Sus variaciones son desconocidas
por la mayoría de los detractores de las tesis maltusianas. Se
toman el tiempo y el cuidado de analizar los principios de población en su
primera publicación que cuenta con unas
treinta paginas, desconociendo su última
edición con una dimensión por encima de las 350 paginas. Es una lástima porque el
análisis integral conserva todavía validez
frente al estado de violencia pervasivo en las ciudades, las guerras
internas y los enfrentamientos entre países por una lucha ideológica intoxicada
. Es cierto que la producción de alimentos es básica y necesaria para la
existencia humana pero el desarrollo científico y tecnológico ha demostrado que
es manejable en su dimensión total.
El Departamento
de Sociología incorporó a su equipo docente
al sociólogo y demógrafo Yuan Thien proveniente
de China, casado con una americana. El profesor Thien tenía una orientación teórica
basada en la familia como institución
social, y determinante sustancial en el crecimiento poblacional a través de las variables de la
fecundidad . Su residencia estaba ubicada en las afueras de la ciudad de Columbus en un
ambiente campestre, medio campesino. Sembraba, junto con su esposa, frutas y
legumbres para sostener una dieta China vegetariana. Lo
recuerdo, porque en varias ocasiones lo visité y lo ayudaba en las actividades
de siembra y cuidado de su huerta. Yuan, era
unos de los promotores de compartir buenos momentos entre profesores y estudiantes. Facilitaba las
cosas para organizar reuniones medio festivas acompañadas por comidas sanas y buenos
tragos. Su esposa era una escritora muy
reservada. No compartía mucho con
profesores y alumnos, pero con Elsita, le teníamos mucho cariño por el tratamiento especial que nos daba cuando los visitábamos.
El profesor Wen
Li, otro profesor chino, muy joven
recién salido de su
doctorado, se vinculó como
profesor asistente en matemáticas de la
población y manejo computarizado de los paquetes en Demografía. Sostuvimos excelentes
relaciones académicas. Compartíamos la misma idea de manejar los computadores
para el análisis demográfico y la aplicación en el análisis multivariado que era la punta
de lanza del conocimiento sociológico en ese momento.
El Dr. Raymond Sletto,
profesor en estadística, ejerció en mi una influencia muy particular. Su
propuesta a pesar de no haberla desarrollado intelectualmente, posee un poder enigmático
en el ámbito mundial. Sustentaba, y la
evidencia estadística así lo demuestra, que el uso de la “mediana” como estadística de tendencia central representa de mejor
manera la distribución de frecuencias en una distribución y es por lo tanto el
mejor indicador de “equidad”. Su uso
sería de gran utilidad en el manejo de las distribuciones de muchos elementos de
la vida urbana de las personas, como por ejemplo, el sistema de medición del
“consumo” en los servicios públicos. El Dr. Sletto, sostenía y con suficiente
razón, que las medidas que se utilizan
en las facturas para estimar los consumos en los servicios públicos eran injustas, porque se
veían afectadas por la distribución de la media aritmética que movía los resultados
hacia arriba o hacia abajo alejándose de la “equidad social”. La mediana es el
punto en una distribución que muestra el 50% de las frecuencias hacia arriba o
hacia abajo en cualquier sistema de medición. Por supuesto que sus principios no
avanzaron mucho. En las sociedades capitalistas todo se mide en función de la
media aritmética que es discriminatoria y base de las mediciones que siempre
favorecen a los ricos en cualquier
distribución.
Las circunstancias
desafiantes se presentan de manera insospechada. Uno de los profesores de
sociología urbana por motivos de salud se ausentó por un tiempo. Y tuve que actuar como auxiliar de su cátedra
con un grupo de estudiantes “seniors” del departamento. Dictaba
mi clase de 45 minutos con la mayor
atención y dedicación. Los estudiantes en su mayoría oriundos del Estado Ohio
con padres “campesinos” , republicanos de “cabeza cuadrada”, como les decíamos, no podían aceptar que un
estudiante de doctorado y de origen latino les dictara las clases. Para las preguntas utilizaban su jerga juvenil
e irónica con un inglés difícil de entender. Me llené de mucho coraje, así cuando no entendía las
preguntas, decía que era una excelente pregunta y que en
la próxima clase traería la respuesta, y los dejaba mamando. También, tuve que
utilizar un cierto poder de autoridad para evitar el “desenfreno” al interior
del salón. Cerraba la puerta de entrada, tal como lo establecía el reglamento. La discriminación se sentía en el ambiente universitario. Se segregaba
a los pocos estudiantes negros, algunos de procedencia china, japonesa, y los
latinos en especial mejicanos y colombianos.
