Carlos Mira
Arrastra
su caminadora en el pequeño apartamento, aunque tiene la certeza de ser un
hombre rico. Se tropieza con los desniveles del piso. Masculla vulgaridades con
una voz ronca y desagradable, cada vez que debe reacomodar el caminador. Toma
el aviso de la compañía de salud, en la cual le informan que la cita para la cuarta
dosis de la vacuna es a las diez de la mañana y ya van a ser las doce. Hace la décima
llamada a Cruz Verde. Dizque la mejor proveedora de salud, masculla, mentiras,
siempre mentiras, todos los meses tengo que pagar los $180.000 pesos, cuando ya
la jubilación sólo alcanza para pagar la renta y algo de comida… no le
contestan, Pola, Pola, grita cada vez más fuerte. Esos miserables de la empresa
de salud, no van a venir hoy tampoco, me quedaré esperando otro día y tal vez
nunca vengan, porque esos canallas sólo quieren que me muera y así dejar de
perder plata conmigo. Pola se acerca con la misma condescendencia con que había
cuidado a la mamá. Don Federico, no se preocupe, ya tiene tres vacunas y la
cuarta, algún día ha de llegar, como decía su mamá. Negra, delgada, con
síntomas reales de desnutrición, sin dientes, es una sombra que los ha acompañado
por muchos años. Era tal su cercanía con él, que los hermanos le hacían bromas,
debería desposarla. Claro malparidos, les decía, cuando tenía plata todos
venían a pedirme algo, que el vestido, que el pasaje para viajar a Jamaica. Y
si hacen cuenta de los años que viví con ella me deben millones de pesos, pues
ninguno puso un peso. Pola, me voy a tomar un whiskey, si esos desmadrados no
vienen, pues comienzo a beber otra vez y si me emborracho, pues mejor. Ay don Federico
no diga eso, usted sabe que es alcohólico y que si comienza a beber no para. Y
ya no tiene la salud para hacer eso. ¡Cómo se le ocurre! Y la negra, llena de
una ternura que no concuerda con el inicuo trato que recibe, comienza a llorar,
recordando a la mamá. Es lo mismo, por eso ella lloraba tanto y usted se
aprovechaba gritándole cosas espantosas. Pobre vieja, que Dios la tenga en su
reino y lo proteja a usted de tanta irresponsabilidad.