Vistas de página en total

domingo, 16 de mayo de 2021

Lo histórico y lo literario en La forma de las ruinas

 Luz María Gómez


        "La forma de las ruinas es una obra de ficción. Los personajes, incidentes, documentos y episodios de la realidad, presente o pasada se usan aquí de forma novelada y con las libertades propias de la imaginación literaria. El lector que quiera encontrar en este libro coincidencias con la vida real lo hará bajo su propia responsabilidad.” (nota del autor).       Es tentador abordar el texto a partir de las inquietudes e interrogantes generadas por los relatos históricos y autobiográficos de Carlos Eliécer Carballo y Marco Tulio Anzola; percibo que ningún lector escapará de la conmoción. Unos por la novedad (la historia ha dicho otras cosas); otros por la fuerza de los relatos que convencen y varios porque los rechazan. Se apalancan en versiones muy arraigadas. 

Ser protagonistas de las historias, les da contundencia y podríamos expresar las mismas palabras de César Carballo antes de morir: “Mierda…Es como si todo se repitiera” Editorial Alfaguara, primera edición, página 525. Y es verdad, las historias se repiten. Observamos hoy a la clase dominante enceguecida ante los continuos crímenes de personas valientes que tercamente se empeñan en buscar caminos de justicia y paz. Afortunadamente en los tiempos actuales, el poder de la Iglesia ha decrecido. No desconozco la importancia de dialogar sobre los grandes temas históricos abordados en la obra. La información recibida es impactante; pero me seduce mucho más, descubrir cómo se da la frontera entre lo histórico y lo literario. La obra adquiere su mayor mérito no tanto por la revelación de hechos históricos de trascendencia relacionados con los asesinatos de Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán y John F Kennedy, si no por la forma como el autor moldea los relatos. Las vivencias del autor a partir del encuentro con dos personas obsesionadas con los acontecimientos lo atrapan tanto que lo dejan inerme. Narrarlas, lo fortalece; de ahí su tono autobiográfico. Vásquez no se limita a contar los relatos que le llegan. Los recibe y les da forma y es aquí cuando entra la ficción. El autor lo expresa claramente en una entrevista realizada por Ana Cristina Restrepo a Juan G Vásquez, en Hay Festival de Cartagena, Medellín, Jericó, llevada a cabo el 23 de enero del 2021 con motivo de su última novela “Volver la vista atrás” y aplica muy bien para la novela “La forma de las ruinas”: “Ficción es fingir, modelar, dar forma a algo, tallar.” Relaciono la definición con lo dicho al final de la obra, en Notas del autor. Los lectores percibimos que lo narrado por Juan Gabriel es real y por eso el comentario adquiere relevancia cuando nos manifiesta que su obra es “una obra de ficción” ¿Qué elementos determinan la ficción en lo narrado? Tienen que ver básicamente con el manejo del lenguaje en el que nos deja ver no sólo sus pensamientos profundos sobre la impactante realidad que le llega, si no con las palabras que elige: sonoras y cargadas en muchos casos de metáforas y símbolos. Tiene que ver también con el manejo de otros recursos como los narradores, los diálogos, la construcción de los párrafos, etc. Recursos que no encontraremos en los textos históricos. Podría dar varios ejemplos de prosa poética, pero destacaré unas frases en las que encontraremos un gran manejo del lenguaje, profundidad filosófica y un agudo análisis del estado emocional de Carlos Carballo. Cuando quiere convencer a Vásquez de que el escritor R.H que acababa de morir, le iba a escribir el libro que tanto deseaba y siente que Vásquez no le cree: ““Me miró con tristeza. “Usted no me cree”, dijo. “Ya veo. Usted cree que me lo estoy inventando”. Fue como si se sacudiera una persiana: alcancé a ver, en un instante brevísimo, una expresión de vulnerabilidad que no había visto antes y que en todo caso no era la vulnerabilidad de la impostura…Todos vivimos vidas ocultas , pero a veces se sacude la persiana y entrevemos una acción o un gesto y sospechamos que allá detrás hay algo, y no sabemos nunca si lo oculto nos interesa porque no logramos verlo o por el esfuerzo inmenso que ha invertido alguien para que no lo veamos… y es por eso que la mentira vuelve a la gente interesante: porque ninguna mentira es perfecta y monolítica; porque basta observar durante un tiempo sostenido o con atención terca y constante para que la persiana se mueva y asome brevemente aquello que el otro no quiere dejarnos ver.” Páginas 152 y 153 de la editorial ya citada. A medida que el autor le da forma al relato sobre la historia de vida, de Carlos E Carballo, genera que los lectores lo conozcamos y entendamos el porqué de sus teorías conspirativas y lo más importante: evita que lo juzguemos. Al final, captamos cómo Vásquez ha superado sus prevenciones; lo percibimos muy cercano y esa cercanía nos contagia y terminamos igual que Juan Gabriel, sintiendo afecto