Alexandra Correa
¡Esgar atisbe!,
venga pues ayude a amarrar esta bestia. ¿Qué hace allí sentado, tomando tinto y
rascándose el ombligo?, ¿Acaso vos pensás que del cielo te va a llover plata? Meni
pacá, ayudáme a ensillar el caballo y después hacéte la aguamasa pa los
marranos, dice Esneda. Eh ave maría purísima
dame paciencia con está vieja, apenas se levanta comienza a poner pereque, no
puede dejar los santos quietos, piensa Esgar.
Esneda se
queja mientras prepara el almuerzo ¿Por qué tuve que escoger por marido a un
tipo tan entelerido? ¡Viejo! venga a almorzar. Esgar escupe algunos frijoles
duros a lo que ella le responde: con hambre no hay pan duro.
En la hamaca
Esgar se echa la siesta y reniega de su mujer. Esta jetona me tiene cansao con
su cantaleta ¿Cuándo será que cuelga los guayos?
¡Esgar levántese
viejo! Que le está entrando el sol por la boca, vos dormís más que gato con
anemia, no se le olvide vaciar la mica. El viejo desperezándose le grita, no
por mucho madrugar amanece más temprano, deje la azaradera.
Esgar va al
lavadero y se echa tres baldados con agua y una vez termina, pregunta, ¿Porque
siempre me perdés las medias? Mirá que enestico tengo que salir, tampoco
encuentro los calzoncillos, ¿A su merced no le enseñaron como atender al
marido? Esneda responde: lávese más bien ese fundillo que lo tiene cagao.
¡Vieja! Voy a
bajar al pueblo a hacerme motilar, y la vieja le dice: no se le olvide arrimar
a la panadería del finado Salesiano, me compra cinco mil de parva y el cuchuco
donde Don Nicanor para la sopa de mañana.
En el pueblo Esgar
se encuentra en la cantina con el viejo Nicanor y en medio de tragos le confiesa
que desearía tener por mujer a Rosita la esposa de Ramón, dócil sumisa y
agraciada y no esa vieja sonsa que le tocó, a lo que Nicanor responde: A burro
negro no le busque pelo blanco, confórmese con la mujer que le toco compadrito,
vuste sabe que Dios le da pan a quien no tiene dientes, por algo será. Llega
Ramón y se le une a la conversación brindándoles una ronda. Cuando el reloj llega
a la media noche, entra a la cantina Rosita y con escopeta en mano da un
disparo al aire, y sacándolo a empellones le grita ¡Viejo atembao! eche pa la
casa, no haga más que gastarse la plata en pola, ya nos dejó sin el estrene de
diciembre.
Esgar sale
corriendo loma arriba.
Esgar se mete
en la cama, al lado de Esneda, y dándole un beso en la frente le dice:
¡Vieja
querida con vuste hasta que la muerte nos separe!
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