El profesor Schwirian
me acogió como su asistente de investigación y empecé con él a trabajar en
temas de población y grupos ocupacionales en Puerto Rico. Realicé varios viajes a la capital. En una
ocasión, en compañía de Elsita, tuvimos
la fortuna de visitar a mi amigo Genaro Nazario. Todavía vivía en Sabana Grande con su mujer y
sus hijos. Una sorpresa amigable para dos días de visita porque las actividades estaban centradas en la capital. El final de este trabajo fue publicado en la
revista “Demography” en 1971. Apoyado en él comencé a desarrollar la idea de preparar la tesis de
doctorado.
Las relaciones
con Elsita eran armoniosas. Cada uno se dedicaba a su trabajo en la universidad.
Recibíamos un sueldo mensual como asistentes de docencia y de investigación lo
cual nos liberó del pago de las matriculas
trimestrales, incluido el verano cuando las tareas se relajaban con pocos
estudiantes en el pregrado y había más
tiempo para estudiar. Teníamos nuestras
oficinas para la atención de estudiantes en Hagerthy Hall. La verdad se pasaba
la vida en la universidad desde la hora de llegada antes de las 8 de la mañana,
con un almuerzo preparado con anterioridad
en el apartamento o comprado en
la cafetería y el regreso ya en horas de la tarde al lugar de residencia. Como asistente de investigación había logrado
la adjudicación de un espacio exclusivo en la Biblioteca Central, muy pequeño,
pero suficiente. Contaba con un
escritorio, máquina de escribir, y elementos de oficina. Tenía acceso libre a
los stands en cualquiera de los 15 pisos de la biblioteca. En caso de material especial inexistente en la
biblioteca existía un servicio para solicitudes a cualquier universidad en los Estados Unidos.
Ahora con Elsita,
vivíamos en un conjunto de apartamento
de dos alcobas, en un segundo piso, con estudio y balcón mirando hacia la piscina. Los fines de
semana eran muy variados. Se programaban actividades para los residentes de libre
participación. Alrededor de la piscina habían toldos, algunos asadores y mesas para
los grupos. El ambiente era amenizado
con un poco de música, bebidas alcohólicas permitidas para mayores, y por
supuesto la aparición frecuente de
nuestra preciosa reina del conjunto, Dolly. Una bella joven de 18 años que vivía con su
mamá divorciada en uno de los apartamentos. Dolly adornaba de manera
natural el espacio con su presencia.
Mujercita alegre y descomplicada. Lideraba
las actividades recreativas, y juegos en la piscina como el voleibol acuático. Su
alegría y risas alborotadas se esparcían por todos lados.
En algunas,
ocasiones, a pesar de los cálidos y agradables tiempos de verano, aparecen
nubes negras que entristecen los corazones.
Un viernes en la noche, estando en el apartamento con Elsita, escuchamos
gritos desaforados que provenían de un
apartamento lejano. Los lamentos desgarradores de una madre expresando
el intenso dolor que causa la muerte de un hijo retumbaron esa noche. Dolly
había fallecido con su novio en un
accidente de tránsito en una de las autopista entrando a Columbus. Su novio conducía a altas velocidades en un
automóvil deportivo Ford Mustang después
de divertirse en alguna discoteca
campestre que cada vez eran más populares entre la juventud. Dejó de existir
esa preciosidad de mujercita. La amargura entró a nuestros corazones y no los abandonó hasta varios fines
de semana después de su entierro. Su madre no soportó vivir más allí y decidió
mudarse. Los años de la juventud cargados de ilusiones y sueños, no miden las
consecuencias de comportamientos arriesgados
y temerarios, ni el impacto familiar y social que pueden causar. Qué pesar, otra
vida truncada.
Hacia la tercera
semana de la estación del otoño las
hojas de los árboles cambian de color, se van cayendo al paso suave de los
vientos y cubren los suelos de los jardines. El cambio del clima anuncia la llegada de las fiestas navideñas
que traen consigo las celebraciones y encuentros familiares pero también las temperaturas
heladas y las copiosas nevadas. Con Elsita pasamos las navidades de los dos
primeros años en Columbus soportando las nevadas que cubrían por completo los autos, dificultaban la movilidad, y el
acceso a los edificios. Para los últimos tres inviernos decidimos viajar hacia Bogotá para compartir
estas celebraciones con la familia en ese clima templado y agradable. Para la
segunda semana de enero regresábamos a nuestra realidad. Me daba a la tarea de destapar
nuestro carrito completamente cubierto de nieve. En Columbus el frio era pervasivo.