por él; lo mismo pasa con el doctor Benavídez. Nos lo acerca con su historia de vida. El acercamiento inicial de Vásquez con él, lo lleva a Carlos E Carballo y con Carballo al padecimiento de una fuerte obsesión compartida. En las últimas páginas, Vásquez nos revela su descubrimiento sobre el gran motivo de Carlos E Carballo, para que le escriba el libro: “Y pensé que el deseo de Carballo no era sólo salvar del olvido una verdad que nunca había nacido en el mundo de las cosas históricas, sino también darle a su padre una existencia que no había tenido nunca hasta ahora… quería que yo hiciera un mausoleo de palabras para que en él habitara su padre…porque así su padre no sólo tendría un lugar en el mundo, sino que habría jugado un papel en la historia.” Páginas 540 y 541. Al tiempo que nos sumerge en los relatos históricos, Vásquez nos conduce a grandes reflexiones personales; la más íntima, su postura como padre y pareja ante el nacimiento traumático de sus hijas. Nos deja ver también, su mirada (propiciada por el doctor Benavídez) sobre un tema de trascendencia como es la eutanasia. Revela además su temor, de convertirse en un inquilino de su país por haber vivido muchos años fuera de Colombia. Nos comparte las dos formas que él percibe de ver la historia: “Una es la visión accidental, para lo cual la historia es el producto azaroso de una infinita cadena de actos irracionales, … y la otra es la visión conspirativa, un escenario de sombras y de manos invisibles y ojos que espían…todo ocurre por una razón, los accidentes no existen y mucho menos las coincidencias, y donde las causas de lo sucedido se silencian por razones que nunca nadie conoce…” página 539. Sabemos que Carlos Carballo está ubicado en la visión conspirativa y que Vásquez después de vivir de cerca a Carballo y su relato, se debate entre las dos formas de contemplar la historia. Otro tema importante que le da el título a la obra, son las ruinas de los dos hombres asesinados, Uribe Uribe y Gaitán y que tanto obsesionan a Benavídez padre e hijo y a Carlos Carballo: la vértebra de Gaitán y la calota de Uribe Uribe y al cierre de la obra, captamos que Carlos Carballo persiste en su obsesión de ir detrás de las ruinas de Gaitán cuando es apresado por “robar” el traje de paño de Gaitán. Nos enteramos por su mismo relato, de que su único deseo era tocarlo igual que lo hizo su padre, ya cercano a la muerte. La novela empieza y termina con este hecho, formando un círculo. Las ruinas citadas se convierten en reliquias, en símbolos para estas personas que nunca dejan de indagar sobre los verdaderos asesinos de sus muertos. Vásquez, se siente igualmente afectado por la cercanía vivida con la vértebra y la calota. La novela, les da forma a las ruinas, al evidenciar su simbología, con los relatos de los protagonistas y del mismo autor. Como si fuera poco, Juan Gabriel permite que nos acerquemos a él como persona y como escritor, al hacernos partícipes de sus inicios literarios y procesos de escritura de varias obras. Continuamente, cita obras y trozos literarios que evoca en los momentos en que su estado emocional está más comprometido. Seguir las referencias literarias no sólo nos enriquecería como lectores. Facilitaría ahondar más en la novela. La importancia de la cita como autor nos lleva también a la gran idea expresada por muchos escritores y es que las obras literarias sólo se completan cuando son leídas porque son los lectores los que, con sus historias de vida, encuentran las respuestas a los grandes interrogantes que en ellas subyacen. Juan Gabriel como gran escritor, no se compromete a afirmar la veracidad de lo contado; pero con sus complejas reflexiones y con la modelación que le da a lo narrado, nos deja a los seguidores de sus obras, con inmensas preguntas y zozobras y somos únicamente los lectores, los que podemos inferir si los relatos de Anzola y Carballo cobran sentido. Para cerrar, cito lo expresado por Vásquez en una de sus últimas entrevistas, para que analicemos con mayor profundidad, el sentido de lo narrado por personas afectadas directamente por la historia. En una entrevista realizada por Claudia Morales a Juan G Vásquez y a Sergio Cabrera, el 30 de enero de 2021, en el Hay Festival en Cartagena, Medellín y Jericó con motivo de la última novela de Vásquez, él expresa: “Lo que imaginamos que es la verdad, no se puede acceder de la mano de la historia. Se necesitan los relatos de todos para armar la historia colectiva. La literatura tiene un espacio fundamental en esto. La historia se escribe desde el poder. La literatura le quita el monopolio a la historia.”. Tengo presente la entrevista porque tanto en “Volver la vista atrás” como en “La forma de las ruinas”, elabora las tramas con base en las vivencias de los personajes tocados directamente por acontecimientos históricos. Acontecimientos que, de alguna manera, nos han marcado a todos los ciudadanos de este país

No hay comentarios:

Publicar un comentario