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lunes, 28 de septiembre de 2020

El momento de la sensación verdadera

 Luz María Gómez


La complejidad del texto se siente desde las primeras páginas, pero a pesar de ella, quedamos atrapados y deseamos seguir leyendo. Un narrador en tercera persona nos cuenta la tragedia que vive su personaje principal Gregor Keuschnig, después de despertarse de un trágico sueño y lo peor, no poder desligarse de lo vivido en él. Gregor comienza a percibir la realidad de otra forma. Su entorno ya no le simboliza, se siente extraño y por fuera de él. Percibe su cuerpo y su psiquis, descompuestos, fracturados.  Hay muchos ejemplos al respecto: Editorial Alfaguara, página 15 “No existe ningún “como para mí”, excepto que tengo que seguir viviendo “como yo”- esta idea le cortó la respiración. De pronto sintió como si estallara su piel y un amasijo de carne y nervios cayera mojado y pesado sobre la alfombra. Como si con esa simple idea hubiera ensuciado la habitación de la niña, se apresuró a salir de ella.”

El PRINCIPITO y sus enseñanzas

 


Martha Eugenia Uribe

La primera vez que leí completo este libro fue en 1979, anteriormente solo había revisado  fragmentos en la clase de castellano, cuando adelantaba mis estudios de secundaria en el colegio Nuestra Señora del Pilar de la ciudad de Bucaramanga, aquel emblemático colegio de la ciudad de los parques (actualmente Centro Cultural del Oriente) situado al frente del parque centenario y diagonal al hermoso y recién restaurado teatro Santander.

miércoles, 8 de julio de 2020

Ejércitos invisibles al acecho



Luz María Gómez Ospina



Tú, Coronavirus, elegantemente llamado Covid  19,  ser minúsculo y todopoderoso que transformaste con un  inicial y ligero movimiento de tu cetro, nuestras vidas en todo el globo terráqueo, deseo expresarte lo positivo que has traído, así como el caos e incertidumbre en que nos tienes. Familias que poco compartían el diario vivir por el compromiso y acelere con sus trabajos, se vieron obligadas a sobrellevar su existencia de un instante a otro, en imprecisas franjas de tiempo, un espacio común; ¡Qué gran reto para la convivencia! Algunos afortunados, sienten afianzar lazos; otros,  en la superficie de lo cotidiano, dejan ver desavenencias dormidas, que hacen de la inminente cooperación, un verdadero infierno. En otro ángulo están los que comparten su espacio con ellos mismos. El desafío es complejo. La mano amiga del arte podrá llegar al rescate.

¡Oh tiempo destronado!









Luz María Gómez









Oh tiempo, llegas a mí por fin para atraparte,
para caminar de tu mano y a tu paso,
para detener al implacable Ocaso
quién a un lugar incierto, ansía llevarme.

Muchas veces te soñé de esta manera.
El Dinamismo de lo circundante,
contigo al mando alargó la espera.
El Panorama vislumbra ahora, otra quimera.

¡Oh tiempo! hace días la inmovilidad reina.
Un ser invisible, tu corona hurtó.
Tus desdeñosas piernas marcan otro ritmo
y tú, sentado en el trono bostezas.

Es momento del goce, el placer sale a flote.
Atrapo el instante cada vez que deseo
y con él como aliado, más profundo leo,
escribo,
escucho sones y danzo.


Desde la hondura de mi ser, pienso y respiro.
Las hojas en los árboles y las flores con sus pétalos danzan,
en armonía con el canto de sorprendidas aves.
El viento orgulloso domina la orquesta
y desplaza corrientes de aire más sanas.

Todo está quieto, todo se detiene.
La señora Economía se estremece.
Una parte de su cuerpo no le obedece.
La dama Solidaridad, rompe el silencio y con voz fuerte clama.
La espesa multitud la aclama.

