Los cromosomas y los genes al nacer
se retorcían danzantes, cual gusanos en busca de la vida.
Ochenta años después
los gusanos y microbios danzaban en las carnes,
El ritmo inexorable celular de la muerte y comían
entre los rítmicos ritos.
Solo se dibuja un gran interrogante.
Nadie lloraba ni reía.
Humberto Rey
Humberto Rey
No hay comentarios:
Publicar un comentario