Se extendía unos ocho meses desde el principio del otoño, en septiembre, hasta
los últimos días de la primavera cuando iniciaba el verano, la estación más divertida del año.
Un acontecimiento
inesperado fue mi selección como candidato a la representación de Colombia en
un evento patrocinado por las Organización de Naciones Unidas celebrado en
Williamsburg, Virginia. Se trataba de un fin de semana en que se discutía en
pequeños grupos la presencia de los Estados Unidos en Latinoamérica. La falta
de una posición ideológica definida en
términos de orientación política y la poca experiencia en la práctica política, hizo que mi punto de vista fuera
antagónico y contradictorio. Desconocía que las opiniones expresadas en este encuentro
eran publicadas de manera textual en boletines después de cada reunión. Tuve
que cargar con el peso, un poco vergonzoso, de mis palabras por algún tiempo.
La visita a Williamsburg
me permitió identificar la existencia de nodos ecológicos, culturales y sociológicos
que funcionan como enclaves para la gestación de ideologías. Fue en este ambiente Virginiano, en una atmósfera
independentista, en donde surgieron los
gestores de la emancipación americana, llamados
“padres fundadores” de la independencia
en 1776. Fueron hombres que se
congregaron en torno a unas mismas ideas. Vivían en un ambiente sociocultural muy próximo,
entre ellos están: Thomas Jefferson, James Madison, George Washington, Benjamín
Franklin, Alexander Hamilton, John Jay, James Madison, Robert Livingston y
Roger Sherman entre otros.
En estos “enclaves
de espacio y tiempo” se concretaron ideas, surgieron movimientos que alimentan
la cultura de una sociedad. Se promovieron avances significativos en el arte, la pintura, la música, expresiones
literarias, construcciones simbólicas comunitarias e infraestructura que muestran
el desarrollo y avances de las sociedades humanas. Los viajes que he realizado
durante muchos años me permiten llegar a estas observaciones.
En este tiempo centré
mi trabajo en los estudios de población y la utilización de metodologías para el análisis multivariado.
El uso de los computadores, y el aumento
de la conectividad con terminales
de impresión y uso de pantallas para interactuar
con el procesador central iban en
aumento. A la par desarrollé mi tesis de doctorado aplicando un modelo
combinado de rutas causales y modelos de correlación y regresión estadística en
el comportamiento de la fecundidad en
Puerto Rico. Estos resultados sirvieron
de base para sustentarla. Obtuve un resultado satisfactorio para optar por el
título de Ph.D., con énfasis en estudios de población (Demografía y sociología)
otorgado en ceremonia en graduación
colectiva a comienzos de la primavera el
17 de marzo de 1972.
En el último
trimestre del doctorado el Dr. Schwirian, jefe del Departamento de Sociología,
me asignó como tutor del grupo de estudiantes de doctorado para orientarlos en
el uso de los computadores y su aplicación en el análisis multivariado.
Elsita había terminado la maestría en Sociología en 1970, con énfasis en
la participación femenina, el rol de la mujer en la sociedades modernas, y su
papel en el sociedad. La fundación
LASPAU aprobó su continuación para el doctorado en el cual ya tenía varios
trimestres avanzados. Ella también asistía a las clases que dictaba sobre análisis
multivariado.
Tuve la
oportunidad de presentar la ponencia sobre los resultados del estudio de
doctorado sobre la fecundidad en Puerto Rico con la Asociación Americana de Sociología
celebrada en Ontario (Canadá). La
ponencia llamó la atención por la aplicación del análisis
multivariado a datos poblaciones para explicar las variaciones en la fecundidad, en especial del Dr. Robert
O. Carrelton de la división de Población de las Naciones Unidas, al finalizar
se acercó y me preguntó sobre los planes que tenía
para trabajar en Latinoamérica. Estaba decidido
a regresar a Colombia y dedicarme a trabajar como sociólogo en la ciudad de Cali. Para mi era el “mejor vividero del mundo”. De
todas maneras, me entregó un formulario para
llenar con mis datos e incluirme en la lista de candidatos de trabajos en Colombia y Latinoamérica. El Dr. Carrelton trabajaba como sociólogo demógrafo en la
División de Población de Naciones Unidas en Nueva York.
Los egos se
elevan con la vanidad y arrogancia. Oscurecen las relaciones de pareja que algún día fueron desinteresadas y
bonitas. Elsita insistía en que ella terminaría sus estudios de doctorado y
trabajaría en Bogotá. Y yo que regresaría a Cali. Algunas discusiones un poco
acaloradas se presentaron en esos días pero las dejamos pasar sin llegar acuerdos
definitivos. Pero algo me decía que las cosas cambiarían y muy pronto.