Se yergue con orgullo su majestad Esperanza
y con voz serena a la Humanidad, su voz alza:
a partir de ahora, nada será igual.
El tiempo sin corona,
los segundos ya no domina.
Otro porvenir se avecina.
El observarte a ti mismo,
a los otros y al entorno, será nuestra consigna
y si el señor Tiempo con ansias de poder retorna,
no encontrará su tarima.
El momento de aprender por fin llegó.
El señor Dinamismo con otros pasos arribó
y en el interior de cada ser se instaló.

lunes, 6 de julio de 2020

Del amor en un pabilo



                                Jorge Enrique Villegas M.

—Perdonen: ¿Ustedes qué esperan?—lo expresó mirando al grupo.
—Que vuelva—dijo el abuelo.
—¿Usted cree?
—Estoy seguro.
—Cuénteme qué pasó.
—Recuerdo una neblina densa que me hizo pensar que en el cielo no quedaban nubes. Era como si hubieran bajado donde estábamos. Todo estaba blanco, gris, gris, blanco. Parecía una pared. Nada visible más allá de nosotros. Me dijo: “Espérame aquí. No sea que tropecemos con algo”. A mi mente vino la única vez que estuve en un avión y de pronto por las ventanillas no vi nada del exterior. Solo nubes. Imagínese un avión escondido por nubes. Me alegré y sentí temor. Fue algo raro. Mis manos sudaban y el corazón tan veloz como el avión. Así volví a sentirme en aquel momento. Camel me repitió: “Espérame”.
—¿Cuánto llevan haciéndolo?
—No se. En aquella época yo estaba tierno. Ahora míreme… Estoy cansado.
—¿Alguien supo algo o dio noticias de él?
—Nadie. En aquella ocasión lo desobedecí cuando se deshizo la niebla. Pienso que pasó mucho tiempo. Sentí hambre, tuve sed, dormí. ¿Una hora? ¿Dos? ¿Un día? No se. Al frente quedaba la tienda donde él tomaba café y yo mi desayuno. Fui allá. Extrañé que estuviera vacía y la empleada que madrugaba y le hacía ojitos no hubiese llegado. Me puse a buscarlo. Todo se mantenía quieto. Sentí un silencio de miedo. ¿Dónde habrá ido?—me pregunté—. Asustado como estaba lo busqué en vano. Regresé a esperarlo donde me dijo. Como ve, aún lo hago… Será por costumbre. Lo cierto fue que Camel desapareció. ¿Usted, quién dijo que era?
—De la oficina que busca personas desaparecidas.
—Ah. Si, es verdad.

lunes, 11 de mayo de 2020

La casa de los recuerdos


                                             Eduardo Toro G.


“El hombre está solo entre el río de los hombres”
Gloria Nieto de Arias

No es una casa convencional, es otra cosa. Sus espacios son amplios, enmarcan los patios, áridos e inútiles, dos hileras de cuartos generosos en anchura, en donde hay disponibles seis camas sencillas con su respectiva mesita de noche. Está situada en la zona rural sobre una colina desde la cual se divisa la gran ciudad. En el arco de la imponente portada, un letrero sugiere estar ante una residencia o albergue para adultos mayores.

lunes, 27 de abril de 2020

El universo de los ordenadores




   Capítulo X del  Desafío Americano  Jean Jacques Servan Schrisber



      

En la Casa Blanca existe un asesor especial para estudiar las nuevas posibilidades que brindarán los ordenadores en materia de información y de comunicación. Este asesor ha sido, hasta 1967, William Knox, que dirigió, durante veinte años, los laboratorios de investigación de la «Standard Oil» de New Jersey. En su calidad de consejero presidencial, Knox hizo una exposición del futuro del ordenador, de la cual ofre­cemos aquí lo más esencial.
Por primera vez desde la invención de la escritura, el hom­bre tendrá muy pronto la posibilidad de comunicar —de trans­ferir información— utilizando simultáneamente los dos medios que tiene a su disposición: la escritura y la palabra. Podrá servirse de la considerable cantidad de documentación (im­presa) que existe actualmente en el mundo, y que está teórica­mente a su disposición, de una manera tan ágil, directa y sen­cilla como si estuviera conversando con su vecino. Esto es lo que la moderna tecnología de los nuevos ordenadores tiene que aportarnos.

