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lunes, 28 de febrero de 2022

Peregrina Senderos (de los cuentos de Yaburí de los Milagros)


                                                    Eduardo Toro G


    

La leyenda de Peregrina Senderos se conoce en Yaburí y sus alrededores desde hace más de dos siglos. Cuentan que un remoto día de abril, una corriente súbita de la quebrada de la Soledad arrastró y desapareció a su hijo Aure, cuando Peregrina lavaba ropa y su hijo jugaba en la orilla con piedrecillas redondas. Tal acontecimiento fue el punto de partida y gestación del mito o leyenda de la Peregrina.

Dicen que Peregrina buscó enloquecida. aguas abajo y aún sigue rastreando con la esperanza de encontrar, por lo menos, la ropita que su hijo llevaba aquel maldito día.  Desde entonces deambula por todos los senderos: se ha envejecido; viste con harapos y quienes la nombran saben que se refieren a un caso que se debate entre la realidad y el mito.

Algunos cuentan que la han visto caminar bajo el calor del sol o bajo el fresco titilar de las estrellas, acompañada del   perrito, que un día la siguió insistente. ¿Quieres caminar conmigo? El perrito aceptó el reto movió la cola. Entonces te llamarás “Camino” y me ayudarás a olfatear el rastro de mi hijo.

No se vaya por el atajo que de pronto se encuentra con la Peregrina, fue lo que le advirtieron a Cesáreo, más conocido en la región como “Mentira fresca”, quien contestó impávido:  qué va, hombre, esa pobre mujer es inofensiva, ella no habla y el perrito no ladra. Sacó del baúl de las mentiras la siguiente perla: “para que sepan cómo es la cosa de seria con la Peregrina, que un día se encontró en un recodo del camino con el compadre Ruperto. Le preguntó que si había visto a su hijo Aure y como el pobre Ruperto no tenía idea, lo convirtió en perro y ahora ni ladra, con todo lo hablantinoso que era”.

Dicen que un día de madres, en la misa mayor, el padre Torrijos en su sermón dominical, sublimizó la existencia de la pobre madre peregrina que, desde hace cientos de años busca ansiosa a su hijo Aure, acompañada solo por la esperanza y el perrito “Camino”, su inseparable amigo. Se cree que, desde entonces, Peregrina subió a los cielos y está sentada con Aure en el regazo, bajo el ala derecha del Espíritu Santo.

También, los excombatientes de la guerra de los mil días, juraron ante la sagrada biblia que, en medio de los ardores de la lucha, del ruido de machetes que chocan y disparos de escopeta, la Peregrina sirvió de orientación y guía a los dos bandos en conflicto. Y aseguraron que con el silbido del pito que lleva atado al cuello, alertó a un frente para que no chocara con el otro. Y por evitar tantas muertes, los veteranos solicitaron al señor presidente de la República de Colombia, que el nombre de Peregrina Senderos, fuera reconocido y agregado al mosaico de las heroínas de la patria.

Fue así como se fue llenando de historias el mito de Peregrina Senderos. Porque también aseguran que con el pito de carrizo que lleva colgado a su cuello convoca, en la soledad de las tardes, a las aves del bosque con reclamos de amor desde sus nidos, entonces los vistosos emplumados acuden a entonar sus gorjeos y el dulce encantamiento de sus trinos.

Sus dominios están establecidos quince leguas a la redonda de Yaburí. Nunca se agregó a su historial el caso de haber hecho mal a algún viandante, por esa razón nadie le teme, pero tampoco nadie quiere toparse con la Peregrina y su perrito.

En la plaza mayor, un domingo de mercado y misas campesinas, se escuchó la versión de cinco campesinos que salieron de sus parcelas rumbo a Yaburí, eran caminos difíciles y alejados entre sí. Cada uno contó haberse encontrado con la Peregrina acompañada de su perro “Camino”; todos la describieron con las mismas características y a todos les preguntó lo mismo: ¿Usted ha visto a mi hijo Aure? Lo estoy buscando desde ayer… y habían pasado más de dos siglos de angustiosa búsqueda.

A la leyenda de Peregrina Senderos, se agrega la de poseer el don de estar en varios sitios a la vez, condición extraña que los paisanos califican como propia de quien pueda tener un pacto con el diablo. Así fue creciendo el mito de Peregrina Senderos y su perrito “Camino”, hasta llegar a convertirse en algo cotidiano y familiar, cuya invocación o llamado, hoy sólo sirve a las madres como amenaza y así conseguir que sus hijos se tomen la sopa.

2 comentarios:

  1. Maravilloso
    Poético y divertido.
    Felicitaciones Eduardo

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  2. Eduardo, me gustó mucho tu cuento.Está lleno de calor humano a pesar de ser una leyenda. Peregrina Senderos estará en la literatura por muchos años gracias al trabajo de hacerla vivir nuevamente.

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