Jesús Rico Velasco
Hay sombras que caminan en el silencio
profundo de la noche, formas nebulosas que se mueven como efugios de la imaginación de Rodin con
la pose dolorosa de la perdida de la
inmortalidad de Adán en el paraíso terrenal. Las colocó el artista en la puerta
del infierno para recordar el mensaje que escribió Dante en La Divina Comedia,
“Quienes aquí entráis, abandonad toda esperanza”. Las sombras entran por debajo
de las cortinas, por los postigos de las ventanas, por el pequeño hueco por
donde transitan los insectos predilectos de la metamorfosis de Kafka destruidos
por la alienación que produce la vida con condicionamientos individuales y
colectivos de orden económico, social y cultural. Entran sigilosas en las
alcobas y se alojan
en las mentes de las personas que
no se no se asustan con la soledad, son
como los fantasmas de la memoria que atormentaron a García Márquez en su
anticipada vejez. Son las sombras del agotamiento de los mitológicos
Buendía salidos de la imaginación marquesina y la
realidad de unas personas que no mueren de enfermedad como el resto de
los mortales, sino de soledad. Son las sombras construidas por Borges en un
punto imaginario que permite observar el universo en todas las direcciones posibles.
Es un punto en la imaginación en forma de circunferencia desde donde se puede mirar todo el infinito
con un acceso breve y único en el Aleph que muestra todos los rincones de la
existencia. Son sombras que caminan en la noche que quieren hablar y decir algo, pero no tienen voz, son
sombras grandes y pequeñas un montón de
sombras, infinitas como las mentes de
los genios que sueñan con las sombras. Es un agujero negro que no tiene forma
como la sombra. Es el Canto del cisne de Chejov al sentir la vejez que lo acosa a pesar de su talento, es la soledad y los años
que marcan el tiempo para morirse. Es el
gato negro de Poe horrible bestia
emparedada en su tumba sin sombra que lo indujo a cometer un cruel
asesinato. Son las sombras ambulantes de los muertos que salen a buscar las
mentes de los soñadores que no pueden descansar. Son las sombras de Silva
enlazadas que se juntan en las noches oscuras y de lágrimas.
Muchas sombras una sola sombra larga
que me espanta el sueño y no me deja dormir.
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