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sábado, 11 de abril de 2020

La última lectura de mi padre



                                       José David  Tenorio  Garcés


      Mi padre (José David Tenorio) murió a la una de la tarde del 18 de abril de 1969, en Cali, a la edad de 75 años. Víctima de  la ELA. Ere era de gran fortaleza física, apuesto, caminaba firme y derecho y su voz era recia. Hasta cuando le empezó la enfermedad nadie (excepto los que le conocían) acertaba con su edad, calculaban que estaría entre 50 y 55 años.

ELA (esclerosis lateral amiotrofia ) es un enfermedad incurable y rara. He oído decir que históricamente en Cali están documentados 14 casos. Todavía es uno de los grandes misterios que tiene por resolver la medicina. Algo que se sabe es que afecta el bulbo raquídeo. Es una enfermedad paralizante que si llega hasta el final ( como fue el caso de mi padre) el paciente queda totalmente inmovilizado.
Mi padre soportó le enfermedad durante cuatro ( 4) años. Fue muy triste y doloroso ver cómo iba declinando progresivamente. El primer síntoma que presentó  al caminar no podía marchar derecho, se iba hacia los lados, como si estuviera ligeramente embriagado; luego  fue dificultades para hablar : la lengua se le enredaba, no podía pronunciar la palabra ; la conversación se fue volviendo entre cortada, hasta quedar prácticamente muerta. Enmudeció. De por si siempre tuvo dificultades para deglutir ( algo muy especial es que tenía la lengua muy corta. Cuando se le pedía que sacara la lengua no iba más allá de los dientes ) esto generó un problema porque las pastas de los remedios que empezó a tomar fueron un tormento , las tragaba con mucha dificultad. Por esta razón y para que no se le atorara la comida ( papillas) hubo que colocarle una sonda naso-gástrica que tuvo hasta el final de sus días.Al poco tiempo empezaron las dificultades respiratorias por lo que hubo que hacerle una traqueotomía (por ese conducto, varias veces al día se aspiraba a la flema que se acumulaba en los pulmones). Y finalmente tuvo sonda uretral. 
Desde cuando perdió el habla para comunicarse utilizaba trozos de papel, luego le conseguimos una pizarra china pero la paralización de sus manos hacia que cada vez fuera más ininteligible lo que escribía ; ya eran garabatos de un niño de cortísima edad .Años de tortura  que mi padre soportó con estoicismo y mucha fe en Dios. No se quejó ni una sola vez. Como si fuera poco  todo lo anterior había en todo momento un riesgo latente: que la parálisis llegara a los pulmones y morir asfixiado y en plena conciencia.
La enfermedad se manejó en nuestra casa, bajo el amoroso y atento cuidado de mi madre y de una hermana y la permanente vigilancia de mi hermano médico y  tuvimos la fortuna de encontrar un indígena que venía de  ser  enfermero en el ejército. Pequeño de estura pero con gran fortaleza y, sobre todo, muy hábil en el manejo del paciente. Le tomó un gran cariño a mi padre y no lo dejaba  solo. Dormía en una cama al lado y solo hacía salidas ocasionales para ir a misa o realizar alguna pequeña compra. Mi padre nunca tuvo llagas o escaras. He olvidado su nombre pero lo recuerdo con inmensa gratitud y le deseo el bien.
Mandaba colaboraciones que le publicaban en las páginas editoriales de EL PAIS de Cali o en los suplementos literarios. No era mecanógrafo sino “chusofrago” . De manera que cuando la enfermedad avanzaba cada vez se le hacía más difícil escribir. Hubo un artículo en particular que llamó mucho la atención y que él escribió ( con no poco gracejo)  relatando cómo había empezado su enfermedad, los síntomas y las limitaciones que tenía ( lo que si no supieron sus lectores es que escribir el artículo le tomó como seis meses, por lo de chusografo y la parálisis: se sentaba en la máquina de escribir -todavía no existían los PC- y con gran esfuerzo, sujetando un dedo con la otra mano, iba, poco a poco, presionando la respectiva tecla.
Y llegamos a lo que he querido contar en esta remembranza: mi padre fue un buen lector y le atraía  enterarse de los avances de la ciencia y de lo que estaba a sucediendo en el mundo .


