Eliseo Cuadrado
Deje que termine de cagar en paz y se la lleva. Es virgen, le dijo el Marqués al ladrón de perros, quien lo amenazaba con una pistola. Esperaré - repuso - solo me interesan las perlas del collar. Jamás interrumpo los milagros naturales logrados en público. Son falsas. Latros se acercó a Trilsa y las examinó con una lupa. ¡Maldición! pensó. No sé cuál es la diferencia. Es usted un hombre honrado y piadoso, le dijo al Marqués. Latros guardó la pistola. Encendió un cigarrillo, se despidió y empezó a alejarse, cual ladrón decadente. Trilsa sentada en sus cuartos traseros, lo siguió con la mirada y comenzó a mover la cola sin darle importancia a su papel protagónico. No tenía por qué saber que las perlas verdaderas estaban intercaladas con las falsas.
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