Golpes bajos


Jorge Enrique Villegas 
  


 Chester se acostumbró a seguir los recorridos de Salomé. Quería descubrir,  observándola, las razones que la llevaron a despreciarlo y sanar la herida que se había posesionado de su ánimo. A veces se cruza con él en las calles o en los lugares donde entra, lo mira y no expresa ninguna señal de reconocerlo. No comprendía qué pasó en la mente de Salomé que no volvió a advertir lo que había sido familiar entre ellos, la casa, el barrio, los bares en los que bailaron y las tantas veces que vieron estrellas. Lo que más le extrañaba era la aparente pérdida de capacidad para reconocerse así misma. Por esto Chester se transformó en su guardian. Le paga lo que usa o se lleva de las tiendas. Los que la observan piensan que son “manías de mujer llena de bronca”o “se hace la loca” en el decir de otros. Hoy ingresó a un restaurante cerca de la estación de trenes.  “Soy Silvia”—dijo—, hizo malabares, gesticuló y comenzó su relato: “fui destruida desde mi niñez. Fui querida, bailarina y reina en otras épocas, fui usada…”. En silencio los pocos clientes que almuerzan la escuchan.

lunes, 20 de abril de 2020

De Macondo a Yaburí




Entrañables reminiscencias de un viejo muy viejo que gusta de rumiar sus recuerdos

           J. Iván Pérez 

De niños era fácil treparse a la alfombra mágica y halada que describían los cuentos de la edad. Ahora de viejos, con más dificultad pero con mayor empeño, se hace necesario aferrarse a la memoria que rescata los recuerdos, como restos de naufragios que aparecen cuando quedan atrás las etapas de la existencia personal.
Eso es lo que parece haber sucedido con nuestro entrevistado, un viejo, muy viejo, que gusta de rumiar sus recuerdos y rescatar remembranzas y personajes sobrevivientes de obligadas ausencias, surgidas de los años de fuga obligada desde su entrañable pueblo de origen: Anorí. Pueblo paisa sembrado por manos de arrieros y mineros, aupados por aventureros españoles, en los agrestes riscos del nordeste antioqueño. Pueblo donde logró, apenas, alcanzar la estatura que lo distinguía entre los alumnos de su entrañable escuela veredal. 
Eduardo Toro Gutiérrez, es su nombre. “Poeta, prosista, gallero, amante del tango, cultor de la amistad, funde con persistencia de condenado en sus relatos, la más alegre nostalgia con la alegría socarrona de sus años”, según la apreciación de uno de sus editores.

Del coronavirus al síndrome del puercoespin"

“A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas,
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas”
Alberto Cortés


J.Iván Perez


Introducción
          
En tiempos de crisis como los que nos depara el segundo decenio de un siglo que se esperaba más propicio, no sobra ningún aporte a la reflexión y a la introspección sobre lo que está ocurriendo durante esta pandemia, en especial lo que toca con la unidad familiar.  
No deja de ser una paradoja que la proximidad e intimidad familiar, que se acrecientan por causa del aislamiento forzoso a que nos somete tal calamidad orbital, sea una amenaza para su integridad.
Estamos convencidos de que las disciplinas de la salud y de la sanidad mental personal y social, tienen cosas para proponer en favor de mantener y acrecentar la unidad del grupo familiar.  Por tal razón, realizaremos una aproximación al análisis de lo que denominamos el <Síndrome del Puercoespín>, para dar con ello nuestro aporte reflexivo a la realidad que vivimos.

sábado, 11 de abril de 2020

“Nace la paz, la calma, la esperanza y la felicidad detrás de las montañas”


