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martes, 1 de diciembre de 2015

El hombre absurdo (el extraño)


                          María Victoria Zapata

Camus en El extraño, nos describe el panorama de un mundo irracional, nos invita a aceptar el absurdo cotidiano donde las ideologías apartan al hombre de lo humano. La vida es algo insignificante, un conjunto de repeticiones inútiles y vacías carentes de sentido y de significado.


Meursault, el personaje, vive un conflicto imposible de dilucidar, es un joven de veinte años,  no piensa en el futuro porque lo acerca a la muerte, sólo existe para él, en el aquí y ahora, habla en primera persona, relata su absurda vida como en una confesión. Es un hombre que no piensa en nada que no sean sus sensaciones físicas o el brillante sol sobre el mar argelino, también existe sin reflexionar, divorciado del mundo, vive su vida sin esperanzas.

La muerte lo motive a vivir, los acontecimientos lo sobrepasan y él no los comprende, siente malestar y un calor insoportable. Para Camus, lo predecible es caótico. La vida es un número de repeticiones inútiles, vacías e insignificantes.
El Extranjero muestra la alienación del hombre absurdo y el desencanto frente a la vida. El hombre lucha por salir de la opresión y hace su existencia, existiendo. El protagonista se la pasa de absurdo en absurdo sin escapar a un destino ineludible, la muerte.
El sistema judicial también es absurdo, se constituye en un teatro, se juzga la forma de vivir, la individualidad del acusado y no el crimen. Meursault, es el héroe absurdo, solitario, vive con espontaneidad, es frío, no decide, su vida no es importante para jugarla en una decisión, pero se enfrenta de repente con la segunda muerte, el asesinato absurdo del árabe. 
Un día, caminando por la playa, un hombre le muestra un cuchillo bajo el sol. “La luz se inyectó en el acero y era como una larga hoja centelleante que  me alcanzara la frente. En el mismo instante el sudor amontonado en las cejas corrió de golpe sobre mis párpados y los recubrió con un velo tibio y espeso” (pág. 73). Sus ojos estaban ciegos y adoloridos. El gatillo cedió y le dio muerte creyendo realizar un acto de autodefensa. Por primera vez, un domingo fue diferente y se sintió feliz. Dispara cuatro veces y cambia el rumbo de su destino. Si nada tiene sentido, cualquier acción tiene justificación.                                                                             

Su juicio es el juicio al existencialismo sin conclusión.  Es juzgado, no responde al interrogatorio porque no tiene la costumbre de interrogarse, vivir es más importante que buscar respuestas a los enigmas de su existencia que el mundo se niega a responder.  El encierro, la cárcel pasa a ser un lugar de aceptación y adaptación, aprende a vivir utilizando la memoria que ejercita como monje tibetano, lo que le impide la angustia. Es juzgado y condenado, acepta la muerte como parte de la vida, no siente culpa, porque no era su intención matar, fue una fatalidad, mala suerte, o el terrible calor del  verano que no pudo soportar y el reflejo del sol en la cara, lo sofocó y perdió el contacto con el mundo al seguir sus instintos, ahora se enfrenta a su muerte.  
Este es el absurdo de la condición humana, el secreto de la felicidad es resignarse a todas las catástrofes.

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