Vistas de página en total

viernes, 16 de marzo de 2012

Murmullos en la caravana

J. Iván Pérez R

"No habrá nunca una segunda oportunidad par dar una buena primera impresión".










Lo que   a primera vista me impactó acerca de mis compañeros de viaje,  y sin el mayor esfuerzo de mi parte, fue que el recinto estaba poblado por más hombres mayores que mujeres. Se contradecía así la lógica pregonada por muchos que suelen afirmar como, en  la vida ordinaria, ellas nos superan siete veces en numero a cada uno... ‘Cuestión de apreciación, maestro’, diría el héroe de la milicia.

Lo que sí parecía igualarlas a todas, a todos, era el toque que adiciona la ‘nieve de los años’, esa pátina imposible de ocultar a pesar de honrosas excepciones, y la complicidad de ciertos afeites y esotéricos colorantes. Sobresalían dos, máxime tres cabelleras inmensamente negras o en  incolora disonancia con las edades presentidas. Otras en cambio,  aparecían presas del pánico que se padece a esta edad por saberse clasificadas como vetusteces de otra época y de distintos escenarios. Todo ésto, denunciaba las diferencias que en el grupo consagran la regla, como ocurre frecuentemente con las inevitables excepciones.

De la mayoría de todas las bellas damas podría afirmarse, sin temor a equívoco alguno que, a pesar de la variopinta calidad de las antiparras que a su edad las orlan,  fueron en su tiempo cortejadas como las más bellas divas cosechadas en este Valle del Señor. Y a fe que sí lo eran. Es alentador ver ahora, en su otoñal pulcritud, cómo aún quedan rasgos en ellas que se resisten a desaparecer. Felices nosotros por tener el privilegio de admirarlas sin el pago de peaje alguno.

¿Y de ellos?... Casi bestiales en los rasgos expresos que nos depara la edad a cada imagen personal.

Bestiales, no porque lo sean en comparación con habitantes de zoos reales, sino por los contrastes en el cuento de ‘la bella y…’. Sin embargo, muchos rasgos de ellos develan aún brotes expresos de lo que otrora fue su  idoneidad y su talante. ¿Que se debiera decir más bien talento?...

Inteligentes, sí, en lo que ahora se nos ha dado por denominar Inteligencia, que ya no es una y única como otrora se afirmara, sino múltiples, y que ha dejado de ser pertenencia de unos pocos congraciados, para ser cualidad de todos los que en el mundo hemos tenido la fortuna de subsistir, con o sin gracia.

Pero, y valga aquí una digresión, queda alguien más por reseñar, y que impacta a primera vista, por su experiencia sí y por aquello de que más sabe el diablo por viejo… que aquí por lo leído. Es quien funge como Coordinador de esta feliz iniciativa y no cual camellero de nuestra exigua caravana. Animador sí e inquisidor también, y mecenas de tan improvisada academia -no peripatética en el sentido platónico del término– pero que debe y deberá hacer un titánico esfuerzo para que los sueños de estos sus acompañantes de edad provecta sí seamos aceptados, admirados y aplaudidos por quienes nos leerán o padecerán en las letras de molde prometidas por la entidad patrocinadora de este grupo.

Él, ‘en su finita sabiduría’ es el que elige, dilucida y decide qué de lo creado o recreado por los miembros de tan extraña cofradía, ha de llegar a servir como contribución al crecimiento y desarrollo de cada quien con su cada tono y su habitual talante.

¿Y, finalmente,  qué será de los resultados del ‘estar juntos para…’?

Se podría hacer cualquier cantidad de especulaciones y cábalas. Cábalas difíciles si las hay… Peor aún, se podría afirmar a priori, pero no sin morir en el  intento, lo que se piensa que habrá de resultar de tan temerario ensayo…

Sólo aquella gallarda esperanza de hacer algo útil por el solaz espiritual de quienes aquí participamos, podrá, pienso yo, llegar a ser la real recompensa para los y las aún perseverantes de este tan hermoso experimento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario