Vistas de página en total

lunes, 24 de mayo de 2010

Llamada zumbona


                                                                   Diego Tenorio

A las 5:45 de la mañana Matías vio pintarse súbitamente el estudio con las rayas amarillas que la persiana dejaba pasar del sol. Como una impertinencia más le llegó el zuuummmmbido de su celu.

– (¡Insólita una llamada a esta hora! Debe ser equivocación) –pensó el muchacho y se desentendió.
¡Zzuuuuum! –¡Otra vez! Veamos…
–Aló.
– ¡Contestaste! –Escuchó una voz de mujer, un poco estridente.
– ¿Si? ¿Quién llama?
– ¿Por qué no tomaste el celu la primera vez?
– ¿Quién habla?
– (Con voz calma) Francisca, ¿quién más? (De nuevo la estridencia) ¡Tengo miedo! ¡Se están acercando!
– ¿Cuál Francisca? ¿A quién busca?
– ¡Esta mañana hicieron ruido en el patio!: querían que los oyera porque arrastraban los maceteros de las begonias y rompieron dos (con un intervalo como de dos minutos) que debían ser de los de geranios. Vos sabés que los de las begonias son muy grandes y no se pueden levantar. Inmediatamente eché doble cerrojo en la puerta esa grande que comunica el patio con el vestíbulo de las porcelanas.
– ¡Qué geranios ni qué begonias! ¿Quién es usted?
– (Grito acutísimo) ¡¡Francisca!!
– ¡No conozco a ninguna Francisca!
– (Voz suave) Ya no importa, Tomás, cesaron los ruidos cuando te hablé.
(¡Vieja loca! ¡Colgó!)

De vuelta a su juguete nuevo, una consola multifuncional inteligente que le había regalado su padre hacía dos días (navidad y cumpleaños en un solo paquete) en el interés, económico por supuesto, de que le averiguara todas las sustituciones de elementos y compuestos para configurar el agua elástica como material de ingeniería quirúrgica. Era una búsqueda interminable que “se quedó en veremos”. ¡La maldita llamada no lo dejaba coordinar! A las 7 de la noche Matías, cansado y con hambre, se estrella en una pregunta: “¿Qué me importa a mí esa vieja loca? Me he tirado todo el día buscando la manera de localizarla, de verle la cara…” y del pedido de su padre, nada. El resto de la noche, de 7:15 p.m. a 5:45 a.m. la luna cómplice de la angustia hizo fluir veloces los minutos en retadores contratiempos y hallazgos súbitos que, aunque no resolvieron la urgente avaricia de su padre sí le dieron a Matías momentos de éxtasis informático, pletóricos de elucubraciones y descubrimientos. A las 5:45 lo exacerbó el zuuummmmbido del celu.
– ¡Aló!
– ¡Ya están aquí, Tomás! ¡Llevan media hora rompiendo porcelanas en el vestíbulo! ¡Es un ruido horroroso: las porcelanas lloran!
– ¡Mi nombre es Matías! ¿Quién habla?
– ¡FRANCISCA, PENDEJO! No he salido de mi casa porque sentí que estaban agazapados en el patio esperando a que oscureciera. Y ya rompieron la puerta que comunicaba el patio con el vestíbulo de las porcelanas pero sólo a las 4 empezaron a quebrar cosas. ¡Están rasguñando la puerta de roble de mi alcoba, la que tú conoces, la que mi tatarabuelo trajo desde el Magdalena Medio a lomo de mula.
– ¡Espere señora! ¡Déme su ubicación! Llevo 24 horas tratando de encontrarla porque me parece que usted está en grave peligro. ¿Se llama Francisca quémás?
– Francisca Nimierda Tomás: ya estoy resignada a sufrir toda la ignominia y el vandalismo que se me vengan encima. Pensé que en tí encontraría un salvador. Pero está escrito que los hombres no sirven ni pa mierda. Restríngete a tu propio pellejo, Tomás.
– Señora, yo no me llamo Tomás: me llamo Matías y no conozco a ninguna Francisca. Pero si usted me da su dirección yo llamo a Rif [Respuesta Ipso Facto] de la policía y seguro que llegan, aunque sea a las 8.
– Ya. Se calmaron. En el instante que oyen que te llamo, cesan.

– Debemos, de todas maneras, doña Francisca ¡alertar a la policía!
– ¡No hay tutía!, Tomás. ¡Esto ya no tiene arregladero posible! Llegás tarde, ¡como siempre! Esta puerta –de roble roble– que tiene ensambles patebuey y bisagras de acero toledano no va a resistir el ciclón devastador que ellos exhiben. ¡Quedará para tu conciencia!
– ¡Espere, doña Francisca! Estoy a punto de localizarla
– Ya  se agotó la esperanza, Tomás. ¿Sabés que fecha es hoy?
– (Matías se suerbe los mocos antes de contestar, esperando lo peor) 28 de diciembre.
– ¡Chico listo! Pasala por inocente, ¡GÜEVONCITO!

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario