Olas
en tu pecho
te
abrazo casi suplicando,
sin
prudencia, sin respeto
aroma
salvaje atraviesa el cuello,
desciende
en tu cuerpo.
Me
entrego al juego necesario
lava
quemando tus piernas,
fragantes
de deseo.
Enfrentar
lo ineludible,
cenizas
en que ardemos
sincronizan
las aristas de tu cuerpo.
Mi
desnudo, y te provoco
tu
desnudo, silencio escondido,
el
exceso, el grito,
temblor
bajo tu ombligo
seguir
el rastro de la locura,
el
humo apacigua tu ausencia
buscando
en toda negación,
muerdes
el silencio
un
atajo prematuro.
tu
orgasmo estalla impuro.
Hebert Lozano
la fuerza del erotismo Heberth
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