José Antonio Cortés
M
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Ario
se desplomó en mitad de la clase de estadística y empezó a convulsionar; sus
ojos abiertos mostraban una mirada perdida. Mientras estaba tendido en el
suelo, algunos de sus compañeros corrieron a reanimarlo a la vez que gritaban: «Llamen
al 911». El equipo médico que llegó a los pocos minutos, tomó el control de la situación. Los alumnos se
agolparon curiosos. Después lo sacaron inconsciente en una camilla y se lo
llevaron en una ambulancia.
Mario se encontraba en la sala de
espera listo para el trasplante. Un nuevo corazón estaba disponible para él. En
el umbral de la intervención, su mente escapó del rigor aséptico y divagó hasta
el día en que casi muere en la universidad,
cuando fue llevado a una clínica en donde los médicos le informaron que tenía una inflamación del corazón, que iba
a quedar muy limitado y que no podría volver a clases. A partir de entonces su enfermedad progresó hasta dejarlo postrado en la cama.