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miércoles, 19 de octubre de 2022

Un matrimonio feliz

 

Jesús Rico Velasco

 ¡Frío, mucho frío!. Temperaturas bajo cero. Aceras congeladas difíciles de caminar.  Paradas constantes en cualquier parte. Frotarse las manos buscando un poco de calor y continuar hasta llegar al lugar deseado. Invierno en Wisconsin, fiestas de navidad y estación congelada  en un lunes primero de  enero de 1968.

 Llegué a Madison Wisconsin en un vuelo comercial con varias escalas y cambios de aviones desde el aeropuerto internacional de Miami. Al salir de la aeronave la  luz brillante de una mañana fría me atormentó los ojos. Me tomó un tiempo  abrirlos y darme cuenta que era necesario bajar por unas escaleras pegadas  al costado  del  pequeño avión. Blanco, todo blanco cubierto por la nieve en combinación perfecta con el azul claro del cielo se imponía ante mi mirada fascinada.  Mi cuerpo envuelto en un abrigo color verde con capucha  y guantes de cuero, que use en la navidad anterior en un curso de inglés en Indianápolis, se movilizó soportando el viento helado y las bajas temperaturas durante una caminata  rápida y cuidadosa hasta la sala de espera.   Alguien de admisiones de la universidad sabía de  mi llegada. Me esperaba  con un letrero que decía: “Bienvenido a la Universidad de Wisconsin”.