Vistas de página en total

lunes, 9 de septiembre de 2013

Colombia patria asesina

Miguel Esmeral




Muy temprano en el inicio de nuestra historia como nación, aprendimos a usar la violencia como mecanismo para resolver los conflictos y satisfacer nuestros deseos,  violencia en su expresión más cruel: el asesinato (homicidio en total indefensión). ¿Pero cómo lo aprendimos?  Creo que como se aprenden todas las cosas en el mundo, con el ejemplo, porque el ejemplo es la herramienta educativa mas importante en la historia de la humanidad. ¿Quién nos ha mostrado este ejemplo? ¿Cuál fue nuestro modelo?


En el momento de elegir entre satisfacer las necesidades individuales o las colectivas, entre crear una gran nación o tener dinero y poder, nos ganó la partida el individualismo a ultranza de nuestra elite dirigente presuntamente ilustrada. Porque solo una persona ilustrada puede conducir los destinos de una nación. Se necesita conocer para  decidir, elegir, ordenar y controlar. Desafortunadamente para nosotros, los colombianos, nuestra elite  eligió poder y dinero, pero también  la violencia como mecanismo para resolver los conflictos y satisfacer sus deseos. El problema es que  doscientos años después sigue eligiendo la violencia como mecanismo para mantener e incrementar  su dinero y su poder, en una ciega y desenfrenada carrera que cada vez más  nos baña a todos en un mar de sangre en el cual se ahogará hasta el último de nuestra estirpe.

Incapaz de elegir otra senda nuestra elite desconoce, ignora, oculta y deforma los logros obtenidos en otras latitudes, Sudáfrica por ejemplo. Un   ejemplo  increíble, asombros, hermoso y hasta tierno,  la misma elite que dirigía y mandaba despóticamente (los blancos) cede el poder y procede a reconstruir la nación. Qué cambio tan formidable para los destinos de millones de personas que habitan el país. Los blancos se volvieron mas ricos, los negros viven mejor, también pueden ser ricos y todos disfrutan de paz,  tienen fe en un proyecto de nación. Un caso excepcional en la historia de la humanidad, porque a pesar de tener 400.000 años sobre la tierra aun seguimos esclavos de nuestros instintos, prisioneros de nuestras pasiones y utilizamos la razón para justificar nuestros inconfesables deseos egoístas.

Es necesario enfatizar que los alumnos superaron al maestro, el ejemplo fue fervorosamente aprendido por todos nosotros y actualmente en Colombia vivimos como lo predijo Hobbes, todos contra todos (en el contexto de una vida solitaria, pobre, brutal y breve). El colombiano es el lobo del colombiano, nos matamos desde el estrato uno al seis, blancos, negros, indios, mestizos, ricos, pobres, civiles, militares, paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes, delincuentes comunes y entre familiares (basta leer las crónicas y cifras que se reportan después del día de la madre en cualquier ciudad colombiana). Un  aprendizaje tan fecundo en sangre es una de las causas del atraso de nuestra nación.  Impulsada desde la elite la  violencia se amplifica al llegar a todas las capas de la sociedad,  ya entonces no es posible razonar, no existe la posibilidad de argumentar, quien tiene una opinión diferente es el enemigo, o por lo menos  sospechoso de serlo, de tal  manera que el progreso se atrasa, mientras nuestras mujeres y niños viven en un eterno lamento, en un dolor perpetuo y en muchas ocasiones son victimas inocentes de una situación tenebrosa y aniquilante.

Así las cosas nuestra patria ha escenificado al igual que la mitología griega el fratricidio y el parricidio,  Zeus devora a sus hijos, para evitar que amenacen su poder, es decir, vivimos en COLOMBIA PATRIA ASESINA, que destruye a sus hijos y avanza presurosa hacia el abismo. Hemos creado una cultura que en lugar de favorecer la vida idolatra la muerte, que  acaba con sus hijos mientras los hijos nos acabamos entre nosotros y de paso acabamos con la patria.

Soluciones

Qué difícil es imaginar soluciones al complicado acertijo, que si intervención internacional, que si acuerdo humanitario, que si negociaciones de paz, que si guerra y aniquilación total del enemigo (¿todos los colombianos?), que si inversión social, que si  mejor acabar con todo y empezar de nuevo (algunos intentaron “refundar” la patria y miren lo que hicieron). Total creo que las soluciones mágicas, fáciles y rápidas son un imposible que no veremos nunca.

Considero que la solución parte del corazón y la razón de cada colombiano, de un profundo amor a sí mismo y al hombre, como especie sobre la tierra. Urge una argumentación mediante la cual, SE ENTIENDA y COMPRENDA,  que la  vida de cualquier hombre es el bien mas valioso sobre la tierra.

Solamente cuando  el corazón y la razón de cada colombiano, se pueda expresar como  rechazo a la violencia, cuando  para cada uno de nosotros sea muy  claro que la violencia no tiene razón ni justificación, que el asesinato de cualquier ser humano (así sea el de un delincuente) es injustificado. Solo entonces empezaremos a recorrer el largo camino que lleva a la paz.








No hay comentarios:

Publicar un comentario