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miércoles, 20 de febrero de 2013

El sentido de la vida


                                                                                                 
                              

                                                                                                   Iván Pérez
                                                                      
De ‘la Vida’ se han dicho y escrito muchas cosas. Se le han buscado multitud de definiciones y multiplicidad de sentidos. Van ellos desde los más profundos y filosóficos, hasta las más metafóricos y superficiales. Intentaré, al menos, si no definiciones apodícticas, tres ópticas acerca de lo que el  sentido de la vida es para mí.

Óptica Filosófica: Ser, Misión y Visión.
*Somos ‘Seres en proyecto’. Somos ‘Seres en relación’, que hemos recibido la vida como un don y debemos hacerlo fructificar con otros, y desde nuestro ‘metro cuadrado’, que es lo que nos es dado dentro de este universo que nos tocó para llegar a ser.
*Y somos seres con una Misión. De su cabal cumplimiento pende el éxito de ese sentido de la vida.
*Y debemos darle una Visión a esa vida para que tenga sentido. De esa visión va a depender la autenticidad del esfuerzo por darle el sentido que merece.
Así resolvemos los tres interrogantes que legitiman el sentido que  cualquier ciencia pretenda darle a la vida: ‘el qué, el por qué y el para qué’. Al fin y al cabo, saber vivir y -sobre todo- saber darle un sentido al vivir, es toda una ciencia.
Óptica Teológica: Hijos de…Templos de… y Testigos de…
* Según la Teología, somos seres de Luz y de sombras. Hijos de Dios y hechos a su imagen y semejanza.
*Somos  ‘Templos vivos del Espíritu’ que Él nos donó gratuitamente. 
*Y somos Testigos de su Ser, su bondad y de la  misericordia que gratuitamente nos dispensa.
Somos seres buenos por naturaleza. Hechos para hacer bien las cosas y hacer ‘el bien’ sin discriminaciones mezquinas. Dueños de ese regalo  que es el universo y que nos es dado para que lo perfeccionemos, siendo creativos e innovadores desde ese ‘metro cuadrado’ que nos fue asignado, y no por azar.

Óptica Literaria: El contexto, lo humano, lo figurado.
En el contexto, y sobre todo en el horizonte del contexto que da sentido a la vida de cada ser humano, se hace necesario aprehender a leer la realidad en su doble sentido o doble dimensión de ‘Lectura Literal’ y de ‘Lectura Sintomal’.
Lectura Literal, porque es la que devela hechos, datos y acontecimientos, sin otra razón que la de enumerarlos como parte de las realidades que vivimos. Lectura Sintomal, porque con ella vamos más allá de la acumulación de esos hechos y sus estadísticas, para desentrañar sus causas y sentido, el sentido más profundo que puedan tener y las causas que originan esos hechos.

Lo humano, (‘humus, tierra’), es asumido por esta óptica literaria como una metáfora. La metáfora que en el idioma sánscrito la describe y que recoge  el libro del Génesis como el divertimento de un Dios al alfarero que juega con el barro que Él mismo creó  cuando imperó: “Júntense en un lugar las aguas de debajo de los cielos y aparezca lo seco… y a lo seco llamó Dios tierra” (Gen.1, 10). Y dió vida  al hombre, a lo humano, para que diera sentido a toda vida que se le encomendaba..

Y  en lo figurado, cabría interrogarse sobre los títulos que como señores que hemos creído ser del universo,  nos hemos abrogado los humanos: amos, dueños y dominadores.
¿Tres ópticas para desentrañar el ‘Sentido de la Vida’ que nos ha sido dada? ¿O simples digresiones filosóficas, teológicas o literarias en torno a lo que podría ser una aproximación al sentido del don de la vida?
 Bien es sabido que no es inteligente ni cortés responder con esta clase de preguntas al interrogante acerca de lo que podría ser ‘el sentido de la vida’, en este caso el sentido de ella para mí. Pero no he encontrado una mejor manera para  hacerlo.

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