Eliseo Cuadrado
Me dices en tu carta que tienes la
sensación de haberte quedado sin familia y analizas con lupa tu pasado, porque estás
decidido a descubrir el momento en que empezó a desmoronarse. Nunca lo
encontrarás.
Siempre has pensado que tu conducta fue
ejemplar e inmune a cualquier ataque. Pero
no. Ahí estaba la punta del iceberg flotando en la oscuridad cuando hirió de
forma alevosa la proa de tu barco. Hubieras afectado a
muchos inocentes que navegaban contigo.
Recuerda, el desagradecimiento es un
arma más poderosa que la fuerza que mantiene la tierra dando vueltas. La historia ha registrado el pánico de los
ojos de César al ver esa mañana que en
el Senado estaba también su hijo adoptivo. Tú no eres César, pero estás rodeado de muchos que has adoptado
mentalmente sin pedirles permiso.
Craso error y terrible paradoja. Porque tú siempre creíste haberles hecho un gran bien. Pero, quien
sabe si ellos lo ven así y piensan que
has sido egoísta y convertido en un anciano paranoico y ególatra que les
hubieras podido dar más en vida.
Dedícate a pensar mejor qué mal les
has hecho por quererlos tanto. ¡Ojo! Temo que te está pasando algo peor: No
será posible que los perdones por sus malos comportamientos, porque con
seguridad se sienten inocentes.
Prepárate, vas a sufrir mucho con lo que te voy a decir. Sólo te queda un
escudo: el desapego. Entre tú y ellos habrá siempre el abismo de tu propio yo. De ahora en adelante serás el Súperman en
silla de ruedas.
Esa noche te sentiste hostilizado en
tu propia casa. Donde casi naciste. Rechazado por quienes siempre has sentido un
gran amor filial. Ojalá algún día sepan el desproporcionado mal que se han
hecho. Incluyéndote a ti.
Presiento que estas viviendo una segunda orfandad. En este caso
definitiva. Pero tú siempre has sido feliz en tu soledad acompañada. Ellos
nunca te perdonarán que los hubieras abandonado tan pronto crecieron tus alas.
Estos sentimientos encontrados
llenos de hipocresías y duelos ocultos son los que producen la atmósfera
cargada de tragedia el Día de la
Madre , cuando los hijos artificiales buenos, esperan a los hipotéticos
malos que llegan retrasados llenos de sicotrópicos. Al final de la tarde. De tu noche.
Todas las familias son tumbas
blanqueadas. Alguien aseveró hace miles de años.
Solo volverás a tener paz cuando
te des cuenta que empezaron tus exequias. Los cisnes se convierten en cuervos cuando
naufraga, en la bahía, un contenedor repleto de petróleo, por las malas maniobras de un mentecato
Capitán como tú.
Olvídalos, si quieres perdonarlos de verdad.
Recuerda que algún día te dije que debías morirte a tiempo.
Otro gran error: No debiste casarte por amor. Los defraudaste tanto que
alguien le escribió una carta a ella, que cuando la leí, me pareció la infamia de su
vida. Ellos esperaban beneficiarse con tu matrimonio, pero tú no captaste el
mensaje ni ellos supieron enviártelo. Ya es
tarde, quedaste en deuda. Algún pretexto encontrarán para no asistir a tu entierro.
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