Para ese momento del
verano de 1972, estaba en auge un programa especial llamado Europa House. Consistía en una gira de 45 días visitando diversos
países de Europa. La vida en pareja nos dio la oportunidad de hacer el recorrido juntos pero decidimos dividir nuestros dineros
por mitades para que cada uno realizara a su manera el sueño de viajar por los
países Europeos. Durante las últimas semanas, antes del viaje a Europa, las conversaciones
entre Elsita y yo, disminuyeron, el amor empezó a desmoronarse. Las últimas
semanas antes del viaje, para
evitar mayores disgustos, Elsita decidió trasladarse a las residencias
universitarias femeninas (Women Towers).
Amigas de Elsita empezaron a aparecer en
nuestras conversaciones y a opinar en los temas de nuestras discusiones.
El poder femenino
era la atmósfera que permeaba la cultura estudiantil y se hacia sentir en el
día a día. La arrogancia, demostración
del poder y las diferencias de género eran un tema permanente que aumentaba
el acaloramiento entre las personas. Percibía el apoyo que Elsita recibía de
sus amigas de la universidad para “que no se dejara”. Salió por supuesto a
relucir el “machismo colombiano”, personificado por mi. Todo lo construido por
años de convivencia marital, arrojado por un abismo. Todo el
camino señalaba incertidumbre y aumentaba la tristeza. La vergüenza y el dolor
de la ausencia me hacían sentir como un
pequeño sólo y vulnerable. Sentía que la relación de pareja comenzaba a
deteriorarse.
Una tarde, de ese
nefasto mes de junio, llegué al apartamento temprano y encontré sobre la mesa del comedor una nota de Elsita que
decía:
«Me voy para las
residencias femeninas mientras llega la fecha del viaje a Europa por separado. Tu salida esta
programada para la primera semana de Julio saliendo de Washington D.C. y la mía
la semana siguiente. Te deseo un feliz viaje. Elsita.»
Comprendí que
estaba sólo, en un apartamento triste. El vacío y la ausencia de Elsita se
percibía. Los pensamientos daban vueltas en mi cabeza. Las razones para que
todo esto sucediera. Algo tan sencillo como ponerse de acuerdo sobre un lugar para vivir en el futuro cercano.
Seguía repasando la vida recorrida juntos desde los tiempos de nuestras
caricias juveniles, de nuestros amores universitarios en Bogotá. Casi seis años
de enamoramiento y cuatro años de nuestro
matrimonio feliz. Perdido como estaba en mis divagaciones,
tratando de encontrar una salida al sufrimiento, escuché unos suaves golpes de
llamado en la puerta:
«Quien es?»,
pregunté.
« Soy yo Bárbara,
una alumna en el curso de posgrado sobre análisis
multivariado.»
Abrí la puerta,
algo perturbado. Allí estaba una sonriente
y linda peli colorada.
«Supe que Elsita
se trasladó a vivir a las residencias femeninas, y sentí deseos de venir a saludarte y acompañarte un
rato en estos momentos de dolor y
sufrimiento.»
Sin salir de mi
asombro y casi por inercia le dije:
«Bienvenida, Bárbara,
puedes seguir y sentarte. La verdad, estoy descontrolado. No comprendo la decisión tomada por Elsita. Todo tiene que pasar para encontrar una solución.»
Es sorprendente
la velocidad con la que ocurren las cosas. Aparece lo inesperado, lo inadmisible, lo no planeado.
Lo que va a suceder, sucede, y no lo
detiene nadie. Me senté a conversar con Bárbara de todo y de nada. En algún momento de la charla, amenizada por la
delicadeza y actitud femenina sincera de amistad, la invité a tomar un trago.
Un bar local cercano nos sirvió como lugar para apagar el dolor con un par de cocteles “Dry Manhattan”. La combinación
perfecta de un Bourbon Jack Daniels, una parte de vino blanco o tinto, unas góticas
amargas, un twist de limón, y una cereza cherry, con una pareja en busca de
amainar la soledad y satisfacer el deseo de compartir unas cuantas caricias hizo
que surgiera una amistad romántica que duró tres semanas antes de salir para
Europa.