El 18 de Abril de 1969 ya era evidente que mi padre había entrado en agonía. Lo único que le quedaba a para comunicarse  con el mundo exterior eran sus ojos : por la expresión de ellos se  percibía  que se encontraba consciente. Entonces yo estaba terminado de leer el libro, “El Desafío Americano” de  Jean-Jacques Servan-SchreiberPara distraerlo le leí el capítulo anexo. Con el pestañeo me daba a entender que le causaba admiración.
¿Qué tiene de especial ese libro? ¿Por qué le llamó tanto la atención?. He mencionado que a mi padre le atraían  las cosas futuras y este libro, concretamente en ese capítulo ( escrito en 1967 cuando apenas despegaba la informática) es una visión muy acertada del futuro de esa tecnología . Invito a que cada uno lea y saque sus propias conclusiones. Se precipitó un poco en cuándo y cómo llegarían esos avances    que sitúa para el año de 1980 , pero en otros muchos se quedó corto ante la realidad actual . Algo que predijo ( y que me llamó sobre manera la atención) eran las maquinas con las cuales se podía sostener una conversación de viva voz. Ya hay prototipos pero en lenguaje cifrado ; quien sabe cuándo tendremos las de voces comunes y corrientes que cubran todos los temas. Ni Julio Verne imaginó algo parecido.
La tesis central del libro es que ante el avance arrollador de la tecnología en E.E.U.U era un desafío para Europa que se estaba quedando rezagada. Que si querían ser protagonistas, o, el menos partícipes de esos desarrollos deberían hacer un esfuerzo extraordinario porque ya le habían tomado mucha ventaja. Que el que controlara ese sistema controlaría del mundo. Le dio vida  al “Gran Hermano”
En 1961 tuve la oportunidad de visitar en  UCLA  el centro de cálculo para uso del Laboratorio de Los Álamos y la NASA. Era un edificio aislado del resto, hermético y con un área de unos 200 mts12. Solamente se podía ingresar con autorización especial y no más de cinco personas pues decían que la temperatura estaba cuidadosamente regulada y que del calor humano podría desequilibrar equipos tan sensibles. Era un grupo grande de computadores tamaño nevera de buena capacidad. ( Creo que en la actualidad algunos computadores de escritorio superan a ese conjunto).
Quién se imaginaría el crecimiento exponencial de esta tecnología a partir de la propuesta de Ada Lovelace, la hija de Lord Byron o los contribuciones  de Alan Turing cuya aporte fue decisivo para derrotar a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, pero que a causa de su orientación sexual fue castrado químicamente , para terminar suicidándose.
¿Qué pasará con esa ciencia? ¿Seguirán desapareciendo puestos que no requieren mucho conocimiento o habilidades? Tal el caso de las telefonistas de conmutador: ¿quién no ha sufrido el desgaste y disgusto de enfrentar esas máquinas contestadoras que nos atiborran con mensajes comerciales y  luego empiezan con la seguidilla de “ su llamada es muy importante para nosotros. Por favor permanezca en la línea que pronto uno de nuestros asesores lo atenderá?”  Por experiencia creo que esa “rápida respuesta” puede durar minutos. Hasta que se canse de esperar y cuelga.
El problema va más allá: así se trate de una persona que haya hecho su carrera conociendo las tecnologías más avanzadas, se considera que con una periodicidad   mínima debe volver a hacer cursos de actualización porque lo que aprendió está aout.  (En derecho diríamos que “le derogaron el conocimiento”)
Hoy presenciamos lo que podría llamarse “ la guerra de los ordenadores o de sistemas” entre las dos potencias tecnológicas que están dominando al mundo :¿cuál ganará?.¿Cuál se quedará con el mercado?.
Cómo le habría gustado a mi padre enterarse de todos estos inventos e innovaciones, por eso, cuando conozco algo de interés me “comunico” con él y le informo.

                         

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