P.Fresco
¿Qué
de dónde vengo…?
Desde
de la cañada,
cerca
del arroyo, donde cría la guagua,
donde
un día mi padre levantó la casa
y
junto a mi vieja engendró su raza,
y
fueron su orgullo tres hijos del alma.
Pero
amaneciendo llegaron señores,
de
esos de bota alta,
que
nunca se peinan y que tienen barba.
Los
necesitamos, dijeron con calma.
Mi
viejo perplejo con lo que pasaba
con
súplica, ruegos y gritos del alma, decía llorando:
¡Son
unos mozuelos, no dejo que lo hagan!
Y
cual tigre herido
¡Se
lanzó sobre ellos, se lanzó con rabia!...
Sonaron
dos tiros, fue de madrugada.
Dejamos
llorando mi vieja adorada
que
quedó solita, allá en la cañada.
Yo
era el más pequeño, lloraba y callaba
camino
hacia el monte por una cañada.
Pero
muy adentro sangraba… rezaba…
gritando
en mi mente: ¡Espero el mañana!
¡No
podrán conmigo, vengaré a mi taita!
Al
pasar el puente la noche era calma
Y
de un solo tajo dejé la manada.
La
noche era oscura, las ranas cantaban
y
como un volcán mi pecho brincaba.
No
tenía miedo, corría, volaba.
Por
entre la selva así yo pensaba:
Me
iré al otro bando… al que yo aspiraba
cuando
era chiquito, cuando jugaba
con
soldaditos de plomo y con armas.
A
esta tierra bella entregaré mi alma
¡Lucharé
a muerte, lucharé con garra!
Por
todos aquellos que en la selva aguantan
sufriendo
indecibles tormentos que callan.
Y
haré lo que sea para que mañana
mi
prole el orgullo lo lleve en el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario