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miércoles, 12 de abril de 2023

Sin remedio[1]: caleidoscopio para ver que las cosas son iguales a las cosas

 

María Lucía Muñoz Giraldo

 Leer la novela Sin remedio es una experiencia visual multicolor con fuertes sensaciones en las que a la manera de un caleidoscopio, un narrador omnisciente conduce con diversos ritmos al lector por múltiples imágenes y formas, intensidades, atmósferas y estados de ánimo. La novela construida con una prosa descriptiva da vida a Ignacio Escobar, personaje principal, cuyo punto de vista subjetivo de su mundo burgués, abre y cierra un foco que acerca y distancia detalles mientras transita por diversos entornos de una época histórica, política, cultural y social, son las décadas setenta ochenta, del siglo veinte en Colombia.


La vida de Ignacio Escobar va oscilando entre dos escenarios posibles. Uno, el externo y propio del paisaje natural, en éste lo visible, urbano y material va mutando en constante movimiento y en diversas formas, colores, texturas, sonidos, personajes y corporeidades. En el otro, su mundo interior e íntimo, el narrador nada se guarda, todo es explícito; por esto, su fuerza es equivalente al mundo exterior. El lector, a manera de espejo, va viviendo con el protagonista su intimidad sin censura alguna, minuciosos monólogos cargados de sensaciones físicas, escatológicas, emociones, sentimientos y percepciones de gran intensidad. La imaginación irónica, saltarina, loca, burlona de Escobar contrasta en un imaginario lleno de deseos y quietud física, intención y espacio cerrado, acción e inacción, todo va rápido entre una cosa y otra. Esto causa efectos de empatía, rechazo, complicidad, condescendencia y es imposible dejar de admirar el hábil y desparpajado manejo del lenguaje para construir la historia.  

Giro el caleidoscopio y me detengo en la familia, el universo más cercano y  fuente principal para indagar donde Ignacio Escobar ha caracterizado su psicología y estados ánimo. Un dependiente afectivo de su madre dispuesto a vivir incomodidades de un statu quo del que reniega pero en el que se salva en las peores situaciones. Statu quo como un pretexto para hacer circular personajes y vestimentas, apellidos notables y no tanto, Escobar, Botero Jaramillo, Espinosa, Patiño, Mantilla, Pineda, Ospina, lo doméstico y el lujo, relaciones, voces, actividades y hábitos se exponen abiertos. En ese lugar todo está a disposición de estos parásitos: la servidumbre, la amistad, la familia y los autos, viandas y licores a granel, dan identidad de clase que marca y acentúa los  roles de manera muy natural. En alguno de sus momentos existenciales Ignacio piensa: “Por lo menos los tíos y las tías sabían en dónde estaban, por qué estaban ahí: situados en el tiempo y el espacio, en las fechas precisas de sus muertes, en los precios exactos de sus tierras. Escobar escrutaba su propio interior y no encontraba ni siquiera eso” (p.171).

En todas las conversaciones familiares de manera reiterada afloran sus posturas ideológicas, prejuicios y sátiras, veamos: _“Tú no conoces a los militares de este país, mijo. Es una gentecita.

_No es gente –precisó tía Lucía, dejando vagar sus ojos vagos-. Hay que ser gente, y esa gente no es gente.

_Miren las listas para Cámara y Senado-dijo el tío Alejo-: los que uno conoce son pésimos. Y los que uno no conoce es porque son peores” (p.173)

En varios momentos sueltan esta perla prejuiciosa sobre cómo aprecian desde el centro o el altiplano a las mujeres caleñas:

 caleña- suspiró su madre- pero, eso sí, gente muy bien de por allá. ¿No mijo?/Caleña es caleña” (p.184)

Doy otro giro al caleidoscopio y aparecen las mujeres. la mamá doña Leonor, Fina, Ana María, Beatriz, Henna, Ángela, Patricia, Cecilia, Berenice, Zoraida. Circuncisión o Circua. A través de esta presencia femenina y sus relaciones con el protagonista se exhiben la libido, sumisión y rebeldía, amores y desamores variados, cuerpos y estética, que entran y salen de la vida de Ignacio en un caos descarnado.

Giro de nuevo y veo a sus amigos. Espacio poético para dar licencia a la amistad fuerte, a diálogos donde todo es permitido, calificativos, juicios irónicos, opiniones despectivas, sorna y bromas descarnadas, fluyen con toda tranquilidad dejando ver con desenvoltura su posición de clase libre y tranquila. La música, tanto la clásica como la popular, entra en juego para acentuar quien y como es cada personaje.

El paisaje tiene gran relevancia, algunos elementos como los árboles y el cielo, los colores y formas de las nubes en movimiento van mostrando un protagonista  con profundo sentido de observación y, en esta apertura del foco narrativo el lector distiende un poco la tensión del momento. Igual se perciben las sensaciones que el agua provoca en Ignacio. Es un medio en el que Escobar se sumerge y divaga, despliega una miscelánea de emociones entre el deseo de ser y no ser. Su caos interior es como una lluvia incesante e invasiva en la percepción del afuera, una huida hacia la incertidumbre y la inestabilidad, una incapacidad de tomar decisiones por fuera de la influencia de la madre o de Fina, su compañera.

Vuelvo a girar el caleidoscopio y aparece el poder, una clase política burguesa unida al poder económico y religioso, al poder militar y la represión. Este ámbito se despliega todo en página y media en el periódico y en diversos noticieros televisivos para  lamentar la muerte del Dr. Foción Urdaneta de Brigard. Es un  retrato de época que muestra un descarnado juego donde se reafirman ideologías y posturas políticas, ofrece un fuerte contraste entre el bipartidismo liberal y conservador y las sucesivas divisiones, subdivisiones y más subdivisiones de la izquierda revolucionaria nacional influenciada por idearios de procesos extranjeros.   

Este gran entorno novelesco se entreteje y enriquece como una paleta de colores e imágenes, maneras de hablar que caracterizan personajes, roles y actividades,  lugares, medios económicos y costumbres, posición de clase y desclasados, van ganando vida propia. A través de éstos se despliega un gran conocimiento de la lengua en el que Ignacio insiste durante el relato. Etimologías y significados, divertidos juegos retóricos, disquisiciones sobre gramática y escritura, Escobar se luce con destreza inmoderada en estilos, géneros y movimientos literarios, ensayo y juego poético, apreciación reflexiva y sarcástica de lo escrito.  

El día de elecciones esa dramática producción poética se le sale del bolsillo, se ensucia de sangre, barro y humedad ante el capitán Pardo, militar subalterno del coronel Aureliano Buendía de Investigaciones Especiales, expositor máximo de aberraciones y conductas excesivas del poder miliar.

Para mi leer la novela Sin remedio de Antonio Caballero fue una agradable  experiencia de lectura, me asombré con su narrativa  desafiante que me arrancó sonoras carcajadas en muchos momentos.




[1] Sin Remedio. Antonio Caballero (1996).Santa Fe de Bogotá: Seix Barral.

 

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