En un principio todo era soledad
y silencio.
Y las tinieblas cubrían la
superficie del abismo.
Entonces Dios, creó el cielo y
la tierra…
Soledad y silencio en las entrañas de la patria,
Soledad y silencio del cóndor andino en el escudo,
Silencio tricolor de la bandera en soledad de vuelos
tremolantes,
Silencio y soledad en los caminos sembrados de trampas
asesinas,
Soledad y silencio en la mirada de los niños
mutilados.
Silencio y soledad en los campos fumigados,
Soledad y silencio en el corazón del campesino
desplazado,
Soledad en el grito de silencio que implora por los
secuestrados,
Soledad de paz que apenas cabe en un pequeño espacio
de silencio,
Soledad y silencio de bandera sobre el ataúd del
soldado que cayó a mansalva.
Silencio de roca de los gobernantes en la soledad de
sus despachos,
Silencio y soledad en las promesas no cumplidas,
Silencio de esperanza en la soledad de las promesas
repetidas,
Soledad de paz de la paloma en el silencio de un vuelo
sin destino,
Soledad en las aulas y silencio en la palabra del
maestro.
Silencio y soledad en el fogón de los hogares,
Silencio en la espiga convertida en soledad de pan
sobre la mesa,
Silencio y soledad en el murmullo de las hojas movidas
por el viento,
Soledad en los templos y silencio en el bronce de sus
torres,
Soledad en las playas recostadas al silencio de las
olas.
Soledad en la fragancia de la rosa y silencio en el
jardín de las begonias,
Soledad de alondra entre el silencio de alambres de su
canto,
Soledad en la
mano del que pide y silencio en los labios del que da,
Soledad de miel en las pailas y silencio de guarapo en
los molinos,
Soledad en la tristeza de una lágrima y silencio en el
sollozo que la impulsa.
Eduardo Toro