Yolanda Delgado

                    Carmiña  Navia Velasco  nació  en   Cali.  Estudió Literatura e hizo Maestría en  Lingüística en la  Universidad  del  Valle. En 1978 viajó a  España  a cursar el  diplomado  en  Lengua y  Literatura Española  en  el Instituto   Iberoamericano de  Cooperación. Es pionera   de   los   estudios  literarios con enfoque de género en  Colombia.   Se   vinculó   a  la  Universidad del Valle como profesora titular  de la  Escuela de  Estudios Literarios  y directora de la  maestría  en literatura Latinoamericana  y  Colombiana.  Cofundadora  del  Centro   Cultural  Tejiendo Sororidades, una organización  que beneficia  a más de mil mujeres. Connotada activista de la vida  cultural, literaria y feminista de la ciudad. Es religiosa de  la Comunidad Javeriana. Con su obra “Guerra y Paz en  Colombia: la  mujeres escriben” ganó el  Premio Casa de las  Américas ( 2.004). La  Universidad   del  Valle  le otorgó Doctorado Honoris, por haberle    hecho  grandes aportes a la  academia.  La única mujer que hasta   hoy   ha recibido  la distinción, en 2013.

La última lectura de mi padre



                                       José David  Tenorio  Garcés


      Mi padre (José David Tenorio) murió a la una de la tarde del 18 de abril de 1969, en Cali, a la edad de 75 años. Víctima de  la ELA. Ere era de gran fortaleza física, apuesto, caminaba firme y derecho y su voz era recia. Hasta cuando le empezó la enfermedad nadie (excepto los que le conocían) acertaba con su edad, calculaban que estaría entre 50 y 55 años.

viernes, 28 de febrero de 2020

El mejor día




Jorge Enrique Villegas 

           Locuaz nació con parálisis cerebral. La madre al saberlo lo destetó y rechazó. Acudió a su padre, abuelo del niño, para que lo cuidara, aseara y le diera de comer. Ella, madre soltera, debía trabajar y no tenía tiempo para el niño—le confesó.
—¿Cómo se llama?
—Como quieras—le sorprendió la respuesta.

Cleptómano de corazón


Jhon Jairo Angarita


       No sé el momento en que inicié. Si bien, no ha sido planeado solo sé que robé muchos lapiceros, arrasé los de la oficina. Luego, sin piedad pasé tomando cuanto objeto pude de la casa de mis amigos; no hubo vecino que no padeciera mis rapaces apropiaciones no siempre de grandes botines, Hasta el cartero que, después de hacer la entrega de correspondencia, advirtió tarde y con dolor, la ausencia de su bicicleta.

La culpa fue de aquel maldito tango


  


Eduardo Toro

    La línea argumental de casi todas las letras de la canción porteña se queda estancada en el susurro de una pena. En esa misma línea se trenzan la nostalgia, el humo y el alcohol. Se vuelve lamento cuando emerge desde lo más íntimo del corazón, envuelto en compases hondos y sonoros.
   Primero, lloró la Pampa en las cuerdas de los guitarrones; después llegaron los fuelles forasteros para llenar la vida de compases nostálgicos y amargos. Sí, toda la vida de emigrantes sin bandera. Desde entonces llora y solloza Buenos Aires, al escuchar el rezongo amargo de los bandoneones.

La poeta de la transparencia


Gloria Pastás V.



Clara Schoenborn, nacida en Cali, Colombia. Ganadora del Encuentro de Poetas Colombianas Museo Rayo, 2011. Finalista IV Concurso Red de Bibliotecas Públicas Cali, 2009. Finalista Premio Carmen Conde, Ediciones Torremozas, Madrid, España, 2012. Mención de Honor Concurso Poesía De Los Objetos, Casa Silva, Bogotá 2012. Finalista Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, 2017.

jueves, 20 de febrero de 2020

Calumnia


                                         María Victoria Zapata


 Señor Bran Stoker:
 Solicito a usted y a las familias que pertenecieron a la secta “La Aurora Dorada”: William Butler Yeats, los esposos Wilde, Samuel MacGregor y Aliester Crowley, apodado (La Gran Bestia 666, hacedor de vampiros) para que realicen los rituales necesarios e invaliden la maldición lanzada contra mí. Fui degradado a ser un no muerto, y a trasmigrar en los niveles más bajos de los seres odiados por los humanos: el escarabajo, el lobo y la rata. Mi honor y el de mi familia debe ser restablecido, porque fui un guerrero y cruzado valiente que lucho con ferocidad para defender a su pueblo de los ataques de los turcos- otomanos.