Durante las semanas siguientes nos vimos varios días en su casa situada en uno de los suburbios
cerca de mi apartamento. Ella estaba en un proceso de separación con solicitud
de divorcio y manejo de hijos del matrimonio. Entre los dos hubo un pacto
tácito de vivir una relación fugaz. Un juego de adultos para disfrutar el sexo siguiendo
un texto recién salido que se llamaba
“The Joy of sex” de Alex Confort . No era amor romántico. Era un arrebato de la
pasión, compañera de muchas noches compartiendo la vida. Un juego de hacer el
amor, con dos jugadores voluntarios. Sentados desnudos en una banca de madera
colgante, hacíamos el amor envueltos por el aroma del vino tinto calentado suavemente al vapor, con adición
de canela en polvo. Un ambiente de aromas para el éxtasis que abría los poros
de la piel y el espíritu. Para esta relación, no encuentro explicación. Se
dio, como se dan las flores silvestres, espontánea, sin compromisos, sin pasado
ni futuro.
Para el viaje a
Europa que salía de Washington D.C. se conformaron varios grupos. Con Elsita, decidimos
que viajaríamos en grupos diferentes
pero con la posibilidad de vernos ocasionalmente, cuando el alma nos lo
dictara, en alguna parte. Salí de Columbus
en el carro VW. Llegué de visita por un
par de días a la casa de Tony y mi hermana. Dejé el carro estacionado durante los 45 días que duraba el viaje. Me llevaron
al aeropuerto internacional (Dulles Airport ) recientemente inaugurado. Frente
a nosotros caminaban chorros de juventud de todos los estilos. “Hippies”, vestidos en todas las formas y
colores. Hombres jóvenes barbados y de
pelo largo. Cantidades de mujeres
hermosas adolescentes vibrando por la primera visita a Europa. Contrastaban frente a mi, que ya rayaba los
treinta años, pero con una pinta que no desentonaba. Un recorrido fascinante de
aprendizaje y una untada cultural en todas las áreas del conocimiento y
exposición geográfica. El viaje terrestre inició en Londres, visitando varios
lugares en Francia, con permanencias en Paris y los castillos del Loira. Visitas
a algunos lugares en Suiza: Lucerna,
Ginebra y los Alpes. En Italia atravesar de norte a sur pasando por Florencia,
Roma y Nápoles para terminar en el mar
Adriático en Petra. Realizar el
transbordo en barco hacia Delfos en Grecia en donde se encuentra el
templo de Apolo. Visitar la ciudad de Atenas y algunas de las islas. Continuar
hacia el norte por Tesalónica hacia Belgrado la antigua capital de Yugoeslavia
y Zagreb. Entrar a Checoeslovaquia con su hermosa capital, Praga, una de las
ciudades más lindas de Europa. Después los países bajos: Holanda, Bélgica, y Luxemburgo. En Alemania visitar Bremen, Hanover y otros
pueblos y por supuesto el gran paseo a Berlín la capital de la nueva república
Alemana. Observar las ruinas que quedaron después de la Segunda Guerra Mundial.
Cruzar el “Charlie Point” con un
recorrido corto al lado oriental
manejado por Rusia. Pasar por Dinamarca.
Recorrer su zona roja con los
adelantos más increíbles en la pornografía: nudismo, sexo en vivo, animalidad con
caballos y otros, que ya no recuerdo.
En el vuelo a Londres
tuve como acompañante una linda y joven americana de Illinois, Susan Bonetty. Nuestra
conversación fue tan amena y agradable que decidimos compartir nuestro viaje de
ahí en adelante. Con Susan los días fueron fascinantes. Las visitas diarias a
los sitios turísticos, los castillos medievales, la historia, las iglesias, las
catedrales, los recorridos por pueblos y ciudades. Su presencia de mujer completa, le
dieron consuelo a mi alma maltrecha por el sufrimiento de mi vida con Elsita como
pareja. El tiempo en Europa pasó como un vuelo de mariposa en el aire. La alegría
del tiempo compartido con Susan, las
historias y anécdotas vividas al unísono alimentaban el gozo del inicio de una relación con la
pasajera del asiento de al lado en el
vuelo entre Washington y Londres.
En Londres con Susan
y un grupo de juventudes hicimos el recorrido tradicional del city tour, a
vuelo de pájaro, para ubicar las actividades específicas en los tiempos
programados, Picadilly Circus, los palacios
y casas reales. Una visita
especial a “Stonehenge” para satisfacer deseos extra terrestres y el cementerio
central para lo infraterrenal. Una
mirada al pasado de los grandes representantes de la literatura inglesa dan
origen a un “nodo” o enclave de las
letras universales. Esto constituye una hipótesis de trabajo sociológico que habita
en mi mente hace rato. Algunos de estos
autores adornaron mis lecturas de estudiante durante el pregrado. Otros simplemente
los menciono para apoyar la proposición hipotética de una futura investigación.
Como no empezar por el gran maestro de
todos los tiempos, William Shakespeare con
obras inmortales como: Hamlet, El sueño de una noche de verano, Romeo y Julieta;
Christopher Marlowe (Doctor Fausto); Geoffrey Chausser “padre de la literatura
inglesa” con los cuentos de Canterbury en el siglo XV; Ben Johansson (el Alquimista);
Thomas Hobbes (El Leviatán); John Milton (el Paraíso Perdido), Daniel Defoe
(Robinson Crusoe), Johnatan Swift (Los viajes de Gulliver ); James Austin (orgullo
y prejuicio); Mary Shelley (Frankenstein); Oscar Wilde (El retrato de Dorian
Grey); Virginia Woolf ( La señora Dalloway); T.S. Eliot (La Tierra Baldía) y
Jorge Conrad (El corazón de las Tinieblas) entre muchos. Suficiente
demostración de la existencia, en
Inglaterra, de un centro o atmósfera literaria diseminada por toda Europa y el mundo.
Viajamos por tierra
pasando el canal entre Inglaterra y Francia en un “Over-Craft”. Una especie de
máquina inflable movida por un par de hélices muy grandes. Se desplaza sobre la superficie del mar a gran velocidad,
como un avión en el aire. Salía de Plymouth en Inglaterra y llegaba a Calais en
Francia. Susan me insistió que tomara una pastilla para el mareo para no tener dificultades
durante el viaje. Me daba risa, y no le
hice caso. Me la pasé dentro del baño vomitando
los 45 minutos del viaje. Y para colmo de males, aguantar la sensación
aburridora de malestar atravesando en bus la campiña francesa hasta llegar a Paris. Llegar a hacer el saludo de
todo el grupo en la “Plaza de la Concordia”
y continuar hacia Monmartre a buscar “Le
Petit Hotel” en donde estaban las
acomodaciones. Sin más remedio comí y me acosté a dormir muy frustrado y adolorido por no seguir las recomendaciones
de Susan.
Las dos noches en
Paris dieron la bienvenida a las
primeras borracheras nocturnas. Los gritos de hombre enamorado: “I love you
Susan” desde la calle en compañía de otros viajeros borrachos que también les gritaban
a sus amores y conquistas. La juventud
viajera se desparramaba por todas partes impulsada por esa libertad que emanaba
de la filosofía de “laisser faire “ y “laisser paser”. La búsqueda de la
felicidad de los años juveniles se
expresa con la frivolidad y relajamiento de las sanas costumbres. Y el uso
racional de un poquito de dinero, el consumo de marihuana y drogas alucinógenas.
El consumo vegetariano de algunos hongos que mejoraban o aumentaban la sexualidad que brotaba a flor de piel en un
verano caliente.
Paris, la “ciudad
luz” nos contagió con su belleza y su armonía arquitectónica. Visitar sus
avenidas, calles, la Bonne Nouvelle, los
Jardines de las Tullerias, el Arco del Triunfo y la gran Torre Eiffel. Este
último monumento parisino, nos mostró la realidad de nuestros bolsillos.
Algunos viajeros y nosotros, pretendíamos almorzar en el restaurante ubicado en
su segundo piso, pero el dinero que llevábamos no nos alcanzaba ni para pagar
la entrada. Terminamos almorzando en un restaurante de “paso” a las orillas del
Sena.
Prosiguiendo con el
enfoque de los “enclaves”. Paris es
considerado el centro de todas las ideas que se dan en el Arte y en la Letras.
La visita obligada al museo el Louvre,
sirve para reforzar la hipótesis de núcleo o polo de atracción. La presencia de
cuadros como la Gioconda de Leonardo da Vinci, o Mona lisa.
La obra de arte más visitada en el mundo. Otras obras para
mencionar: La Venus del Milo, de
Alejandro de Antioquia; la Libertad Llamando al Pueblo, de Delacroix; y las bodas de Caná, de Veronés, y miles más que
son el deleite de los impresionistas. Inspiración de artistas y de todos los
que se entusiasman con el disfrute estético y la belleza en el arte y en las
letras. En Paris se da de todo, en ramas o en ramilletes, independientes,
iluminados, escritores, pensadores, hombres y mujeres que en las artes y en las
letras quieren dejar su nombre para la posteridad.
En Suiza,
visitamos Lucerna, Ginebra y los Alpes con un descanso en “Sasfi” un pueblo en
la punta del cerro. De este pueblo tengo un recuerdo muy marcado porque en la
biblioteca del hotel encontré una copia antigua del Primer Ensayo de Malthus. Hallarlo
me dio la oportunidad de escribir unos comentarios, que posteriormente publiqué
en 1973 en una separata del periódico El País en Cali. Llegamos a Italia por el norte pasando por “Isola Bella”.
En nuestra visita a Florencia pudimos
disfrutar las grandes obras de Miguel Ángel: el David en el museo y galerías
Uffizi, la capilla Sixtina en Roma, la Piedad en la catedral de San Pedro, y el
Moisés en la capilla de San Pablo; Rafael Sancio: la Bella Jardinera, la
Escuela de Atenas, la Transfiguración; Sandro Botticelli: las Tres Gracias, el
Nacimiento de Venus, la Primavera; Donatello (Escultor): La Anunciación, San
Juan Evangelista, San Jorge, y muchos
pintores, escultores y arquitectos. Entre Roma y Florencia surge un nodo en
donde nació y floreció el Renacimiento en las artes, las letras, la
arquitectura y la ciencia, y se expandió por toda Europa.
Para este viaje,
me entrené con esmero en el manejo de una cámara fotográfica Yashika 1.7 que
un amigo colombiano en Columbus me regaló
con todos sus implementos, incluyendo un lente gran angular y otros en sus
cajitas de cuero. En los museos no se
permitía el uso del “Flash”. Así, me
volví un tigre en la combinación
simultánea de los cuatro principios fundamentales de la fotografía: distancia
(telemetro), apertura del diafragma, tiempo de exposición y luminosidad (manejo
del fotómetro). Logré unas fotos espectaculares de la Gioconda, la Venus del
Milo, el Moisés, el David de Miguel
Ángel y la Nefertitis del museo Egipcio en
Berlín. Varias de estas fotografías fueron incluidas en la elaboración
de calendarios de la Editorial Colombia de la ciudad de Cali, propiedad del
papá de una amiga muy querida.
Pasamos a Grecia
cuna del pensamiento filosófico, del arte y las letras con una visita a la Acrópolis
y los grandes monumentos desde Apolo en Delfos. En este ambiente de la Grecia
antigua crecieron las mentes
increíbles de Aristóteles, Sófocles,
Platón, Heródoto, Sócrates y muchos otros, que ni siquiera soy capaz de
mencionar o tratar de acercarme a pronunciar o escribir su nombre. Sobre
ellos los reconocidos, los olvidados o no identificados se levanta toda la civilización occidental.
Me gustaría
terminar el acercamiento de los enclaves, trasladando mi entusiasmo a Alemania
y Austria con la geografía de Viena y Salzburgo en donde una sociedad en la historia
de la humanidad disfrutó de la pasión musical con grandes compositores y músicos como: Ludwig van
Beethoven, Amadeus Mozart, Johan Strauss II, Carl Czermy, Joseph Hayden, Franz
Schubert, Antonio Vivaldi, Sebastián Bach, Robert Schumann, Félix Mendelson, y
Clara Schumann. Demasiado para mi
conocimiento elemental en el área, pero suficiente para los gomosos de
la música clásica. Fortalece el cimiento
de la tesis sobre los conglomerados: “Dios los cría y ellos se juntan”.
En una ocasión se
dio la oportunidad de compartir un encuentro apasionado con Elsita. Fue en Berlín,
con autorización de los líderes
organizadores. Sabían que éramos un matrimonio,
viajando por separado, pero con la posibilidad de juntarnos en algún
momento. Me encontraba en Hannover al final del recorrido en mi grupo que
seguiría el viaje hacia Amsterdam. Hablé con ella por teléfono. Acordamos que regresaría a Berlín en tren viajando
casi toda la noche para llegar de madrugada. Me estaba esperando en una
habitación acomodada especialmente para la ocasión. Alejarse de manera rotunda de
los seres que uno quiere no es tarea fácil. La llama del amor se aviva y regresan
las pasiones como huracanes. Los verdaderos sentimientos se guardan “en un
rincón del alma”, como dice el bolero. Estuvimos juntos todo el día paseando y
visitando el Museo Dalem en donde hay una gran colección de obras de oro de
nuestro país. Unas estatuas maravillosas traídas del parque arqueológico de San
Agustín que custodian la puerta de
ingreso al museo. En las horas de la tarde visitamos el Museo Egipcio en donde se encuentra la “Nefertitis”
guardada totalmente en un cubo de vidrio. Allí tomé una de mis mejores fotografías del busto
de esta figura egipcia. Finalmente, nos despedimos con una bonita cena para
continuar por separado el recorrido del final del viaje por los países de Europa.
Un recuerdo
inolvidable llega a mi memoria. Cuando llegamos a Roma encontramos en el lobby
del hotel un hermoso ramo de flores
enviado por el novio de Susan
quien sería su esposo al regresar de su
viaje . Lo celebramos con entusiasmo en la habitación mientras ella esperaba
una llamada de larga distancia para el agradecimiento. Una cena amorosa con un
buen vino tinto Chianty y unos besos y abrazos en la alcoba que remataban este
precioso acontecimiento. El viaje largo por todo Europa termino en Londres con
mi llegada en un vuelo de Berlín en una línea “aérea estudiantil” en avionetas
para pocos pasajeros y un tiquete muy
barato, que aterrizó en Heatrow aeropuerto internacional de Londres. La ultima
noche con Susan, me esperaba para despedir nuestro viaje y regresar a USA por
Washington. Una noche para recordar con gran entrega y ternura de dos seres que
se unieron por un tiempo sin
compromisos, abiertos a los acontecimientos que nos acompañaron en un verano caliente que se atravesó en el camino
de dos enamorados. Nos dimos una triste y dolorosa despedida en un bus en
el lugar de siempre, en la última fila, con un beso lagrimoso que tengo todavía en el
recuerdo.
Al finalizar el
viaje a Europa y regresar a Estados Unidos, llegué a la casa de Tony e Irma. Me
habían dejado las llaves de la casa y del carro con una vecina pues estaban por
fuera en las vacaciones de verano.
Esperé unos días el regreso de Elsita y volví con ella a Columbus Ohio. Tal
como lo habíamos acordado, en pocos días
preparé mi retorno a Colombia para el mes de septiembre. Arreglamos nuestra
despedida de acuerdo con las fechas del pasaje
de regreso enviado por la oficina de ICETEX en Bogotá. En este momento, resulta
importante resaltar que el ICETEX siempre cumplió con lo acordado: recibí una
mesada para mi sostenimiento, en los trimestres en que no pagué matricula en
Ohio, me mandaron el valor de la matrícula para gastos personales. Siendo de
gran utilidad porque la beca no era suficiente para una vida adecuada de un estudiante
en el exterior.
La fortuna estuvo
de nuestra parte, en el aspecto financiero. Elsita y yo obtuvimos becas, salarios por la asistencia docente
e investigativa, los trabajos que realicé para el Colegio de Farmacia sobre procesamiento de datos computarizados. Estos ingresos fueron muy importantes durante el último año del doctorado. Me permitieron
regresar a Colombia con un pequeño
capital, pero suficiente para dar la cuota inicial de un apartamento y adquirir
mi primer carro cuando llegué a Santiago de Cali.
El día de mi llegada
a Bogotá, en el aeropuerto, llamé
al Dr. Guillermo López Escobar. Nos habíamos conocido con anterioridad
en algunas de las festividades decembrinas.
Me dio una cita para el lunes en su oficina de ASCOFAME cerca de la Universidad Javeriana. Ese mismo
día me consiguió una oficina para empezar a trabajar analizando las primeras
encuestas sobre demografía y salud que
dirigía el Ministerio de Salud Pública. Decidí escribir un primer ensayo sobre
los cambios en los niveles de fecundidad
para Colombia utilizando los resultados de las tasas totales de fecundidad para
grandes conglomerados.
Era emocionante poder
mostrar las diferencias comparativas en las tasas de fecundidad total entre las mujeres de las zonas urbanas y
rurales. El diferencial era muy significativo. Se mostraba cómo la fecundidad de las mujeres en las zonas urbanas comenzaba
a descender por debajo de 3 hijos por mujer en edad fértil en comparación con las mujeres en las zonas rurales con datos
muy por encima de 4 a 5 hijos por
mujer. En el momento los resultados eran
valiosísimos para revelar la importancia
de los programas de planificación familiar que lideraba Pro Familia.
Fue la institución que posteriormente se encargo de manejar las Encuestas sobre
demografía y salud.
En este recorrido
por ASCOFAME apareció el Dr. Carlos Agualimpia. Mi trabajo le interesó y me ofreció un empleo en la ciudad de Cali en
un proyecto especial de la Organización
Mundial de la Salud sobre Planificación y Evaluación de Servicios de Salud. Decidí abandonar la
ciudad de Bogotá, para ir tras mi sueño de trabajar en la ciudad de Cali que para mi
era el “mejor vividero del mundo”.
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